Estoy escribiendo esto el jueves, después de haber
salido del cine de ver en preestreno “Mientras dure la guerra” y desde el
momento en el que me enteré que iba a ver la película rodeado de críticos de
cine y señores muy serios en traje, sabía que iba a escribir mi opinión sobre
la película. Bueno, y desde que la anunciaron, también.
Los que me lleváis siguiendo un tiempo ya sabéis que
soy un brasas que intenta analizar cada gran estreno al que se le llena la boca
con la palabra HISTORIA. Algunas películas sí que tienen un sustrato histórico
importante y están bien ambientadas, otras están cogidas por pinzas y luego está
Dunkerque.
Por fortuna, “Mientras dure la guerra” es de las
primeras. Y para mí, historiador especializado en la época en primer lugar y
persona obsesionada con la época en segundo lugar, ha sido una delicia. Excepto
algunos detalles tontos de ambientación que los más puristas que yo señalarán
indignados, la ambientación y el vestuario son muy buenos.
Es de sobras conocida la afición que tiene Alejandro por recrear conocidos memes durante el rodaje de sus películas. En el caso concreto de la fotografía mostrada, el famoso meme de Rick Grimes en "The Walking Dead".
Pero supongo que no os habéis parado a leer esto para
que os diga cosas tan abstractas como que me han gustado el vestuario o la
fotografía. Queréis barro, queréis polémica. Queréis que coja la película y la
arrastre por el suelo polvoriento y la pisotee. Pero, desgraciadamente,
sospecho que no hace falta que lo haga yo porque “Mientras dure la guerra” es
una película que va a recibir por todos los lados.
No va a gustar a los rojos más irredentos porque no es
tajante con el golpe de estado. Tampoco va a gustar a los fachas porque no
trata con el debido respeto al Caudillo salvador de España y al Héroe Millán
Astray (que aún no se ha estrenado y ya estoy leyendo llamamiento al boicot
desde los sectores más derechistas). Y luego, estarán los puristas del cine a
los que no les gustará la película porque les parecerá algo básico y
superficial.
Y es que la película retrata a los militares golpistas
como "militares con sus cosillas jaja", una camarilla de
incompetentes con ganas de protagonismo y egos heridos que se sublevan porque
la República no les ha dado el protagonismo que querían. La película es
especialmente dura con Franco, a quien ridiculiza en exceso para hacerlo
parecer un patán que no se entera de nada, casi como si fuera el protagonista
de una comedia mediocre.
Además le quita muchos puntos a la película que Franco no lo interprete Carlos Areces.
De hecho, es tan visceral con Franco que casi lo
blanquea. Y todos sabemos que no hacía falta blanquear al dictador porque
Franco ya tenía el culo blanco porque su mujer lo lavaba con Ariel. En
“Mientras dure la guerra” Franco es un pobre idiota que tiene voz de pito,
ausencias en mitad de las conversaciones importantes, habla a destiempo y vive
manipulado por su propia camarilla.
Por su parte, Millán Astray es retratado un poco
mejor. Lo ponen como un hombre de acción, una figura paternal con sus soldados
y tan orgulloso con sus heridas de guerra que roza el humor negro. Sí que es
cierto que lo arrastra por el barro en un par de ocasiones, pero es básico en
la construcción de un personaje verlo en sus momentos más altos y más bajos. Y
después de todo, hay que reconocer que Millán Astray fue un hombre explosivo,
no un intelectual.
El mayor problema que veo con los personajes no es que
los traten con más o menos respeto, ya que, como he dicho, creo que es
importante verlos en situaciones jodidas. El problema que tengo es que todos
los personajes son unidimensionales, extras que se mueven por un decorado con
los que Unamuno interacciona más o menos veces. Porque su única función es la
de darle dimensión a Unamuno en comparación.
Unamuno recomendándote comer bien.
La película desaprovecha sus premisas y muchas veces
cae en tópicos y simplificaciones. El propio Unamuno se pega gran parte del metraje haciendo gala de una especie de inocencia ingenua que se torna en culpa
hacia el final de la película y
finalmente una redención cutre que llega en los últimos cinco minutos. Hay que
esperar a los últimos momentos de la película para ver una evolución del
personaje, que se pega en la misma posición ideológica todo el tiempo hasta que
le llega la redención en el último momento, porque sí.
También tiene frases que son, literalmente, fanservice
para historiadores. Cuando veáis la película, sabréis a qué frases me refiero
porque, si tienes un nivel muy básico de Historia, te harán levantar una ceja y
sonreír. Una especie de guiños humorísticos para los elegidos. Tranquilos, los
vais a reconocer porque no son sesudos chistes ocultos ni crípticas
referencias, Amenábar considera que “los elegidos” deberían ser personas que
han aprobaron Historia en la ESO.
Pese a todo, no creo que sea una película mala, solo
pienso que es una película que se ha quedado a medio camino y no ha alcanzado
todo su potencial. Visualmente es muy buena, y la ambientación está muy
cuidada, simplemente no está a la altura.
Un sólido 7/10.
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