El año mil, además de ser un año muy redondo y bonito
para la gente con TOC, fue un año de efervescencia cultural y miedo a partes
iguales para la gente de la Edad Media. A la gente le entró una obsesión con
que iba a ser el Fin de los Tiempos, que la iban a palmar muy fuerte y que lo
mejor que se podía hacer era caerle bien a Jesucristo para que te guardara
huequito en la cola de entrada al Cielo.
No fue ninguna enfermedad ni una amenaza que viniera
del exterior. Fue la doctrina cristiana la que empezó a predicar que con el
aniversario de los mil años de la venida de Jesucristo, el combate definitivo
del Bien contra el Mal y, finalmente, el Juicio Final. Esta idea se basaba en
interpretaciones del libro del Apocalipsis, del que no voy a citar literalmente
para no ser farragoso pero incluye conceptos como “Satanás se librará de su
encarcelamiento de mil años”, “caer fuego del cielo”, “estanque de fuego y
azufre” y “los muertos resucitarán para comparecer frente a Jesucristo, quien los
juzgará por sus obras”.
Si algo le gusta al cristianismo es un buen
apocalipsis que haga borrón y cuenta nueva. La moral cristiana está DESEANDO
que Dios se dé cuenta que la Creación se ha descontrolado y haga un Alt+F4 en
toda regla. Yo lo estoy deseando y parece que mi misma opinión la compartían un
porrón de señores y señoras medievales.
- Lo siento, señora, no tenemos ninguna mesa libre.
- Oiga, soy Herminia Pérez, y estoy aquí en la lista.
- Cariño, por favor, no montes otro numerito y deja trabajar a San Pedro.
- ¡Voy a valorar el Cielo con una estrella en Tripadvisor!