Esta semana vamos a retroceder en el tiempo a una época más
fresquita y, aprovechando que aún no es más temporada alta, vamos a viajar a un
sitio más tropical. Bienvenidos a octubre de 1962. Bienvenidos a la Guerra
Fría. Bienvenidos a la isla de Cuba.
Cuba había experimentado una revolución socialista a
mediados de los años cincuenta. La razón era muy fácil: la isla tenía un
gobierno corrupto a niveles indignos hasta para países del Caribe, famoso en el
siglo XVII por sus corruptos piratas. Básicamente, y para simplificar las
cosas, diremos que la burocracia estatal cubana se bajaba los pantalones y
dejaba que los estadounidenses tuvieran un buffet libre de lo que quisieran.
Por lo que fuera, a los americanos les molestó que les
cerraran las puertas de “Cuba: el parque de atracciones para toda la familia” y
empezaron a buscar la manera de volver a la isla. Eso incluía una estupenda
lista de actividades como, por ejemplo: bloqueo económico, sabotaje civil y
militar, espionaje, propaganda contrarrevolucionaria, intentos de asesinato, fomento
de células disidentes y muchas más actividades que no nos caben en el folleto
publicitario.
Recordad que un holocausto nuclear puede crear monstruos que te acecharán en sueños durante años.
Pero los americanos habían subestimado la solidez del recién
instaurado socialismo cubano y, visto que las acciones “sutiles” no surgían
efecto, recurrieron a la fuerza bruta invadiendo la isla en Bahía de Cochinos.
Obviamente no invadiría la isla Estados Unidos, que para eso la CIA se había
molestado en diseñar un plan sofisticado y refinado, la isla la invadirían
exiliados y mercenarios. Y fue un fracaso.
Entonces Estados Unidos se dejó de sutilezas y pensó, en un
soliloquio interno, que si quieres hacer algo bien tiene que hacerlo uno mismo.
Y así comienza a diseñarse la Operación Mangosta, una invasión en toda regla de
la isla de Cuba por parte del Ejército de Estados Unidos. Y yo ahora mismo
estoy resistiendo precariamente la necesidad de empezar una partida al Hears of
Iron.
Ay, mierda. Ha vuelto a pasar.
El caso es que la URSS se entera de ese plan y se chiva, en
el típico movimiento rastrero que tanto odiábamos en la escuela, a Cuba. Por su
parte, ya que se ha chivado de forma ruin y que parece que comparten el odio a
Estados Unidos, Cuba pide protección a la URSS. Y los comunistas le dicen a
Castro que lo mejor que pueden hacer para garantizar su seguridad es poner una
base de misiles bien gordos apuntando a Estados Unidos.
Estados Unidos, que se pasaba por el forro eso de respetar
el espacio aéreo de los países, estaba espiando a Cuba con aviones espía y se
acabó enterando de que habían germinado misiles con capacidad nuclear en las
costas cubanas. Sorprendido y alarmado por el hecho de que podían bombardear
sus ciudades (apenas a un par de cientos de kilómetros de distancia), Estados
Unidos se hizo el ofendido y el digno.
Tecnología punta de vigilancia para países con presupuestos apretados.
Los capitalistas bloquearon con su flota la isla y los
comunistas dijeron que no iban a ceder. Durante días se soltaron bravuconadas el
uno al otro por los canales oficiales, pero por debajo de la mesa dijeron
“bueno, sí, ¿pero ahora qué hacemos?” porque, en contra de la creencia popular
extendida por los videojuegos, un holocausto nuclear es solamente
“moderadamente divertido”. Incluso se llegó a establecer el famoso Teléfono
Rojo, con línea directa entre los presidentes, después de este incidente.
Y de esta forma comenzaron negociaciones secretas entre las
dos superpotencias. Que si “desmantélame los misiles de Cuba por favor que me
dan miedo” que si “quítame esos misiles de Turquía que me asusto”… La URSS
llegó a pedir a Estados Unidos que dejara de intentar invadir a los cubanos,
todo sin tener en cuenta al gobierno de La Habana. Más o menos como si los
adultos decidieran a qué extraescolares apuntan a sus hijos (porque quieren lo
mejor para ellos) pero nadie les preguntara directamente a los críos.
Moscú sabía qué era lo mejor para cada uno, y punto.
¡POLLAS! ¡LOS MISILES ERAN COMO POLLAS DE CONGOLEÑOS APUNTANDO A LA FLORIDA!
ResponderEliminarAle ya está, ya he liberado la tensión, de nada.
Mis lectores nunca me defraudan.
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