No sé si sabréis, pero Estados Unidos es la tierra de
los libres. Y a una persona que cree ciegamente en que tiene todo el derecho
del mundo a hacer lo que quiera, no le puedes decir “chacho, no hagas eso, que
te vas a hacer daño” porque no te va a hacer caso.
Esa es un poco la historia de Salton Sea.
A principios del siglo XX, un hinjeniero cometió un
error garrafal al diseñar un canal de irrigación para aprovechar las crecidas
del río Colorado. El resultado fue que no se regaron las fértiles tierras del
Imperial Valley, sino que se inundaron. Hasta dos años después no se pudo
subsanar el error, pero para aquel entonces el caudal del Río Colorado ya había
creado un mar artificial en las anteriores llanuras de Salton.
En 1909 se creía que para 1920 el lago ya se habría
secado, pero en realidad se convirtió en una fuente de ingresos para los
habitantes locales. En 1935 se midió el lago y se estipuló que la profundidad
del lago era de 248 pies. Salton Sea no era solamente una enorme reserva de
agua, sino que además comenzó a florecer una incipiente industria pesquera
(tanto comercial como recreativa). Por no hablar de los deportes acuáticos.
Paradisíaco destino para toda la familia.