domingo, 22 de enero de 2017

Prostitución en el Salvaje Oeste: el motor económico de la sociedad



El Salvaje Oeste. Todo el mundo sabemos cómo es: pistoleros, tiroteos, robos a diligencias… el sabor de lo clásico. Si has ido por Port Aventura sabrás a lo que me refiero. Si vives por el sur, la zona del spaguetti western, incluso podrás haber visto los decorados. Ah, el Salvaje Oeste…

La fiebre del oro, se me olvidaba mencionarla. Y los playmobiles de la gama western. Qué chulos.
Bueno, a lo que íbamos. Cuando comenzó la colonización de las Grandes Llanuras en Estados Unidos, todo el mundo se lanzó en carromatos en busca de nuevas oportunidades para labrarse un futuro. Estados Unidos era, una vez más “la tierra de las oportunidades”. Menos para los indios, claro, que como tenían un tono de piel diferente, no importaban a nadie.

Era el siglo XIX y los seguros de vida y pensiones no estaban aún demasiado desarrollados. Eso del “estado del bienestar” aún no había calado entre los políticos. Los primeros pueblos que se formaron en el Oeste fueron poco menos que campamentos de trabajadores, con pocas o ninguna comodidad. Imagínate un montón de carromatos y tiendas de campaña en mitad de ninguna parte, eso eran los primeros asentamientos.

El clásico "far west", con su banco, su saloon y su montaña rusa acuática de troncos locos.

La población que vivía en esos asentamientos estaba constituida casi en su totalidad por mano de obra masculina que trabajaba en los ranchos de ganado, en las minas o construyendo el ferrocarril. Los asentamientos más grandes se convirtieron en permanentes y se construyeron las características casas cuadradas de madera que perviven en nuestra memoria. Algunos de esos obreros se trajeron a sus familias a vivir con ellos, entrando las primeras mujeres en escena.

La mortandad era ENORME: los asentamientos no tenían medidas de higiene básicas, carecían de una sanidad desarrollada y la prevención de riesgos laborales brillaba por su ausencia. Era normal que más de una mujer acabara viuda en poco tiempo y, una vez más, recordamos que estamos en el siglo XIX. No había demasiadas oportunidades laborales para alguien del sexo femenino en ningún sitio.

La prostitución era una forma de ganarse dinero, sin renunciar a la independencia. Con la cantidad de población masculina que habitaba en esos sitios, las prostitutas pronto se hicieron las dueñas del cotarro. Con todo el dinero en sus manos, lograron erigirse como pilares de la sociedad del Oeste mediante sabias inversiones.

¿Os acordáis de este momento? pues tal cual.

De esta forma, las mujeres que tenían el poder económico, acumularon también un poder de facto al emplear ese dinero en la creación de infraestructuras que necesitaban los poblados. Financiar tiendas, albergues, bancos, escuelas e incluso iglesias (además de otros servicios) fue lo que asentó a las mujeres en las estructuras políticas de esas incipientes ciudades.

Cuando un Estado es incapaz de  controlar toda su extensión, cuanto más en la frontera estabas, menos oprimido estabas. Esto ocurría ya en la antigua Mesopotamia, y es la misma lógica que emplea un adolescente cuando se encierra en su cuarto para huir de sus padres. En el contexto del Salvaje Oeste, en el que la frontera estaba en perpetuo movimiento, significaba que las prostitutas gozaban de más libertades que sus contrapartidas del Este.

- Hola, vaquero, ¿te apetecen un par de té-tazas?

En 1869 las mujeres estaban tan asentadas en Wyoming que fue el primer estado de los Estados Unidos en permitir el sufragio femenino, adelantándose cincuenta años al resto de sus compatriotas. Los ocho primeros estados que otorgaron el voto a la mujer estaban todos en la Costa Oeste. Incluso la primera mujer que alcanzó la categoría de “gobernadora” (Nellie Tayloe Ross) fue en el estado de Wyoming. Eso ocurrió porque, tradicionalmente, en todos esos territorios había una fuerte carga en la independencia de las mujeres.

Obviamente había problemillas, como en todas partes: drogas, maltratos, y otras cosas muy turbias. El Oeste no era un paraíso en la tierra precisamente.


Pero tampoco era la tierra “tan” salvaje que nos han enseñado siempre.

1 comentario:

  1. El sexo es poder jeje. El ejemplo más reciente que conozco es el de Sasha Grey, quien a sus 18 hizo de todo en la industria del porno para retirarse a los 21 a disfrutar las bolsas de dinero que se procuró durante esos tres años. Ahora hace otras cosas pero sigue ganando dinero gracias a su aportación a la industria del sexo

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