Si hay una
costumbre que he adquirido en estas últimas semanas, probablemente haya sido la
de hablar de cualquier tema, pero una semana tarde. Esto está basado en una
serie de decisiones desafortunadas, que me hacen siempre ir detrás de las
vanguardias. Y seguramente está fundamentado en la desafortunada decisión
inicial de empezar una carrera de letras.
El caso es que,
no sé si os habéis enterado, pero el Duque de Edimburgo nos ha dejado, estando
el chavalote en la flor de la vida.
Llegar a casi un
siglo de vida es motivo de admiración para los ingleses. Conseguir llevar casi
100 años resistiendo las tentaciones de saltar, en ropa interior y bajo los
efectos del alcohol, desde un balcón es lo que diferencia a un true
gentleman de la chusma. El funeral de estado es por eso, no os engañéis.