domingo, 26 de enero de 2020

Jojo Rabbit (el análisis)





La semana pasada os traje mi opinión sincera de una película seria intentándola hacer risible. Hoy me tengo que poner serio para hablar de una comedia. Esto es un sindios.

“Jojo Rabbit”, una película que surge como si metieras en una licuadora “El niño con el pijama de Rayas” y varios comics de Mortadelo, te bebieras el resultado y pidieras un segundo vaso. Puede parecerte una mezcla rara, pero a todos nos vienen a la cabeza mezclas que sobre el papel parecen raras y que sin embargo les das un bocado y saben estupendamente (excepto la barbarie de la pizza con piña, que es imperdonable).

El director es Taika Waititi, que si no lo conoces no tienes perdón. No porque sea famoso, que no lo es especialmente, sino porque hace películas de comedia que muá [gesto de chef italiano]. Si después de ver esta te quedas con ganas de más, te recomiendo mucho “Lo que hacemos en las sombras”, que también es una comedia muy buena, pero que como no era histórica no hablé de ella en su momento.

Estos Jojos, por ejemplo, no los recomiendo porque son una muestra de arte oriental degenerado.

Dentro de que yo no tengo ni puta idea de cine (y que todo esto te lo estoy recomendando desde una metafórica barra de bar, con un palillo en la boca) sí que puedo decirte que me gusta mucho como trabaja Taika. Se nota el mimo por los detalles y el amor por su propia película. Me cae muy bien Taika y ya me jodería que estallara algún escándalo de esos de Hollywood y resultara que es un acosador sexual o algo así.

Una vez más intentaré no hacer spoilers para hacer que vayas a ver la película lo más inocente posible, porque es una montaña rusa. En una escena estás riéndote para pasar a otra escena de casi soltar lagrimilla que acaba en un chiste que te hace volver a reír. Pero todo ocurre de forma orgánica, sin que el drama ni la comedia se vean metidas con calzador en la escena.

Por cada referencia o aparición de Hitler: chupito.

Por ejemplo, está la secuencia en la que un grupo de investigadores de la Gestapo aparece en la puerta (no es spoiler, se ve en el propio tráiler): tu, como adulto sabes lo que significa un agente de la Gestapo llamando a tu puerta, y sin embargo la secuencia está llevada para meterte tensión en el cuerpo y a la vez hacerte gracia. Lo mismo ocurre cuando Jojo, el niño protagonista de la historia, monta en bicicleta con su madre (una vez más, sale en el tráiler): la dulzura de la escena es rota cuando pasa un camión lleno de soldados heridos y malcarados.

Vamos a los detalles históricos, que es lo que venís a buscar como perros rabiosos.

Checoslovaquia y Austria (junto con Dinamarca y Noruega, pero no es relevante ahora) fueron los últimos países en ser liberados, a donde fueron a parar muchas tropas de la Wehrmacht cuando el Reich se derrumba. Checoslovaquia era el punto seguro al que se retiraban las tropas derrotadas del Frente del Este, de Italia e incluso de la propia Alemania, con la esperanza de que se encontraran con los americanos, que no tenían fama de ametrallar a prisioneros de guerra como los rusos.

Vamos a poner en marcha el plan que está guardado en la carpeta que pone "defensa desesperada" porque estamos ganando.

Eso quiere decir que, incluso después de que en el bunker personal de Hitler se pusiera de moda ingerir cianuro, había tropas alemanas tragando saliva, aflojándose el cuello de la camisa y teniendo sudores fríos. Los remanentes de la Wehrmacht  estaban cogidos en un nutritivo sándwich bélico, entre los rusos y los americanos, mientras lo que quedaba de los mecanismos de propaganda seguían diciendo que la victoria estaba cerca. Los detalles de los uniformes cuidan este aspecto y, para ser vestidos por extras en planos poco importantes, hay una variedad enorme.

Jojo Rabbit se ambienta en ese contradictorio momento en el que todo el mundo sabe que el final de la guerra se está limpiando los zapatos en el felpudo de la puerta pero  la propaganda sigue anunciando a bombo y platillo que el Reich es imparable. Los diálogos de los personajes dicen una cosa, pero su comportamiento es totalmente opuesto. La propaganda se muestra grandilocuente, pero el escenario a su alrededor dice lo contrario. Y todo el mundo lo sabe pero se callan.

La película funciona por este tipo de contrastes. Situaciones serias pobladas de personajes estereotipados y conversaciones absurdas que, como la película tiene el punto de vista de un niño, incluso en los momentos más oscuros todo está lleno de luz y color. La sátira funciona muy bien y es precisamente cuando abraza los estereotipos cuando resulta más graciosa. Citando al Deertz, el amable Gestapo, “es gracioso porque es cierto”.

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