domingo, 23 de junio de 2019

Ya va tocando una buena guerra





Ya va tocando una buena guerra ¿no? Quiero decir, no una guerra asimétrica ni una guerra de país contra país, una buena guerra mundial de estas que arrastran al mayor número de países que pueden. No soy experto en geopolítica y la verdad es que la coyuntura actual no la controlo demasiado pero… ¿con quién está aliado ahora mismo Pakistán? Es para un amigo.

No es que sea uno de esos adolescentes obsesionados con el honor que visten camisetas negras, sueñan con un arma automática y escuchan a Sabaton porque son el único grupo musical que hace canciones sobre batallas históricas (suspiro). Si estalla una guerra espero que mi educación superior tengo un poco de peso y termine siendo un oficial de sillón de esos que hablan mucho y se manchan poco. Hay que ser realistas y prácticos.

La semana pasada Irán derribó un dron estadounidense. Yo ya estaba frotándome las manos para que Donald Trump siguiera su línea de “primero hablar, luego pensar”, esa línea que ha ido siguiendo férreamente. Y ya fantaseaba con la idea de que la última guerra de la humanidad estallara por una tremenda faltada de respeto en Twitter entre gobernantes de dos países. Pero no pasó.

ATENCIÓN: la imagen del dron puede o no puede corresponderse con el modelo de dron derribado. Yo que sé, no me pagan por investigar esas cosas.

A lo largo de la Historia, la población de seres humanos se ha ido regulando de manera natural de vez en cuando con plagas y guerras. La Peste Negro dejó una Europa preciosa para entrar a vivir directamente, y la Primera Guerra Mundial convirtió la zona del norte de Francia en un emplazamiento perfecto ya excavado para segunda residencias con sótano.

Es que, no sé, ¿no tenéis la impresión de que hay como demasiados chinos? Por otro lado, la población de ingleses no se puede regular solamente con el balconing, es necesario otro Somne o algo. El otro día iba por la calle y estaba pensando “joder, qué bien encajaría el tío ese en un regimiento de infantería prescindible destacado en primera línea de batalla”. Y una vez surgió ese pensamiento, ya empezaba a reclutar mentalmente a gente en el “Regimiento de Infantería Prescindible nº3”.

Venga, voy a intentar detonar una guerra civil aquí y ahora. Tortilla de patatas: ¿con cebolla o sin cebolla?

Quiero decir, el cambio climático se está haciendo patente cada día más ¿no molaría que todos los países pulsaran sus botones rojos y empezaran una guerra nuclear que mandara el mundo a tomar por saco? Si tenemos que extinguirnos, por lo menos podríamos extinguirnos a lo grande, con clase. Que si hay una raza alienígena inteligente observándonos diga “vaya forma impresionante de acabar con todo”.

Puede que estés pensado que soy una persona horrible, que hablo a la ligera de la vida de miles de personas que pueden perecer en un conflicto global. Tienes razón, soy un monstruo por bromear con estos temas. No sé cómo puedo hablar tan frívolamente de la teoría malthusiana, con lo que te importa a ti la teoría malthusiana y lo en serio que te tomas cualquier progresión geométrica de la población ¿verdad?

Vamos, Francia, colabora un poco.

Por todo ello, creo que en estos momentos sería muy positiva una guerra a escala global que diezmara la población mundial. Básicamente estoy pidiendo que se haga un Thanos, pero haciéndolo bien, sin dejar al azar quien vive y quien muere y sin ponerse tan drástico, que me conformo con que perezca un 20% de los habitantes del planeta. No hace falta que mencione países porque seguro que están viniendo a la mente unos cuantos, racistas de mierda.

Con todo este existencialismo quiero decir que ya ha llegado el verano y que da puto asco. Que ya estoy empezando a escribir cubierto de una fina capa de pegajoso sudor.

Si eres de esas personas que están contentas “porque ya ha llegado el veranito”, que sepas que voy a hacerte cosas que harían palidecer al peor psicópata del corredor de la muerte de Estados Unidos. Sé dónde vives.

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