Concretamente, estoy hasta loso cojones de que la Edad Media
esté consensuada como una época atrasada y oscura en la que la gente no se
lavaba y vivía entre el fanatismo religioso y la superstición absurda. Porque,
claro, aun no había llegado la CIENCIA™ para abrir los ojos a la gente.
Dentro de todos los tópicos absurdos, el que más me molesta
es el del Ius Primae Noctis, el famoso Derecho de pernada. Ya sabéis, ese
privilegio que tenía el noble de cortar probar a la novia la noche de bodas
para ver si había salido buena. Uno de los ejemplos más utilizados para
referirse a esa bárbara Edad Media en la que el feudalismo campaba a sus anchas
por Europa y todo el mundo evitaba ducharse.
Pues bien, el derecho de pernada estaba muy mal conceptuado
en la sociedad medieval. Era un abuso y no un uso de los derechos feudales. De
la misma forma que, teóricamente, un señor feudal podía maltratar a sus
siervos, un señor feudal podía follarse a sus siervos. Eran suyos, él era noble
y estaba regido por unas leyes diferentes.
PERO.
Un señor feudal tenía la obligación de proteger a sus
siervos. Si los mataba, pese a que posiblemente no se le castigara por ello, tampoco
iba a estar bien visto. Ni por sus siervos (obviamente, que no son esclavos
sadomasoquistas) ni por el resto de señores feudales. Tenías unos privilegios,
sí, pero también había unas normas que cumplir. Como en todo juego.
Que un rey tolerara las malas prácticas de uno de sus señores podía deberse a muchas razones, pero la más normal era la de ganarse al noble en concreto. Pero eso no hacía que estuvieran bien. La figura legal, utilizando la forma medieval original, es ius maletractandi: el derecho del noble para maltratar a sus siervos.
Follar con siervas estaba muy bien, ¿pero sabes qué estaba
mejor? El dinero. Esa es la razón por la que esos “malos usos” de los
privilegios feudales solían estar relacionados con lo económico. ¿Que alguien
moría sin testamento? Ahí estaba el señor feudal con un saco con el símbolo de
la moneda de curso legal de la época ¿Que te querías marchar del feudo de tu
señor? Ahí estaba el señor feudal con un saco con el símbolo de la moneda de
curso legal de la época pero, esta vez, esperando agazapado como el peaje en
una autopista.
Lo mismo pasaba si, por ejemplo, un incendio arrasaba la cosecha: el campesino no solamente tenía que joderse por haber perdido el fruto de todo su trabajo, sino que además tenía que reponer todo lo que el señor, el propietario del terruño, había perdido. Y como comprenderéis, este tipo de comportamientos estaría mal visto ahora y estaba mal visto entonces.
El señor feudal podía cobrar una suma simbólica a sus
siervos por usar las infraestructuras (como puentes o caminos) o servicios
(como el molino). Un precio muy elevado de esas tasas también era advertido
como despotismo por parte del señor. Y si un señor se empeñaba en usar mal los
derechos que tenía, se podía liar pardísima, básicamente porque la gente traga, pero solamente por un rato.
Al principio, los campesinos descontentos podían atacar a los recaudadores y tomarse la justicia por su mano. A lo mejor el molino se incendiaba misteriosamente y nadie sabía nada. O quizá la garita en la que se cobraba el pontazgo (el impuesto por el uso y disfrute de un puente) aparecía derribada una noche. Misterios misteriosos de la Edad Media. Si el señor feudal no quería darse cuenta de estos detallitos, ya se pasaba a la rebelión armada, algo tan común en la Francia medieval que se acuñó el término “jacquerie” para referirse a las turbas de campesinos hartos que querían dar matarile a sus señores.
Pero en fin, que estábamos hablando del Ius Primae Noctis.
Que se te levanten a la novia el día de la boda, puede
cabrear notablemente más que el que te quieran estafar por cruzar un puente. Los
investigadores no han encontrado pruebas fehacientes que demuestren que
ocurriera, y se piensa que es una interpretación intencionadamente parcial, que
hicieron en la Edad Moderna, de una ceremonia feudal en la cual, el señor, para
aprobar el matrimonio de sus siervos, tenía que pasar por encima de la novia. Y
luego les cobraba, claro.
Porque si al señor feudal le picaba la entrepierna, no tenía
más que ejercer su posición de poder y violar a alguna sierva, cosa que ocurría
(y sigue ocurriendo hoy en día). Que fuera un acto criminal, estuviera penado y
se ganara el rencor de sus siervos, era otra cosa…
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