domingo, 21 de marzo de 2021

La Comuna de Paris

 


El otro día se celebró el 150 aniversario de la Comuna de París, y es una efeméride importante que recordar porque representa una época anterior a que comunistas y anarquistas se echaran una maldición gitana mutuamente y se dejaran de hablar. La Comuna de París, sesenta días de revolución autogestionada y acento francés a espuertas. Sesenta días de hacer cosas, hasta que fue sofocada en un baño de sangre.

Pero ¿Cómo se llega a que la capital de una nación le diga al resto de la nación “mira, ahí os quedáis” y se independice? ¿Podría ocurrir eso con Madrid y hacer feliz al resto de la geografía española? Las respuestas, como siempre, son complejas.

Resulta que la Guerra Franco-Prusiana no fue demasiado bien para Francia. Napoleón III no había estado a la altura de alguien que se llamara “Napoleón”, y los prusianos le había humillado militarmente. Los alemanes habían pasado la mano por la cara a Francia, no sin antes sitiar durante cuatro meses su capital. Como comprenderás, los parisinos estaban cansados de sufrir cuatro meses de sitio y por eso, cuando el Gobierno Francés® capituló con los prusianos en Versalles, los parisinos pensaron que era momento de mandar todo a la mierda.

La ciudad de París en toda su monumental gloria.

París rompió relaciones con el gobierno y los revolucionarios llenaron ese vacío político. La Guardia Nacional, que había resistido el ataque prusiano, consideró humillante que Bismark quisiera hacer un desfile de la victoria por la ciudad. Que el desfile terminó ocurriendo, porque nadie le dice que no a un tipo con el bigote de Bismarck, pero París se cabreó bastante.

Y la ofensa siguió cuando el presidente, Adolphe Thiers, dijo que era hora de desarmar a la Guardia Nacional parisina porque la guerra ya había acabado. Los parisinos tenían otros planes, le contestaron “vete al carajo” y se dedicaron a montar la Revolución Francesa 2: ahora con más revolución. Ante la insurrección armada, Thiers se echó a correr y no paró hasta llegar a Versalles. Los habitantes más conservadores de la capital y los funcionarios hicieron lo mismo.

Trabajadísima bandera de la Comuna de París.

Y comienza el periodo reformista de la Comuna de París, con leyes para, por ejemplo:  limitar los alquileres, conceder pensiones, separar Iglesia-Estado o derogar la guillotina. Esto último es especialmente divertido si tenemos en cuenta que la Comuna de París es de 1871 y la última ejecución producida en Francia con guillotina es de 1977, aunque no es legalmente derogada hasta 1981.

El caso es que la Comuna empezó a dejarse llevar por ese utopismo socialista tan característico del siglo XIX. Comenzó a implantar escuelas, comedores, orfanatos… durante la primera semana, tiempo que tardó el Gobierno Francés® en movilizar un ejército para conquistar París. La Comuna se constituía formalmente el 28 de marzo, y los ataques comenzaron el 2 de abril. El 21 de mayo ya había una cabeza de puente dentro de la ciudad, que comenzó a ser sistemáticamente “pacificada”.

Así aprenderán esos opresores monumentos.

Los revolucionarios, ante el avance del ejército, se dedicaron a destruir todos los monumentos que pillaron y les recordaban el legado del Gobierno Francés®. Numerosos palacios (el de las Tullerías, el de Orsay…) así como las casas de gente que se había significado a favor de Napoleón III. Y la Columna Vendôme, como no le podían meter fuego porque la chapa de bronce no prende, la derribaron. Y el Ayuntamiento de París, también, por si acaso.

Adolphe Thiers debía ser muy fan del arte, porque se empleó a fondo con la represión. Se fusiló a veinte mil personas (cifra que iguala a los muertos en combate), se encarceló en presidios y campos de trabajos a miles y se deportó a las colonias del Pacífico (literalmente, la otra punta del mundo) a otros tantos miles. Además, la ciudad estuvo bajo la ley marcial durante cinco años.

En fin, que escribir todo esto me ha dado tremendas ganazas de jugar al Victoria II.

1 comentario: