Habíamos repasado qué pasaba con Italia
tras la Primera Guerra Mundial, pero aun no os había contado qué pasaba con
Italia DURANTE la Segunda Guerra Mundial. Porque los italianos se parecen mucho
a los rumanos: no saben entrar en una Guerra Mundial sin liarla muchísimo.
En el periodo que va desde julio de 1943 a mayo de 1945,
Italia sufre una invasión desde el sur, una invasión desde el norte como
respuesta a la invasión desde el sur, un proceso de guerra civil y a la mafia
dejando su sello personal en todos sitios.
Después de haber derrotado al Afrikakorps, los Aliados
empezaron a planear el salto del Norte de África al Mediterráneo. Comienzan con
Sicilia y logran que el Rey Víctor Manuel II capitule ante los Aliados en
nombre de las fuerzas italianas, después de haber ordenado encarcelar a
Mussolini.
La Repubblica Sociale Italiana invirtió grandes cantidades en I+D para ganar la guerra. En la foto, "soldados con ramas", su obra magna.
Tras la capitulación, los Aliados cruzan el estrecho de Mesina y los alemanes
invadieron a su antiguo proveedor de pizzas de confianza. Paracaidistas alemanes
liberaron a Mussolini y lo pusieron al mando de la Repubblica Sociale Italiana,
siempre bajo tutela alemana (porque no se fiaban demasiado de la eficiencia
italiana). En el norte de Italia comenzó una represión durísima contra todo
aquel que no fuera fascista, con el visto bueno de las divisiones alemanas.
Los Aliados avanzaron por el sur hasta llegar a la Línea
Gustav, cerca de la ciudad de Cassino. Mientras los Aliados estaban ocupados
(¡casi cinco meses ahí parados!), el Eje pudo preparar la siguiente línea de
defensa: la Línea Gótica. Las cosas se complican políticamente para Italia
cuando los Aliados entran en Roma y el Reino de Italia ofrece tropas para
luchar contra la República Social Italiana.
La Línea Gótica: el último bastión de los alemanes en Italia.
Los alemanes reaccionaron un poco mal al enterarse que sus
antiguos aliados habían tirado la toalla. Cabreados, cruzaron los Alpes y
pusieron bajo su mando los restos de las divisiones italianas que no aceptaron
la capitulación. No faltaron colaboradores deseosos de medrar o fascistas de corazón,
aunque lo cierto es que los alemanes siempre miraron con sospecha a los
italianos.
Los soldados italianos se vieron en una situación comprometida:
luchar con el Eje o rendirse, tal y como les ordenaba su Rey. En líneas generales,
el ejército italiano fue desmantelado y depurado, tal y como se hace con un
ejército derrotado. Muchos soldados simplemente abandonaron el uniforme e
intentaron volver a sus casas, otros incluso llegaron a colaborar con la
Resistencia.
Por su parte, la Resistencia Italiana hacía que la
Resistencia Francesa pareciera una excursión de niñas de 10 años de colegio de
monjas. Cuando comienza la liberación de Francia, el país apenas llevaba 4 años
de ocupación, pero es que Italia llevaba desde 1922 bajo dominio fascista. Comprenderéis la diferencia cuantitativa de
ganas de venganza en el momento en el que los Aliados se dieron cuenta de lo
útil que sería suministrarles armas.
Ese incómodo momento en el que la bandera te roza con lascivia y te susurra guarradas pero no puedes hacer nada y buscas con la mirada la complicidad del fotógrafo.
La Resistencia Italiana era mayormente comunista.
Concretamente comunistas que estaban curtidos ya en ser detenidos y apaleados
en las comisarías, tíos a los que no se les caían los anillos si había que
pegar cuatro tiros. También había intelectuales, disidentes y ciudadanos
cansados del Partito Nazionale Fascista, pero todos estos podían tener más
reparos en eso de salir a la calle a pegar tiros y a hacer la revolución. En la
posguerra, esa diversidad de grados de fanatismo llevará a discusiones sobre la
lealtad, con sus correspondientes purgas internas.
Allá donde las fuerzas de ocupación eran más débiles y el
poder del PNF se resquebrajaba, aparecían células de la resistencia que hacían
la vida imposible a los fascistas notorios del lugar. Los italianos tenían que
despilfarrar demasiados recursos si querían abastecer las líneas del frente; o
eso o destinar grandes esfuerzos en vigilar sus propias espaldas. Los actos de
sabotaje e insumisión se dispararon, sobre todo en las zonas rurales.
Partisanos italianos. Te matan y hacen que tus últimos momentos de vida sean desagradablemente eróticos cuando ves sus pantalones TAN cortos.
El punto álgido de esos partisanos fue cuando capturaron al
propio Mussolini y a Clara Petacci mientras intentaban huir a Suiza. Ejecutados
sumariamente, fueron expuestos bocabajo en una de las plazas principales de
Milán como aviso público. Como os había dicho un poco más arriba, la Resistencia
Italiana realmente le tenía ganas a Mussolini.
Finalmente, el sello “Italia, que hermosa eres” lo pone algo
tan característico como la Mafia. Unas veces colaborando con unos y otras veces
en el bando contrario, estaba por ahí intentando sacar tajada, sobre todo en
las zonas de Nápoles. Los mafiosos suministraron información valiosísima (con fotografías
o como guías) a los Aliados a cambio de inmunidad. Las familias aportaron carne
de cañón a ambos bandos a cambio de poder continuar con sus actividades. Y la
jugada les salió bien durante décadas.
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