domingo, 29 de marzo de 2020

Ay, que ilusión, ¿Por qué sigue siendo mi primera cuarentena?




Y comienza la tercera semana de confinamiento sin final aparente a la vista. Recomiendo encarecidamente leer la actualización de esta semana escuchando la  Danse Macabre de Camille Saint-Saëns. Si prefieres algo más moderno también tienes It's the end of the World as we know it, de REM. Sin razón especial, simplemente porque le pega a estos tiempos que estamos viviendo. Si estás leyendo esto para desconectar del coronavirus, malas noticias para ti.

En realidad espero que todos los que estén leyendo esto tengan papel higiénico y salud en grandes cantidades, que parece que es lo más importante en estos tiempos. Eso y tener perro, que tener perro es como poseer un salvoconducto que te hace invisible a la visión por movimiento que tiene la policía.

De hecho, se está creando una brecha irresoluble entre la gente que tiene perro y la gente que carece de perro. Antes de la pandemia veía a esos pobres desgraciados paseando a los animalillos al punto de la mañana, un día de enero con escarcha aun en la calle, y pensaba “cómo me alegro de tener gato”. Hoy aparto un poco la cortina y, con los ojos entrecerrados, apuñalo con envidia a todos los paseantes que veo en la calle*.

domingo, 22 de marzo de 2020

Ay, que ilusión, sigue siendo mi primera cuarentena




Que rica la semana en cuarentena ¿eh? Maravillosas noticias para todos, pues hoy mismo se ha ampliado quince días más. Quince días de ambrosía de puertas para adentro que harán las delicias de los más caseros y prolongarán la pesadilla de todos aquellos adolescentes que han empezado a fumar y sus padres aun no lo saben.

Si la primera semana la gente mataba por un rollo de papel higiénico y comida imperecedera, en esta segunda semana comienzan a escanear los snacks. Parece que la gente se ha dado cuenta que estar en casa no están malo, y que si van a pegarse viendo series y películas la gran mayoría del tiempo, por lo menos que sea con unas buenas patatas fritas en la mano. Y no hablo de libros, que pasar páginas mientras comes risketos no es recomendable.

Parece ser que para alguno eso de quedarse en casa se les hace cuesta arriba, más irritante que limpiarse el culo con lija de grano grueso. Ya he visto a varios vecinos, a la desesperada, redecorar sus casas: uno ha dado una manita de pintura a las rejas del balcón, y otro lleva varios días con el taladro cambiando cuadros de sitio. Yo mismo me he dedicado a repasar un montón de cosas de casa y ahora me siento como una especie de Übermensch que puede arreglar todo, el parangón de la masculinidad clásica.

En esta cuarentena me he convertido en la fusión perfecta de estos dos.

domingo, 15 de marzo de 2020

Ay, que ilusión, es mi primera cuarentena



La semana pasada, cuando estaba escribiendo la entrada para este magnífico blog que leen cuatro gatos,  hice varios chistes sobre el coronavirus. Mucho jiji-jaja pero ninguno pensábamos que, una semana después, íbamos a estar confinados 15 días en nuestras casas.

Que por mí no hay problema, ojo. Tengo toneladas de miniaturas sin pintar, y mientras no falle la conexión a internet, todo irá bien. Este tiempo que nos ha tocado vivir es grandioso, tiene todo lo malo que las epidemias del pasado, pero por lo menos tenemos WIFI. Personalmente me he preparado bien: tengo libros, tengo mil cosas que hacer (y que no haré con la excusa de que el mundo se acaba y todo eso) y en el peor de los casos, tengo una caja de bolis bic en algún punto de la casa y papel suficiente como para escribir la gran novela española que rivalice con el Quijote. Sólo necesitaré otra pandemia para pasarla a máquina sin que me dé pereza.

¡Señores! ¿Qué hacen ahí? ¿Quieren morir O QUÉ?

domingo, 8 de marzo de 2020

Morir ahora de coronavirus es como morir de Peste Negra en la Edad Media




Hoy me ha salido el titulo un poco largo, pero es que el coronavirus nos va a matar a todos, como ya hizo la Peste Negra de una forma mucho más horrible. La muerte es inexorable e inevitable pero, por ahora, párate a disfrutar un momento de estas palabras escritas que aparecen en la pantalla de tu ordenador. Que mañana puede toser una persona a tu lado y luego qué ¿eh? ¿qué?

La Europa del siglo XIV iba provocando: ya no había grandes invasiones ni guerras, el comercio era próspero y lucrativo, las ciudades estaban llenas de vida y gente… de hecho la población crecía tanto que no había comida para todos. Pero ya se sabe cómo son estos siervos, que se les deja comer tres veces al día y te terminan pidiendo elegir a sus representantes.

La Peste Negra surgió de la globalización que supuso el comercio a larga distancia en la Edad Media. ¿No queríais sedas y especias del Próximo Oriente? Pues toma una enfermedad que diezma al más de un tercio de la población de Occidente (y en torno a la mitad de la población de los reinos mediterráneos). Y aun encima tuvo varios revivals menores a lo largo de los siglos siguientes, para que la gente no se acostumbrara a eso de no morir horriblemente, porque no hay nada más viral que la enterobacteria Yersinia pestis.

Por una parte murieron millones de personas, por otra parte se alcanzó la cima en cuanto a modas médicas.