Gente, falsa alarma, no va a haber guerra. Todo está
bien. Otra vez.
Es una pena que no se vaya a combatir el calentamiento
global con un invierno nuclear, pero parece ser que Estados Unidos y la Unión
Soviética ahora son muy amigos. Ay, mierda, he escrito “Unión Soviética” y
ahora ya no lo puedo corregir. Perdonadme, es la costumbre.
Ucrania parecía uno de esos campos de batalla perfectos para hacer una guerra sin hacer una declaración de guerra, pero parece ser que habrá que dejarlo para otra ocasión. Atrás han quedado ocasiones como Vietnam, Afganistán o Corea y el futuro del mundo ahora es brillante y pacífico para todos. Europa respira aliviada sabiendo que no va a haber una guerra termonuclear en su patio trasero.
Porque sería de mala educación que Ucrania tuviera dos
desastres nucleares en un mismo país en menos de 50 años. No, espera, que a
mitad de estar escribiendo esto parece que ha vuelto a escalar la violencia
otra vez. Cualquier comentario jocoso que pudiera hacer ha quedado obsoleto
esta misma tarde.
Resulta que Rusia ha utilizado la táctica que todos
hemos usado de adolescentes de “lo de que me gustas era broma, a no ser que tú
también quieras”. Pues Rusia ha hecho “lo de que hacía unas maniobras era
broma, a no ser que tú también quieras”. Maravillosas noticias otra vez para
todos aquellos que esperamos una muerte rápida y nuclear.
¡Buen trabajo!
Enfin, que todo esto es una queja muy larga de que ya nos e hacen las cosas como antes. Que antes llegabas, declarabas la guerra conforme violabas las fronteras legales de un país con un “ah, por cierto, y ahora, además de ser mal vecino, también te estoy invadiendo” y ya podías dedicarte al pillaje y el asesinato con todas las de la ley, porque habías declarado la guerra en el cuarto de hora anterior a que el primero de tus soldados pisara el suelo del vecino.
Pero la Guerra Fría ya fue un gran paso atrás, con dos
superpotencias que se dedicaron a gritar “ojo conmigo, que estoy muy loco” a la
otra superpotencia. Con el añadido de un montón de países pequeñitos que las
cogían y decían “cuidado, que si lo suelto se matan”. Y dejando que el amigo
idiota se pegue por ti mientras tú te tomas una cerveza, claro. Pero es que
ahora ya ni eso.
Ahora hay un odio larvado y mal disimulado, en el que
los dos bloques se juntan, se miran con desprecio y dicen “no quiero empezar
una guerra, pero la empezaría ¿eh?” y el otro responde “no, si yo estoy igual, menuda
pereza empezar una guerra, pero ojo conmigo”. Luego cada uno se marchan a sus
casas a pensar en lo mucho que odian al otro, y al mes vuelve a repetirse la
historia.
Señores, hagan algo. Hay demasiada gente en el mundo, y eso tiene que solucionarse de una u otra forma. Pónganse de acuerdo y movilicen a todos los imbéciles que sobran en todos los países, para que se peleen entre ellos, que saldremos ganando. Porque no hay nada mejor para salir de una crisis que una buena posguerra dorada, después de que no se haya luchado en tu suelo y te hayas lucrado enormemente de la venta a los contendientes.
Pensad un momento en esto: Estados Unidos salió
tremendamente reforzado de ambas Guerras Mundiales. España se lucró vendiendo
alimentos a ambos contendientes en la Primera Guerra Mundial. Creo que es el
momento perfecto para que mi país preferido se convierta en potencia mundial.
Andorra, deja que la OTAN y Rusia se desangren.
Aguanta en las sombras, que llega tu hora.
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