domingo, 27 de septiembre de 2020

El soldado medieval según Hollywood



Estoy hasta los cojones de la Edad Media.

Intestas desconectar un poco de tu día a día, enciendes la televisión y te pones a ver una película. “Anda, transcurre en la Edad Media” piensas. Media hora después ya has sufrido tres embolias y un infarto cerebral que pasaba por ahí. Las batallas medievales en las películas dan todo el asco.

En primer lugar, lo que más llama la atención son las flechas de fuego que usa todo dios. Existir, existen, pero son una flechas que en vez de punta tienen una “jaula” para  poner dentro material inflamable y lanzarlo lejos, básicamente es una forma de intentar prender fuego a los techos e iniciar fuegos durante un asedio. La capacidad de perforación es nula, y rebotarían contra cualquier superficie (y eso incluye el cuerpo de una persona) para caer al suelo de forma inofensiva. Por no hablar del alto porcentaje que se apagan en pleno vuelo por el simple hecho del aire que genera un desplazamiento rápido.

En contra de la creencia popular, Minecraft no es 100% históricamente correcto.

Los arcos y las ballestas tienen cierto poder de penetración, pero no se clavan en lar armaduras como si fueran de papel. El poder de penetración suele venir dado por el tipo de punta que se utiliza en la flecha o el virote, por lo que tiene que haber cierta planificación antes de la batalla. Tampoco puedes disparar desde medio kilómetro de distancia porque las puntas de flecha pesan y el proyectil pierde la fuerza tan necesaria para perforar.

Olvídate de tener un arco tensado tiempo y tiempo a la espera que el mandamás de turno de la orden de disparar, es jodidamente cansado. En la cultura popular se ha puesto el arco como el arma preferida para las mujeres porque como que las mantiene alejadas del combate cuerpo a cuerpo, que es sucio y más de hombres. Pero en realidad se necesita unos brazos la hostia de fuertes para tensar la cuerda bien. Si puedes viajar en el tiempo, no retes a un duelo de pulsos a un arquero medieval, te lo digo yo.

Ah, el clásico traje riguroso de soldado medieval.

El siguiente tópico también va de armas: la espada. En las películas todo el mundo lleva una espada y, si molas lo suficiente, dos. En la vida real era mucho más común utilizar la lanza por dos simples razones: economía de materiales y economía de tiempo. Simplemente párate a pensar el metal que se gasta en hacer una espada y luego súmale la materia prima para hacerle la funda y todo eso (y por favor, nada de llevar la espada en la espalda, tus brazos no son lo suficientemente largos para hacer el arco que describe un arma que se desenfunda). En comparación, una lanza gasta mucho menos materiales.

Y lo mismo ocurre con el entrenamiento: no es suficiente con agitar una espada delante de ti y esperar que tu enemigo se meta en el molinete de bordes afilados, necesitas técnica, saber parar los golpes y saber cuándo conviene un golpe cortante o uno punzante. Una lanza mantiene al enemigo a una distancia prudencial y ya sabes que la punta afilada es la que hace daño, y que solo puede usarse para pinchar.

Espadas a dos manos, el "tengo un yate amarrado en el puerto" de la Edad Media.

Lo mismo ocurre con la armadura: poca gente podía llevar el cuerpo protegido en su totalidad. Cuando tenías dinero para comprar una pieza de armadura, lo primero solía ser el casco, porque la cabeza tiene la manía de sobresalir suculentamente y ser indispensable para la vida. Y esa es la principal razón por la que la OMS desaconseja, por ejemplo, quitarse el casco en mitad de una batalla, por muy guay que quieras quedar.

El noble de turno era el responsable de convocar y armar a su mesnada en tiempos de guerra, pero eso no quiere decir que todos fueran perfectamente uniformados y equipados, ni mucho menos. Todo ejército medieval tenía un núcleo duro de soldados profesionales acostumbrados a pelear, herederos de la tradición militar, veteranos del “dónde clavar qué” para matar a una persona. Estos muchachos solían llevar cotas de malla o, más adelante, armaduras parciales.

Fuera quedaba el pobre soldado de leva, que llevaba lo que podía permitirse. Como ya hemos visto, una lanza, un escudo y algún cuchillo al cinto. Muy lejos de la imagen que tenemos de las películas porque, no lo vamos a negar, un campesino con una lanza no impone tanto como un caballero medieval.

La próxima semana repaso los apuntes que tengo y os cuento la segunda parte: La batalla medieval según Hollywood.

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