¿Os acordáis que hace un par de semanas os hablaba de la
Línea P? Una de las cosas que os contaba es que nunca se llegó a terminar y que
era totalmente ineficaz. La frontera, por muchos nidos de ametralladoras que se
pusieran y trincheras que se cavaran, seguía estando abierta.
Porque eso de crear un montón de fortificaciones y luego no
poner a nadie a defenderlas a lo mejor tiene que ver.
El caso es que los maquis pasaban de Francia a España con
relativa facilidad. Durante la Francia de Vichy eso se acabó, y muchos
guerrilleros fueron delatados y acabaron en campos de concentración alemanes
como el de Mauthausen. Pero, en cuanto Francia se empezó a liberar y los movimientos
de resistencia florecieron, a los guerrilleros españoles volvió a gustarles
otra vez lo de cruzar fronteras.
Un 23 de diciembre de 1938 se iniciaba la ofensiva
franquista que penetraría en Cataluña y llegaría a Barcelona a finales de
enero. Una marea humana de republicanos, sindicalistas, obreros y similares se
dirigió a Francia huyendo de la visión franquista de esa “nueva España”. Muchos
de ellos eran destacados políticos, aunque no fueran políticos de primera fila,
y llevaron su autoridad y carisma al país vecino.
Grupo de salvajes a punto de pasar al otro lado del Muro. Nótese que uno de ellos lleva el famoso Cuerno de Joramun.
Pronto se crearon las primeras redes de guerrilleros que
cruzaron los Pirineos y hostigaron la retaguardia franquista, pese a que la
Guerra Civil se había terminado oficialmente. Misiones de información, sabotaje
o pequeñas escaramuzas eran la especialidad de esos guerrilleros modernos que
estaban, irónicamente y contradiciendo la visión de “guerrillero” que tenemos
actualmente, ayudados por los franceses.
En el verano de 1944 los nazis se vieron obligados a
abandonar la región francesa del Midí. Muchos españoles creyeron que ese era el
momento de que cayera la dictadura filofascista de Franco, y se liberara España
como se había liberado ya Italia y se estaba liberando Alemania de las garras
del fascismo. Muchos de los soldados que luchaban en el bando de los Aliados,
como señalan en sus memorias, guardaban municiones y armas de contrabando para
una eventual invasión de España.
Pero, se equivocaban.
¡Cuanto SWAG en un sólo plan de batalla!
La restauración del régimen quebrado por el golpe de estado
no se produjo. Por lo menos, no se produjo totalmente. El PCE comenzó a diseñar
la “Operación Reconquista”, o lo que es lo mismo: la invasión de España desde
los Pirineos franceses y la formación de un gobierno provisional con Juan
Negrín a la cabeza. El meollo comenzaba el 3 de octubre de 1944 (a lo largo de
todos los Pirineos) y el 19 de octubre (en el Valle de Arán).
La estrategia era simple: se producirían pequeños ataques
por toda la frontera mientras la fuerza principal penetraba en el Valle de Arán,
allí se harían fuertes y el invierno les aislaría del resto del país, a
excepción de un puerto de montaña fácilmente defendible. Con parte del territorio
español con la República restaurada, el descontento se extendería y germinaría
la revolución por toda España. O ese era el plan sobre el papel, al menos.
Lo cierto es que el pueblo no se “sacudió de sus cadenas”
porque estaba atado y bien atado. El ejército republicano estaba en
inferioridad numérica, de armamento (habían logrado ir sisando muchas armas
pero poca munición para ellas) y de entrenamiento militar. Pudieron derrotar
con facilidad a los destacamentos de Guardia Civil que se encontraron en la
frontera y penetraron en las aldeas de montaña, pero no consiguieron agitar las
conciencias lo suficiente como para provocar una insurrección popular.
Ser Guardia Civil en los tiempos del maquis podía ser peligroso, pero no menosprecies el poder erótico de un tricornio.
Después de llegar a los confines del Valle de Arán se
preguntaron “¿Y ahora qué?”. Del valle se salía por un túnel en Viella, después
del cual se fueron apiñando las tropas franquistas al mando del general
Moscardó, con tanques y artillería incluidos. Una cosa era derrotar a unos
sorprendidos guardias civiles en la frontera con Francia, pero otra cosa muy
diferente era salir de un túnel con una diana pintada en el culo.
Los republicanos habían empezado con mucha ilusión la
invasión, convencidos de que se contagiaría a distintos puntos de España. Visto
lo visto, lo mejor que pudieron hacer es retirarse otra vez a Francia y
disimular, antes de que los franquistas pasaran a la ofensiva y los barrieran
sin esfuerzo. La fuerza que estaba al otro lado del túnel de Viella era 10
veces superior a la de los revolucionarios. La odisea de los republicanos
terminaba apenas dos semanas y pico después de comenzar (a nivel general) y en
menos de una semana (en el Valle de Arán). Aun así, algunos grupos de guerrilleros (y contra todo pronóstico) logran esquivar el piquete militar y pueden alcanzar los grupos de maquis que hay por toda la Península e integrarse en ellos.
Irónicamente, el Valle de Arán es famoso por la estación de esquí de Baqueira-Beret. Sí, esa estación a la que va el rey y todo el famoseo de España.
Ya en Francia, el general De Gaule desarmó a los
guerrilleros, les soltó un buen rapapolvo y se esforzó en garantizar la
seguridad de la frontera. Había reconocido oficialmente a Franco el 16 de
octubre, y no quería que la amistad hispano-francesa peligrara por unos
revoltosos. Visto que la guerra de guerrillas no era eficaz, y viendo que
Stalin tampoco estaba contento, el Partido Comunista abandonó oficialmente esa
estrategia alrededor de 1948.
Sin embargo, numerosos guerrilleros españoles siguieron
combatiendo en las guerras coloniales de Francia: cuando eran apresados, se les
daba la opción de luchar por Francia o ser repatriados. Como volver a España
también conllevaba un paseíllo con un pelotón de fusilamiento, la elección era
clara.
Y esa es la historia de cómo un puñado de comunistas románticos
y excesivamente optimistas quisieron reinstaurar la Segunda República mediante
la invasión de un valle perdido de los Pirineos.
Peor imposible. Cero conciencia, cero ética, no va más allá de la anécdota, acientífico. Mal artículo en todos los sentidos.
ResponderEliminarY heló aquí como el anterior comentario, nos da uno de tantos motivos del porque la gente joven se va del país a buscarse las habichuelas.
ResponderEliminarComentario cainita "tipical Spanish castañeta y ole". Que en lugar de corregir busca el hundir y despreciar.
Un joven (O una joven. Que ínternet es la patria del anonimato) que en lugar de hablar de las tetas de la Scarlett Johannson, o el último expulsado de Gran Cretino. O la última de Messi o Cristiano Ronaldo.
Nos obsequia con un blog donde de manera distendida nos explica con acidez, mordacidad e ironía.
Pedazos de la historia. Ya sea cañi o mundial. Y lo que es más importante. Con intención de acercarl la historia a todos. Que tal y como van las cosas, acabaremos repitiendola.
Acientífico?? Cero Conciencia, cero ética??
Que esperaba el autor del anterior comentario.... Una retahíla de cifras, documentos y su visión partidista personal??
Pues mire se ha equivocado.
Este joven a tenido a bien el acercar al público un episodio relativamente desconocido de la historia mundial y española.
Se ha molestado en recopilar la información y condensarla de manera amena y distendida. Fácilmente asimilable y sin la cada vez más invasiva carga política.
Y yo como nieto de Republicano e hijo de Anarco-Socialista. Para nada me siento ofendido.
El intento de invasión de la Vall d'Aran fue más planificada con el corazón, que con la mente.
Y este post así lo explica.
La próxima vez amable crítico, piense cuando se disponga a pisotear. Que usted también fue joven.
En cuanto a usted querido autor. Sepa que se ha ganado un seguidor.
Un saludo.
Gracias, Joan.
ResponderEliminarSupongo que hay gente que no comprende el espíritu mordaz del blog y prefiere las clases soporíferas en las que se tenía que memorizar la lista de los Reyes Godos. Que también puede ser, que hay gente para todo.
Siempre es un placer conocer a alguien que valora tu trabajo.
P.D: hasta donde yo se, tengo género masculino (y hasta barba) y aun me mantengo joven.