lunes, 29 de abril de 2013

Diógenes de Sínope (que no Síndrome de Diógenes)




Diógenes era el típico griego genérico que te viene a la mente cuando dices “filosofo”. Perfil griego, barba canosa y mirada penetrante. Eso sí, si viviera ahora yo me lo imagino como un punkarra perroflauta con pedigrí más que como un anciano filósofo venerable.

Solo que Diógenes era el demente filosofo que no eran sus  colegas más acomodados. Al igual que personas que en su tiempo fueron considerados excéntricos (como Dalí o Valle-Inclán) se le ha reconocido su genialidad con el paso del tiempo. Hoy en día señores respetables con pajarita en el cuello pueden hablar de él en sesudos debates pero en su época debía ser tan temido como un rumano tocando la acordeón en un vagón de metro.

Diógenes el perroflauta inspeccionando la iluminación de su loft céntrico

lunes, 22 de abril de 2013

De profesores y bilis




Es puente y la concepción del tiempo y el espacio se me distorsiona de tal modo que no se en que día vivo ni, cuando me levanto de la cama a las mil, donde me encuentro. Aprovecho estos días para disfrutar de una dosis de libertad vigilada y no demasiado ostentosa antes de entrar en la espiral de decadencia social que son los exámenes.

¿De qué puedo hablar esta vez? ¿Qué tema voy a sacar esta semana? Pues bien, caballeros (y damas), hoy toca hablar de profesores. Si, profesores. Esas personas que en un mundo ideal y justo serían los garantes del progreso intelectual. Que cojones, en un mundo ideal los profesores de universidad deberían ser venerados por el resto de personas “no-tan-cualificadas” como dioses en carne mortal.

Miren que artificial y falso es todo, miren

domingo, 14 de abril de 2013

El domingo de Bouvines




Hoy es domingo así que… ¿Por qué no hablaros de un domingo que cambió la historia del panorama europeo?

Remontémonos a la Plena Edad Media, con las relaciones feudovasalláticas en pleno esplendor y como colofón de una serie de conflictos que construyeron la Baja Edad Media: las Navas de Tolosa (1212), Muret (1213) y, finalmente, Bouvines (1214). En primer lugar tenemos a una batalla entre musulmanes y cristianos pro el dominio de la Península Ibérica; en la segunda una batalla entre cátaros (muy herejes pero con un buen cristiano Pedro II defendiéndoles) y Bouvines, que ahora explicaré.

Están dormiditos, no muertos, ¿no veís que están a la sombra de unos arbolicos?

martes, 9 de abril de 2013

An unexpected update appears



Actualización sorpresa (como sorpresa ha sido lo que me he llevado), diría que es una actualización blitzkrieg pero me estaría adelantando varias décadas al concepto porque hoy traigo (sumando a la de ayer) doble ración de Primera Guerra Mundial.

Y es que hoy he sido obsequiado (¿o más bien galardonado?) con estas maravillosas cupcakes (si no sabes lo que son las cupcakes puedes llamarlas “madalenas para modernetes”) de temática primeraguerramundialera. Si, ahora es adjetivo.

Gracias a Daniel y a Elena por la sobredosis de azúcar.





 
Pero no, les quiero como a mi propia prole

Hala, sin corte para ocultar contenido, que se vean.

lunes, 8 de abril de 2013

La Gran Guerra (vol. V)




Interludio bélico I: ¿Por qué nunca habrá un videojuego realista de la Primera Guerra Mundial?
Imagina un juego en el que tu misión es capturar una ciudad enemiga en el plazo de cuatro años y que resulte imposible.

Ningún videojuego puede recrear la impresión de ver un tanque por primera vez, ni la mortalidad de un ataque de gas

Imagina un juego en el que no puede mover tropas sin que sean brutalmente eliminadas por las tropas enemigas.

Un juego de la Gran Guerra sería imposible de crear, en el que el único recurso sean los propios soldados y que derroches miles y miles de recursos en cada asalto. Imagina un juego en el que el objetivo es esperar sentado a que se abra otro frente y se debilite la posición de tus enemigos mientras ellos esperan lo mismo. 

Y por supuesto manteniendo un costoso ejercito que amenace con arruinar el país.

Imagina un juego que es imposible ganar

lunes, 1 de abril de 2013

De soviéticos y miniaturas


Hola a todos. Como habréis visto ayer no actualicé el blog, faltando a mi palabra una vez más.
Pero tengo mi coartada: estaba terminando de montar y empezando a pintar miniaturas ¡miniaturas! 

Compréndanlo.

Más de un centenar de rusos recién salidos de la gran época dorada del comunismo: la Segunda Guerra Mundial. Ah, y un T-34 para redondear la cifra y darme más trabajo (porque odio las miniaturas grandes y planas como… si, los tanques).

Finalmente, un día más tarde (ya sabéis, mejor tarde que nunca) os traigo mis tejemanejes con documentación gráfica incluida (y para intentar justificarme, para qué negarlo).




El ejército en todo su esplendor.