El 21 de julio de 2017 se estrenó Dunkerque, de Nolan. Menos
de doce meses después tenemos “El instante más oscuro”. Significa que, en
alrededor de medio año, tenemos dos películas sobre uno de los episodios más
heroicos de Reino Unido. Y ni siquiera es su aniversario.
¿Qué está pasando?
La película empieza con imágenes de documentales de época.
Contextualizan un poco la época y ponen de manifiesto que el 9 de mayo de 1940
Neville Chamberlain necesitaba un abracito. Parece que alguien se leyó mi análisis sobre Dunkerque cuando empezó a rodar “El instante más oscuro” ¿eh?
De hecho, durante toda la película se lleva el cómputo del
día en el que ocurre la acción. Como la película se mueve en una cuña temporal
muy estrecha, es hasta placentero ver cómo cambia del día 9 al día 10, para
pasar al siguiente día relevante.
En líneas generales, y en materia de Historia, “El instante
más oscuro” es MUCHÍSIMO mejor que “Dunkerque” de Nolan. Simplemente, le da mil patadas: no solo tiene un
contexto histórico muchísimo más trabajado, sino que además trabaja muchísimo
el contexto cronológico. Joder, si es que ni siquiera puedo sacar faltas graves
ni soltar bilis.
- A ver si lo he entendido, Benito... si firmo esto, no habrá guerra en Europa ¿no?
- ...
- Mussolini ¿te estás riendo?
- ¿Yo? que va...
- Mussolini, cabrón, tú te estás riendo.
Eso sí, nada le quita que sea un espectacular lavado de
imagen de Churchill. Nos lo presentan como un tipo excéntrico pero entrañable,
no especialmente seguro de sí mismo pero firme en sus decisiones. Su
alcoholismo y su afición por los puros son retratadas de forma simpática. Un
tío afable pero con mano dura, en definitiva.
En la realidad Churchill no era el mejor político del momento:
desastre en Galípoli, en la Guerra Civil Rusa, en el patrón oro… las malas
decisiones que tuvo abundaban, vamos. En momentos tan duros como son los del
inicio de la Segunda Guerra Mundial accedió al cargo de Primer Ministro de
Inglaterra porque era el que menos daño podía hacer si dimitía, porque ya
sabéis que la guerra tiene esa cualidad de desgastar a los políticos.
Más o menos lo que ocurrió con Portela Valladares en la
Segunda República, que le dieron el poder porque pasaba por allí. Churchill cosechaba
un dudoso currículo de cagadas. Durante la Primera Guerra Mundial se involucró
demasiado en el desembarco de Galípoli, que fue un desastre. Entre sus
detractores se le conocía con el cariñoso mote de “El Carnicero de Galípoli”.
Si algo falta en este blog, son fotos de Manuel Portela Valladares.
En la Guerra Civil Rusa no es que mejorara demasiado. Insistió
en tener mano dura con los bolcheviques y fue partidario de una intervención
británica en la Guerra Civil Rusa. Al final, cuando gran Bretaña oficialmente
dio la espalda a los rusos blancos, él se encargó de seguirles pasando armas de
contrabando a los que luchaban contra los rusos rojos.
En líneas generales, Winston Churchill era visto como un
político belicoso, lo cual contrastaba enormemente con el trauma que tenía
Chamberlain con la guerra. Supongo que ver como toda una generación de ingleses
se quedaba en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial ayuda a que
intentes evitar la guerra por todos los medios. Para Chamberlain apaciguar a
Hitler no era cuestión de gusto, era el “mal menor” que evitaría que otro
cargamento de ingleses se quedaran bajo tierra en la Europa continental.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill se
alejó muchísimo de la visión amigable que dibujan en la película. Sin ir más
lejos, apoyó sin reservas el bombardeo de Dresde, pese a que no tenía valor
militar ni estratégico. Pero la faceta más oscura de Churchill sale a la luz en
Bengala y Checoslovaquia.
- Mister Churchill, tiene que mantener al menos un ojo abierto para poder apuntar.
- Ah, joder, es que a mi todo lo que no sea fumar puros y beber whisky me pilla de nuevas.
Churchill era tremendamente racista. Pero no nos llevemos
las manos a la cabeza, todo el mundo lo era en la época y no pasaba nada. En sus
propias memorias habla de los indígenas de las colonias como si fueran poco más
que animales. Así que no es extraño que bajo su mandato se dictaminara una política
de tierra quemada en las propiedades coloniales británicas de la zona de
Bengala.
Ante el avance de los japoneses por el pacífico, los
ingleses optaron por arrasar los campos y confiscar todo lo que flotara en el
agua, lo cual incluía los barcos de pequeños pescadores. El precio de las reservas
de alimentos almacenados se disparó, haciendo que dos millones de personas
murieran de inanición.
Pero pongamos que no os importan las vidas de dos millones
de indios porque aún quedan otros tantos millones de indios más por ahí.
No quiero asustarle, Señor Churchill, pero puede que tenga un negro detrás.
Checoslovaquia había sido un país joven nacido con los
tratados de paz de la Primera Guerra Mundial. Fue ocupado por Alemania de forma
más o menos pacífica gracias a la pasividad de los Aliados en los Acuerdos de
Múnich. Gracias a esa ocupación pacífica, su industria no se vio afectada y
comenzó a producir armamento para el Reich.
Churchill básicamente adiestró un puñado de comandos checoslovacos
para lanzarlos en paracaídas y que se cargaran al gobernador nazi Reinhard
Heydrich. El plan era detonar una espiral de violencia cuando los nazis
comenzaran a reprimir y la resistencia comenzara a vengarse. Crear el caos y el
desorden para que a los nazis les costara más eso de producir material de
guerra en Checoslovaquia, a costa de los propios checoslovacos a los que les habían
contestado “LOL XD” cuando el III Reich pretendía anexionarse los Sudetes.
Pese a que es carne de propaganda de Churchill, la película me
ha gustado.
Le doy un 7.
No hay comentarios:
Publicar un comentario