La semana pasada os traje mi opinión sincera de una película
seria intentándola hacer risible. Hoy me tengo que poner serio para hablar de
una comedia. Esto es un sindios.
“Jojo Rabbit”, una película que surge como si metieras en
una licuadora “El niño con el pijama de Rayas” y varios comics de Mortadelo, te
bebieras el resultado y pidieras un segundo vaso. Puede parecerte una mezcla
rara, pero a todos nos vienen a la cabeza mezclas que sobre el papel parecen
raras y que sin embargo les das un bocado y saben estupendamente (excepto la
barbarie de la pizza con piña, que es imperdonable).
El director es Taika Waititi, que si no lo conoces no tienes
perdón. No porque sea famoso, que no lo es especialmente, sino porque hace
películas de comedia que muá [gesto de chef italiano]. Si después de ver esta
te quedas con ganas de más, te recomiendo mucho “Lo que hacemos en las
sombras”, que también es una comedia muy buena, pero que como no era histórica
no hablé de ella en su momento.
Estos Jojos, por ejemplo, no los recomiendo porque son una muestra de arte oriental degenerado.
Dentro de que yo no tengo ni puta idea de cine (y que todo
esto te lo estoy recomendando desde una metafórica barra de bar, con un palillo
en la boca) sí que puedo decirte que me gusta mucho como trabaja Taika. Se nota
el mimo por los detalles y el amor por su propia película. Me cae muy bien
Taika y ya me jodería que estallara algún escándalo de esos de Hollywood y
resultara que es un acosador sexual o algo así.
Una vez más intentaré no hacer spoilers para hacer que vayas
a ver la película lo más inocente posible, porque es una montaña rusa. En una
escena estás riéndote para pasar a otra escena de casi soltar lagrimilla que
acaba en un chiste que te hace volver a reír. Pero todo ocurre de forma
orgánica, sin que el drama ni la comedia se vean metidas con calzador en la
escena.
Por cada referencia o aparición de Hitler: chupito.
Por ejemplo, está la secuencia en la que un grupo de
investigadores de la Gestapo aparece en la puerta (no es spoiler, se ve en el
propio tráiler): tu, como adulto sabes lo que significa un agente de la Gestapo
llamando a tu puerta, y sin embargo la secuencia está llevada para meterte
tensión en el cuerpo y a la vez hacerte gracia. Lo mismo ocurre cuando Jojo, el
niño protagonista de la historia, monta en bicicleta con su madre (una vez más,
sale en el tráiler): la dulzura de la escena es rota cuando pasa un camión
lleno de soldados heridos y malcarados.
Vamos a los detalles históricos, que es lo que venís a
buscar como perros rabiosos.
Checoslovaquia y Austria (junto con Dinamarca y Noruega,
pero no es relevante ahora) fueron los últimos países en ser liberados, a donde
fueron a parar muchas tropas de la Wehrmacht cuando el Reich se derrumba. Checoslovaquia
era el punto seguro al que se retiraban las tropas derrotadas del Frente del
Este, de Italia e incluso de la propia Alemania, con la esperanza de que se
encontraran con los americanos, que no tenían fama de ametrallar a prisioneros
de guerra como los rusos.
Vamos a poner en marcha el plan que está guardado en la carpeta que pone "defensa desesperada" porque estamos ganando.
Eso quiere decir que, incluso después de que en el bunker
personal de Hitler se pusiera de moda ingerir cianuro, había tropas alemanas
tragando saliva, aflojándose el cuello de la camisa y teniendo sudores fríos.
Los remanentes de la Wehrmacht estaban cogidos
en un nutritivo sándwich bélico, entre los rusos y los americanos, mientras lo
que quedaba de los mecanismos de propaganda seguían diciendo que la victoria
estaba cerca. Los detalles de los uniformes cuidan este aspecto y, para ser
vestidos por extras en planos poco importantes, hay una variedad enorme.
Jojo Rabbit se ambienta en ese contradictorio momento en el
que todo el mundo sabe que el final de la guerra se está limpiando los zapatos
en el felpudo de la puerta pero la
propaganda sigue anunciando a bombo y platillo que el Reich es imparable. Los diálogos
de los personajes dicen una cosa, pero su comportamiento es totalmente opuesto.
La propaganda se muestra grandilocuente, pero el escenario a su alrededor dice
lo contrario. Y todo el mundo lo sabe pero se callan.
La película funciona por este tipo de contrastes.
Situaciones serias pobladas de personajes estereotipados y conversaciones
absurdas que, como la película tiene el punto de vista de un niño, incluso en
los momentos más oscuros todo está lleno de luz y color. La sátira funciona muy
bien y es precisamente cuando abraza los estereotipos cuando resulta más
graciosa. Citando al Deertz, el amable Gestapo, “es gracioso porque es cierto”.
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