Esta será la última actualización que escriba sobre la
pandemia. Este será el último fin de semana que leeréis sobre el confinamiento
antes de volver a la nueva normalidad en este blog. Si me veo obligado a salir
de casa a hacer cosas de persona adulta, es que la enfermedad ya ha terminado,
y por lo tanto no tiene sentido que siga escribiendo sobre algo que no existe.
Como, por ejemplo, los Tarte- [se lo llevan a rastras mientras grita y
patalea].
Según el esquema que tengo aquí apuntado en un trozo
de papel apenas usado, tengo que hablar de cómo la lían los madrileños. Así que
empecemos por hablar de cómo le diseñas a un madrileño una fase especial (la
pase 0,5) porque no le puedes pasar a la fase 1 pero se está poniendo muy
pesado con eso de salir de la fase 0.
Pero es que le das un poquito de libertad y te montan
una manifestación en coche (¡en coche!) por el centro de la ciudad. Como si
echaran de menos la boina negra de contaminación que tiene siempre la ciudad y
se esforzaran muchísimo en recuperarla cuanto antes después de que el aire se
hiciera respirable porque durante el confinamiento nadie se movía de casa. No como ahora, que estamos a punto de entrar en la fase 2 y la calle parece un hormiguero.
La manifestación era algo así pero con menos bailes y más banderas de España.
Pero dejemos de hablar de la gente que se acercó el
fin de semana y pensó que el mejor plan era meterse en un coche todo el día, en
mitad de una de las primeras olas de calor que ha llegado al país, y hablemos
de los verdaderos héroes. ¿Qué verdaderos héroes? Pues los verdaderos héroes,
quiénes van a ser.
Puedes elegir de una larga lista quienes son tus
héroes preferidos. Sanitarios, personal de limpieza, cajeras, feriantes… puedes
elegir el sector que quieras y terminar con un “los verdaderos héroes de la
pandemia” y ya tienes un titular con el que rivalizar con periódicos de tirada
nacional. Con eso y con salir a aplaudir al balcón ya has cumplido a crear una
nueva normalidad mejor ¿verdad? Menuda sudada de trabajar por un futuro mejor.
En estos momentos de pandemia, te* queremos.
Pero bueno, esa gente de aplaudir en el balcón y
sentirse superiores no me cabrea tanto como algo que he visto proliferar
muchísimo en la televisión y que seguro que cuando lo diga vosotros también
vais a caer en la cuenta. Los anuncios buenrolleros de multinacionales hijas de
puta que se quieren hacer un lavado de cara fingiendo compromiso social.
Una mutua de seguros utiliza lagrimeo fácil y asegura
que hay que “separarnos para volver a estar juntos” y “distanciarnos para
volver a acercarnos”. Una empresa de telefonía comienza diciendo que la
tecnología no sustituye a las personas, por irónico que resulte. Un banco, en
una voltereta con triple mortal, insiste en que está “ahí contigo”.
En la última planta del rascacielos de alguna
multinacional, una reunión del departamento de marketing ha quedado congelada en el tiempo. Mientras
las luces se van apagando, en una diapositiva de Powerpoint que se proyecta en
la pared blanca, se puede leer “Pon a abuelos, que la gente se acuerde que el
virus afecta sobre todo a la tercera edad, pero pon también mucha gente
sonriendo para que vean que somos optimistas. Pon paisajes sacados de stocks de
imágenes para recordar a la gente como era salir de casa”. Se apaga el último
foco y queda el proyector encendido.
Fundido a negro. Comienzan los créditos.
* Nos referimos a ti, dinero que estás en el bolsillo metafórico del lector.
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