domingo, 25 de marzo de 2018

Stalin fue un buen tío




Os voy a contar una cosa: la entrada de hoy es para los colegas. Vosotros también podéis leerla, ojo, pero esta semana estoy escribiendo para el grupo de amigos con los que voy a ir a ver la película “La muerte de Stalin”.

Aún no he visto la peli y no os podría decir si es buena o es mala. Pero tengo grandes esperanzas porque sale Michael Palin y Steve Buscemi. Si veo que hay material, probablemente escriba una entrada. También deposito mis ilusiones en muchos chistes sobre la Gran Purga y todo eso, y como mis colegas no tienen ni puta idea al respecto, voy a informarles un poquillo.

Y de paso, os cuento por qué Stalin fue un buen tío.

Los tres estados de Stalin: Primero "Niño de la Familia Addams", luego "Hipster de Malasaña" y finalmente "Borat".

domingo, 18 de marzo de 2018

Los Idus de marzo




Hay días regulares, días malos y días como los Idus de Marzo. En la escala de días de mierda, detrás de los Idus de Marzo sólo está “ser Polonia el 1 de septiembre de 1939”, para que os hagáis una idea de la magnitud de absoluta mierda.

Pero para saber qué fueron los Idus de Marzo, primero os tendría que hablar de Julio César. Si has pensado mentalmente “ah, en EMPERADOR Julio César” te invito cortésmente a abandonar este blog. Y cuando digo “cortésmente” significa “con inusitada violencia y baneo de IP”.

En primer lugar, Julio César NUNCA fue Emperador de Roma. A pesar de que las instituciones republicanas romanas fueran debilitándose con el tiempo y perdiendo su importancia, el primer emperador como tal fue su sobrino-nieto: César Augusto. Las cosas claras y el chocolate espeso (y negro como mi corazón).

Bueno, a lo que íbamos. Julio César.

Julio César utilizaba corona de laurel para disimular las entradas. No le molaba que se le viera el cartón.

domingo, 11 de marzo de 2018

Urbanismo cutre. Hoy: Barcelona.




A ver, os tengo que confesar una cosa: odio las grandes ciudades. Madrid o Barcelona me parecen ciudades que han perdido las proporciones humanas y, por tanto, se han deshumanizado. La ciudad no sirve al hombre, sino que es el hombre el que muere al palo de la ciudad: grandes distancias, trayectos eternos, contaminación, sobrepoblación…

Vamos, que soy un tío de provincias, y estoy orgulloso de ello.

“Pero tío, si en Madrid tenemos todo lo que queremos” quedáoslo. De verdad, no me interesa Madrid más allá de ir al Prado y a un par de sitios más. Este es mi consejo: Madrid tres días máximo, independientemente que “los mejores [inserte aquí lo que sea] se encuentran en Madrid”.

Pero por lo menos Madrid no tiene el calor pegajoso que tiene Barcelona. La proximidad al mar hace que prefiera que me abran la cabeza con una piedra y me extirpen el cerebro sin anestesia con una cucharilla para helado a tener que viajar a la Ciudad Condal. Es un calor que te hace estar cansado sin haberte levantado de la cama y una humedad que convierte tu capacidad cognitiva en algo pastoso y lento.

Yo aquí leo "Romperte una pierna vs. romperte un brazo".