A ver, que llevo un mes desaparecido.
No es que me haya fugado a una playa paradisíaca y esté disfrutando de una piña colada ante un inmenso océano de aguas cristalinas. La realidad es otra: estoy encerrado frente al ordenador, sudando como un pollo, desde hace un mes.
Dirijo un curso de verano de la Universidad de Zaragoza, y no tengo tiempo para todo, así que el tiempo que dedicaba a mis aficiones y malemplear mi tiempo libre ha sido sustituido por tiempo que paso sufriendo una crisis existencial y lamentándome de haber dejado las cosas para última hora.
No os preocupéis, está todo bien.
Por ahora.