Roma no mola

El Imperio Romano (hablando así en general) no fue más que la dominación del Mediterráneo y algunos territorios más por el pueblo más bruto del momento. De la misma forma que el matón de clase controla el patio del colegio.

Los romanos tienen una larga tradición de matar gente, de imperialismo y (por lo visto) de protofascismo. Los romanos fueron una monarquía, pero no les gustó demasiado eso de tener un monarca y acabaron cargándose a la dinastía real. Luego fueron una república, pero no les gustó demasiado eso de tener poder limitado y acabaron asesinando al tío que sospechaban que iba a destruir la República para poner en su lugar al tío que destruyó la República. Y luego, con los emperadores, la cosa se jodió a tantos niveles que unos bárbaros vestidos con pieles acabaron con todo.

Roma no era un pueblo especialmente destinado a la grandeza. De hecho, en sus primeros momentos, estuvo dominado culturalmente por otro pueblo vecino, los etruscos. Roma simplemente fue el pueblo que antes cogió gustillo por destripar a otros pueblos de la Península Itálica. Algo similar habría pasado con Esparta en el Egeo, si Esparta no hubiera tenido la cabeza TAN metida dentro de su propio culo.

Los romanos también fueron famosos por dejar todo a medio construir.

La sociedad romana estaba basada en la desigualdad. Puede sonar escandaloso, pero para que unos pocos pudieran llevar una vida llena de lujos sumamente decadentes, había muchos que tenían que apretarse el cinturón. Tenías a los patricios, que eran la gente con pasta y poder, y los clientes, que eran gente extranjera amiga de los patricios y dependían de estos últimos económica y socialmente. Aparte estaban los plebeyos y los esclavos, y su diferencia radicaba esencialmente en que no podías cargarte a un plebeyo y marcharte tan ricamente.

Por eso la estructura sociopolítica de las ciudades era tan absurda. Primero estaba “LA” ciudad, que era Roma, luego estaba ciudades que no eran Roma pero que tenían sus mismos derechos, las ciudades sin derecho de ciudadanía pero con todos otros derechos, las ciudades con todos los deberes pero sin derechos y las ciudades confederadas, que eran ciudades amigas de Roma pero más despreciables.

Doy gracias a los dioses de que las maquetas no se puedan oler.

Si te ha parecido denso, tengo malas noticias para ti: la cosa sigue. La población romana está articulada en agrupaciones de 10. De esta forma, 10 familias hacían una gens y 10 gens hacían una curia; 10 curias una tribu y 10 tribus una civitas. Obviamente estamos hablando de ciudadanos de pleno derecho, porque los plebeyos sin derechos y los esclavos no importaban a nadie excepto cuando tocaba reunir a las levas para hacer la guerra.

Puede que pienses “ahora que mencionas la guerra: ¿los romanos no eran muy buenos haciéndola?”. Ay, amigo mío y lector fiel, los romanos sacarían notable alto/sobresaliente en el apartado militar… si a esos romanos no les hubiera gustado tanto montase guerras civiles entre ellos. Hasta en cuatro ocasiones los romanos, en su ansia de violencia, empezaron a partir caras de sus propios compatriotas para ver quién tenía razón en discusiones tan tontas como las surgidas a la pregunta “oye, ¿quién debería mandar ahora?”

Tíos brutos vestidos de metal, la principal exportación del Imperio Romano.

Lo cual nos lleva a lo siguiente: los romanos eran buenos con la espada pero malos en lo cultural. Prácticamente todos los aspectos culturales que han pasado a la historia son copiados de los griegos de forma tan flagrante que le daría vergüenza a los plagiadores más infectos que puebla internet. El mayor logro de la cultura romana fue la expansión del latín como lengua franca. Pero claro, no podemos darle una palmadita en la espalda a los romanos simplemente por hablar con los pueblos que conquistaban.

Aunque, para ser sinceros, no me puedo enfadar con una cultura que permitió que alguien escribiera en Pompeya:

Lamentaos, mujeres. Mi pene ha renunciado a vosotras. Ahora penetra los traseros de hombres. ¡Adiós, maravillosa feminidad!