En estos momentos en los que vivimos, la Historia es un
producto de consumo más. El hecho de que ahora estés leyendo lo que escribo es la
prueba de que es una materia que interesa. Y como es algo que interesa, hay
gente que ha visto negocio ahí. Que por mí no hay problema, ojo, que si te
sacas unas pesetas haciendo la historia, mejor. Ojalá pudiera hacerlo yo.
El problema es cuando la gente que tiene dinero utiliza ese
dinero para legitimar su visión del mundo. Y aquí llega el escándalo de Iruña-Veleia.
Veleia era una ciudad romana cercana a la actual Vitoria, en
el País Vasco. Se excavó durante varias campañas y de descubrieron lienzos de
muros de edificios, sin mayor atención. Un yacimiento arqueológico más en la geografía
de nuestra Españita durante muchos años. Campañas anodinas y hallazgos anodinos
durante décadas. Hasta el año 2005.
Bajo la dirección del arqueólogo Eliseo Gil Zubillaga, el yacimiento
de Iruña-Veleia fue una caja de sorpresas en la que cada vez que metías la mano
sacabas premio. Lo cual es TREMENDAMENTE sospechoso, porque la arqueología es
un noventa por ciento cribar basura de cientos de años de antigüedad y un diez
por ciento de encontrar algo medianamente llamativo. Que con los bajos
estándares afectivos que tienen los arqueólogos, puede ser un trozo de cerámica
con un poco de pintura más o menos bonita.
Hola, soy Eliseo Gil Zubillaga y os voy a enseñar a pasároslo bien mientras excaváis e impresionar a las pivitas.
Y resulta que todos los hallazgos apuntaban hacia un mismo
sitio: que en tiempos de los romanos ya existían los vascos como pueblo, con su
lenguaje e idiosincrasia. Se encontraron cientos de ostracas (trozos de cerámica de desecho en
los que se escribía como si fueran post-its) con inscripciones. Y no eran inscripciones
cualesquiera, eran palabras en euskera, iconografía paleocristiana e, incluso, jeroglíficos
egipcios.
Como podéis imaginar, era un hallazgo importante. Al
yacimiento de Iruña-Veleia se le llegó a llamar “la Pompeya española” porque
era material de una relevancia impresionante. Demostraba que los vascos no solo
tenían un lenguaje desarrollado, sino que ya eran católicos antes de que fuera
mainstream, y que hasta comerciaban con el lejano Egipto (o que las afueras de
Bilbao llegaban hasta Egipto, ambas teorías pueden ser posibles).
Ostraca encontrada en Iruña-Veleia homenajeando la famosa escena de la Vida de Brian.
Llegados a este punto, tengo que puntualizar una cosa respecto
a la antigüedad de los Estados, es parecido a lo que ocurre en una sala de
espera de Urgencias: cuanto más tiempo llevas ahí, más legitimado estás para
quejarte de cómo hacen las cosas la gente. Por eso, cuanto más antiguo es el
país que intentas legitimar, más peso. “Nosotros estábamos primero”, es algo
que todo el mundo le gusta decir para ponerse medallas.
Por eso parece ser que el equipo de arqueólogos se lio la
manta a la cabeza y empezaron a raspar cerámicas que no valían una mierda. En
todas las excavaciones se descartan materiales que no sirven para nada porque,
sencillamente, no se puede almacenar todo y cuando los trozos de cerámica se
empiezan a medir en kilos, dejan de ser interesantes. Pero, si alguien cogiera
esos materiales poco interesantes y les raspara un par de palabras, quizá…
"Anda, mira, como en el capítulo de Los Simpsons que..."
En resumen: tenemos cerámicas originales a las que,
presumiblemente, les hacían dibujicos e inscripciones para aumentar su valor arqueológico.
Porque no es lo mismo encontrarte un trozo de plato que un trozo de plato en el
que pone “tonto el que lo encuentre” (el segundo caso es mucho más ofensivo). Y
digo “presumiblemente” por ser correcto, porque los expertos han encontrado
irregularidades como presencia de acero inoxidable en las raspaduras (material
que, por lo visto, no existía en el siglo tercero), costras interrumpidas y
seccionadas por las inscripciones (lo que señala que se han hecho
posteriormente) y palabras chapuceramente escritas (señal de que los propios
falsificadores no tenían ni puta idea de lo que estaban haciendo).
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