Durante las próximas semanas, me dedicaré a publicar análisis de la colección "Armas y letras" de la editorial Amarú. Me parecen unos libros bastante interesantes y amenos de leer. No recomendaría nada que no pensara sinceramente que merece la pena.
Así que empecemos.
Si te digo “Esmond Romilly” probablemente no te suene de
nada, pero no te preocupes, para eso estamos aquí. Normal, toda la fama se la
lleva Orwell y su Homenaje a Cataluña.
Pero ¿te suena Winston Churchill? Un tipo así regordete, que fumaba puros como
quien come pipas y que fue primer ministro de Inglaterra durante la Segunda
Guerra Mundial. ¿Te va sonando? ¿sí? Pues Romilly era su sobrino. Y me acabo de enterar de que tiene twitter.
En concreto, era conocido con el pintoresco mote de “el
sobrino rojo de Winston Churchill”. Una especie de Indiana Jones, pero
periodista en vez de arqueólogo. El odio hacia los nazis se mantiene inalterado,
en cualquier caso. Era la oveja negra (¿o roja?) de una familia acomodada
británica y durante toda su vida demostró ser un joven rebelde repleto de romanticismo
aventurero.
Su rebeldía lo condenó a tener unas relaciones tensas con
los estirados colegios privados que tanto gustaban en Gran Bretaña. Se fugó de
varios e inició su carrera intelectual en otros tantos, pero la jerarquía, las
normas y la rancia moral de las instituciones lo espantaba. Acabó decidiendo
que eso de estudiar en esas academias no es lo que más le gustaba y se puso a
trabajar en lo que buenamente pudo.
Esmond Romilly sirviendo unos pelotazos en algún lugar de Miami, allá por el final de los años 30.
Su romanticismo lo empujó a alistarse como voluntario para
combatir en la Guerra Civil Española. Llega a Madrid con 19 años. Espera, que
os dejo digerirlo un poco…
...diecinueve ...
...malditos ...
...años ...
… que yo a esa edad estaba a otras cosas. No te sabría decir
cuál era mi máxima preocupación en aquel momento, pero desde luego que no era
la de sobrevivir al fuego enemigo en las trincheras de la Ciudad Universitaria.
Su tierna edad le hace ganarse la amistad de muchos de los
integrantes de su batallón, que lo ven con cierta simpatía. El batallón de
británicos de las Brigadas Internacionales es usado como carne de cañón en los
frentes del Cerro de los Ángeles (allí coincide con Keith Scott Watson), Ciudad
Universitaria y Boadilla. Aunque ve a la gente morir alrededor suyo y es
consciente de que los quieren matar, lo ve todo desde una óptica infantil.
Suites con todo lujo y comodidades para soldados en la Ciudad Universitaria. Manta roñosa disponible con suplemento.
Sus análisis políticos tienen una madurez impresionante,
pero mientras están silbando las balas a su alrededor piensa que por qué le
están intentando matar, que él es solamente un voluntario y no un soldado. Y es
que Romilly es, irónicamente, un pacifista. Aunque es pacifista, no es pacífico
y considera que hay que frenar al fascismo como
sea. Su antifascismo es lo que le lleva a luchar en España y,
posteriormente, alistarse para luchar en la Segunda Guerra Mundial.
Como he señalado, Romilly ve la batalla desde un punto de
vista algo pueril. Más o menos la idea que tienen ahora los críos de cómo es la
guerra, después de haberse pasado un par de "Call of Duty”. Con la ingenua idea
de “cómo voy a morir yo, si siempre mueren otros” que se refuerza porque su
unidad no es de las que más bajas sufren al principio de la contienda.
Menciono Call of Duty y buscando imágenes para ilustrar, encuentro esto. Predestinación.
Sin embargo, esa idea que tiene Esmond no parte del
patriotismo o de la heroicidad. Él no quiere alcanzar la gloria, es consciente
de la dimensión política del conflicto y no busca sólamente aventura, es un
protagonista humano. Cuando descubre que la gente que muere a su alrededor
muere “de verdad” se empieza a preocupar. La inocente frivolidad se transforma
en miedo y se llega a arrepentir de estar en el frente.
A principios de enero de 1937, Esmond regresa a Inglaterra.
Conoce casualmente a una mujer de la que se enamora perdidamente y con la que
se casa. No volvería a la Guerra Civil Española como soldado. Volvió brevemente
como corresponsal cubriendo el Frente Vasco, pero apenas fueron unas semanas
antes de que tuviera que volver forzosamente a Francia.
Vasco a punto de comerse varios cartuchos de dinamita. Por allí arriba es lo que llaman "desayuno de los campeones"
Durante toda la obra, Romilly se niega a aceptar que es un
soldado más, él quiere tener el status de “voluntario”. Siempre mantuvo una relación
complicada con el comunismo que provenía de Moscú, y veía con dudas la
jerarquía y ortodoxia de algunos de sus compañeros. La obra emana euforia en la
primera parte, duda y “pero dónde me he metido” en la segunda y gratitud y
respeto por sus compañeros en el último tramo.
Boadilla es un buen libro, como obra tiene el “seal of
approval” de Hugh Thomas. Temáticamente tiene una fuerte carga elegíaca, sobre todo
hacia el final de la obra, y muestra sin adornos propagandísticos la realidad.
En la página 258 dice, hablando precisamente de sus compañeros: Murieron y fueron olvidados, ya que sólo
fueron importantes por un día. Después vinieron otros combatientes, otros
mártires, otras adhesiones. En general, el capítulo 14, el último de la
obra, es el resumen trágico de toda la obra.
Romilly rehace su vida después de lo vivido en España, se
casa con Jessica y tiene una hija. Viaja a Estados Unidos para encontrar empleo
y asentarse, pero estalla la Segunda Guerra Mundial y decide alistarse en la
fuerza aérea canadiense para combatir al fascismo en Europa. Esmond muere a los
23 años, en una misión sobre Alemania, dejando a los músicos del “Club de los
27” como un puñado de decrépitos ancianos achacosos.
Puede que su vida fuera corta, pero sin duda fue intensa. A
sus 23 años, Esmond Romilly había desarrollado un pensamiento político personal
que se desviaba de la ortodoxia, había luchado en dos guerras, había encontrado
el amor, se había casado, había formado una familia y, finalmente, había
ingresado en la fuerza aérea.
Lo cual hace que me plantee qué estoy haciendo con mi vida.
Si te ha gustado esta entrada, puede que te interesen estas otras de la misma temática:
- Esmond Romilly: "Boadilla".
- John Sommerfield: "Voluntario en España".
- T.C. Worsley: "Los ecos de la batalla".
- Frank Pitcairn: "Corresponsal en España".
- Varios Autores: "La prensa británica y la Guerra Civil española".
- Keith Scott Watson: "Rumbo hacia una España en guerra".
- Katharine Atholl: "Con los reflectores sobre una España en guerra".
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- Katharine Atholl: "Con los reflectores sobre una España en guerra".
Aunque haya tenido una vida muy intensa dejó a una viuda... y es que pudo vivir el resto de su vida con ella y dedicarse a otras cosas (como escribir libros) pero bueno, supongo que murió haciendo lo que le gustaba
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