Aragón, que es la
comunidad autónoma en la que vivo, por fin ha permitido moverse libremente
dentro de ella. Se acabaron los controles de policía y los “por favor, vuelva a
su pueblo Y NO SALGA” mientras te golpean repetidamente con una porra
impregnada de gel hidroalcohólico. Ahora podría ir a Barbastro, como en el
1064.
Ah, la Edad
Media. Una época en la que “Guerra Santa” aun significaba algo… ahora, todas
las guerras son laicas y no molan tanto. Pero antes de ponernos nostálgicos, a
lo que vamos: la época en la que el Papa Alejandro II dijo que estaba bien
matar gente, si se hacía para defender el cristianismo, claro.
Pasado el miedo a
que se acabara el mundo en el año mil, resulta que los cristianos se sentían
invencibles. Dios no había desencadenado
el Armagedón, y eso sólo podía significar que le gustábamos. Así que nada, año
1000 de nuestra era, con la Península Ibérica conquistada prácticamente hace
trescientos años por los musulmanes, los cristianos se habían empezado a dar
cuenta que le faltaba metros del piso.
En Aragón en aquella época éramos unos adelantados, y empezamos con eso de hacer Cruzadas antes de que fuera popular y todo el mundo quisiera ir a Tierra Santa. El problema es que los valles perdidos en los Pirineos, que los musulmanes habían ignorado por insignificantes, Resulta que eran insignificantes y no tenían suficiente poder demográfico para iniciar una reconquista por sí mismos.
¿La solución?
Pedir ayuda al Papa.
También se
sumaron normandos, italianos y levas papales. El contingente se hizo ya
internacional cuando se unieron unos cuantos catalanes a la fiesta, aunque mi
deber como aragonés es difamar a los catalanes, que para algo son nuestros
vecinos. Y ya se sabe que con los vecinos hay que llevarse mal sí o sí.
Y conquistaron
Barbastro después de poner la ciudad bajo asedio. La Taifa que se supone que
tenía que defenderla no acudió a su ayuda, y los cruzados acabaron entrando
como Pedro por su casa. Y con esa expresión me refiero a que entraron,
saquearon y asesinaron a quien les dio la gana. Que para eso tenían bula papal y había que aprovecharla al máximo cometiendo el mayor número de pecados, que no iban a puntuar.
La fórmula cristiana
de hacer la Guerra Santa había funcionado. Habían cumplido los objetivos que se
habían marcado, no como hago yo con los objetivos que me marco a principios de
año, y habían recuperado Barbastro para la cristiandad. Los propios franceses
le cogieron el gusto a lo de tener una excusa para invadir nuevos territorios y
se convirtieron en auténticos hooligans de las cruzadas.
Pero la alegría
de tener Barbastro bajo la protección del único y verdadero Dios no duró más
que unos meses. Los musulmanes contraatacaron, masacraron a la población, se
cargaron al nuevo administrador y se quedaron tan panchos.
Pero lo
importante es que el haber conquistado Barbastro había puesto en marcha una
dinámica muy característica de la Edad Media en Occidente.
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