domingo, 31 de mayo de 2020

El movidote del año 1000




El año mil, además de ser un año muy redondo y bonito para la gente con TOC, fue un año de efervescencia cultural y miedo a partes iguales para la gente de la Edad Media. A la gente le entró una obsesión con que iba a ser el Fin de los Tiempos, que la iban a palmar muy fuerte y que lo mejor que se podía hacer era caerle bien a Jesucristo para que te guardara huequito en la cola de entrada al Cielo.

No fue ninguna enfermedad ni una amenaza que viniera del exterior. Fue la doctrina cristiana la que empezó a predicar que con el aniversario de los mil años de la venida de Jesucristo, el combate definitivo del Bien contra el Mal y, finalmente, el Juicio Final. Esta idea se basaba en interpretaciones del libro del Apocalipsis, del que no voy a citar literalmente para no ser farragoso pero incluye conceptos como “Satanás se librará de su encarcelamiento de mil años”, “caer fuego del cielo”, “estanque de fuego y azufre” y “los muertos resucitarán para comparecer frente a Jesucristo, quien los juzgará por sus obras”.

Si algo le gusta al cristianismo es un buen apocalipsis que haga borrón y cuenta nueva. La moral cristiana está DESEANDO que Dios se dé cuenta que la Creación se ha descontrolado y haga un Alt+F4 en toda regla. Yo lo estoy deseando y parece que mi misma opinión la compartían un porrón de señores y señoras medievales.

- Lo siento, señora, no tenemos ninguna mesa libre.
- Oiga, soy Herminia Pérez, y estoy aquí en la lista.
- Cariño, por favor, no montes otro numerito y deja trabajar a San Pedro.
- ¡Voy a valorar el Cielo con una estrella en Tripadvisor!

Aunque parece ser que revisiones historiográficas posteriores han encontrado que a los cronistas del siglo XIX se les fue la mano con eso de idealizar la psicosis del año mil (y no hubo tantos disturbios ni peregrinaciones masivas a los Santos Lugares) sí que hubo movimiento. Personalmente guardo con ilusión el recuerdo de la profesora de medieval contándonos, con visible emoción, como la gente se tomó muy a pecho la llegada del primer milenio. Y qué queréis que os diga, yo quiero creerme esa parte del debate historiográfico.

Y lo cierto es que, profecías cristianas aparte, era como para creerse que el mundo se estaba acabando. En especial, en la Península Ibérica, los musulmanes estaban conquistando y derrotando paulatinamente a los reyes cristianos. Y no hay mejor forma de interpretar que el Mal está suelto que los musulmanes (malos) derrotando a los ejércitos de la cristiandad (buenos) alrededor de mil años después de la primera venida de Cristo.

Espera mi llegada con la primera luz del quinto día, al alba, mira al este.

Pero la cosa no acaba ahí. Si eras inglés tenías a los vikingos incordiando. Si eras francés es probable que estuvieras en medio de las luchas entre señores feudales. Si eras italiano tenías una plaga bien rica. Por no hablar de manifestaciones universales como eclipses o cometas… hambres, epidemias, herejías sea cual sea tu apocalipsis favorito, tenías para elegir. El caso es que parece que llegaba el cambio de milenio y se vivían “tiempos interesantes”.

Pero tampoco era algo exacto. No había un calendario unificado para toda la cristiandad, y la cuenta de los años tampoco era exacta del todo. En la Península Ibérica nos gustaba contar los años según el uso de la “era hispánica”, que comenzaba en el año 38 a. C. porque había sido el año de la pacificación de Hispania por Augusto. Dicho de otra forma, el 31 de diciembre de 999 no hubo una psicosis mayor que en 17 de abril de 1005 o el 7 de agosto de 997. La gente humilde sólo sabía que se les estaba agotando el tiempo y que tarde o temprano el Fin del Mundo iba a comenzar. El milenarismo realmente empezó mucho antes que el año mil, y siguió vigente durante GENERACIONES.

El remake que se hizo mil años después tampoco estuvo a la altura de la primera parte.

El caso es que todo ese miedo que se terminara el tiempo hizo que la gente sintiera que a Dios le estaba sonando el despertador allá arriba. Y la mejor manera de ganarse un pedacito de Cielo era aprovechar la prórroga y hacer buenas acciones deprisa y corriendo. Más o menos como cuando se aproxima la fecha de entrega de algún trabajo, y de repente se apelotona todo a última hora, mientras esperas que sea suficiente y te acuerdas de todas esas veces que dormiste siestas de tres horas porque la entrega aún estaba lejana.

En el año mil eso se tradujo en una nueva ola de fervor religioso y un regeneracionismo moral e intelectual por parte de la propia Iglesia, que además empezó a edificar iglesias en el característico estilo románico. Georges Duby cree que precisamente el año mil supuso el despertar de la cultura, una puesta en valor de la escritura y de la confección de documentos, por lo que la huella histórica del miedo del año mil es enorme.

¿Qué nos ha dejado la pandemia este 2020? Gente aplaudiendo en los balcones y la canción “Resistiré” hasta la náusea ¿En serio ese será nuestro legado?

Coronavirus, aprende lo que es un apocalipsis como Dios manda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario