domingo, 12 de abril de 2020

Resulta que sigue siendo mi primera cuarentena





Hola, página en blanco. Soy yo. Otra vez.

Sé que hace mucho que no hablo de cosas históricas en el blog, pero me hice la absurda promesa de que no hablaría de cosas históricas durante la cuarentena. Esa promesa tenía sentido cuando en teoría íbamos a estar un par de semanas sólo, y pensaba que serían un par de semanas de monólogo absurdo y chistes baratos, pero resulta que no. Podría dejar de hacerlo, pero rompería mi promesa. Y como hombre con un código moral del siglo XIX que soy, el honor lo es todo. ASÍ QUE LA PROMESA SIGUE EN PIE.

Es posible que te hayas dado cuenta, si eres uno de esos hackers que me espían a través de la webcam, de que paso mucho tiempo delante del ordenador. Esto es porque, en ausencia de luz solar, he decidido que la pantalla del ordenador suplirá la carencia de luz natural. Ah, ya noto como el futuro ciberpunk se va acercando cada vez más a mi vida diaria. Pronto llegarán los mejoras biónicas chulas.

Ojalá poder ir a comprar el pan el coche para sentirme así en la carretera.

Esperaba que esta semana de confinamiento viviéramos una insurrección cofrade, sobre todo en las tierras andaluzas donde la Semana Santa es algo sagrado (je), pero por lo visto este colapso de la sociedad no sirve ni para eso. Y no voy a ocultar mi decepción porque esperaba la imagen de tremenda fuerza visual de un montón de personas encapuchadas luchando contra la policía con tremendo ahínco mientras evitaban que la talla de madera se cayera al suelo.

¿Qué más ha ocurrido esta semana? [Ojea unos papeles para darle dimensión dramática al asunto] 

Ah, sí, NADA. No ha ocurrido nada. Podría justificar que estoy poniendo mi granito de arena con esto de la pandemia, pero realmente mi granito de arena es no obstaculizar a la gente que está haciendo algo. Ni vivo en un bloque de pisos para hacerle la compra a abuelillos, ni voy a dar una sesión de música con el Singstar Latino ni tengo el ego tan grande como para decir que pongo todo lo que escribo gratis en el blog para haceros más llevadero el confinamiento. Porque sé que incluso siendo gratis no me va a leer ni el tato.

Resumen fidedigno del estado actual de mi unidad habitacional.

Estoy ilusionado pero también estoy decepcionado. Estoy ilusionado  porque estoy viviendo en primera persona un acontecimiento histórico que va a cambiar el mundo (esperemos) que a mejor. Que tengamos miles de fallecidos, con los medios y tecnologías actuales es impresionante porque ya hemos pasado la época en la que curábamos las enfermedades con sanguijuelas.

El problema es que durante la década de 1920 hubo una gran depresión económica de la hostia, pero la sufrió gente que había presenciado los horrores de la Primera Guerra Mundial, y eso da un poquito de caché en el ranking de desastres a los que has sobrevivido. Nosotros nos vamos a comer una depresión económica igualmente interesante, pero nos habremos quedado cómodamente sentados en casa sin tener ataques de estrés postraumático después de ver como muere el resto de tu batallón en una barrera de artillería alemana.

Pero bueno, ya basta de hablar de mí y de mis insatisfechas esperanzas de que comiencen los saqueos descontrolados. ¿Cómo lo llevas tú?

No hay comentarios:

Publicar un comentario