Creo que todos (y cuando digo “todos” me refiero a “todos
los lectores que tengo de España”) sabemos lo que ocurrió el dos de mayo de
1808 en Madrid y como el pueblo español se levantó contra el invasor extranjero
¿verdad? No hace falta que me contestéis, he crecido en la misma cultura que
vosotros.
Pero, y ahora viene la pregunta trampa, ¿habéis oído
hablar de lo que ocurrió en Nápoles a finales de septiembre de 1943? Espero que
no, porque para eso estoy yo aquí, y me estaríais quitando el trabajo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Italia no fue lo
que se dice excesivamente brillante, razón por la cual se rindió a los Aliados el
8 de Septiembre de 1943. Hitler, después de lanzar un enorme suspiró, procedió
a invadir y ocupar militarmente a su antiguo aliado. Total, en eso de invadir
ya tenía experiencia acumulada.
Con los Aliados llegando a las playas apenas a 50 kilómetros
de distancia, los italianos de Nápoles desertaron como no ha desertado nadie
nunca. Los alemanes tomaron el control de facto de la ciudad, declararon el
estado de sitio y comenzaron a reprimir a aquellos italianos que se opusieron a
la ocupación (que en un primer momento fueron los propios militares que no
desertaron y el cuerpo de carabineros).
La rebelión tomó por sorpresa a los alemanes, que no
se esperaban que los italianos hicieran cosas.
Además, los alemanes idearon un plan de deportación
para que los varones en edad de trabajar fueran deportados para nutrir las
fábricas del Reich y, por lo que fuera, no sentó muy bien a la gente de
Nápoles. Primero se pidió por las buenas y como nadie se presentó, los accesos
a la ciudad fueron bloqueados y se empezó a movilizar forzosamente a todo lo
que se movía. Y cuando las calles se vaciaron empezaron a entrar a las casas.
El 27 de septiembre de 1943 los nazis habían reunido a
unos ocho mil napolitanos que iban a ser deportados hasta que en distintos
barrios de la ciudad empezaron altercados armados que desviaron la atención de
los alemanes. Como "Los Miserables" pero con menos canciones y más fusiles máuser. Porque no hay nada como que una bala disparada desde detrás te
roce la cabeza para hacer que dejes de mirar al frente.
Un italiano lanza una sfogliatella de hace 3 días. El dulce endurecido es un arma antiblindaje con un +1 en las tiradas de penetración de armadura por cada día que se haya dejado endurecer.
Los insurrectos napolitanos mataron a un oficial en su
propio coche. Un teniente del ejército italiano tomó a sangre y fuego la
armería del Castillo de San Telmo. Se ocuparon las calles y se tomaron depósitos
de armas y cuarteles. En definitiva, se armó una insurrección bastante gorda en
pocas horas, sin necesidad de coordinación, porque todo el mundo estaba
bastante cabreado y sólo les faltaba la excusa.
Para el 28 de septiembre los revoltosos italianos
empezaron a crear sus propios puestos de control a lo largo de la ciudad y a obligar
a los alemanes a quedarse en los cuarteles si querían seguridad. Las patrullas
eran cercadas y sitiadas hasta que llegaban los blindados o simplemente
aniquilados. Y aun así, los vehículos ligeros eran blanco fácil, que un panther
no te lo puedes cargar a base de granadas y cócteles molotov, pero camiones,
motocicletas y vehículos con blindaje ligero eran dianas fáciles en combate urbano.
Día 2: realiza una insurrección popular a gran escala en la ciudad.
Para el día 29 la situación era de esta forma: en
torno a treinta mil personas se estaban oponiendo con bastante fuerza a unos
ocho mil alemanes que no sabían qué estaba pasando ni cómo era posible que una política
de miedo estuviera enfureciendo a la gente a la que debería atemorizar. Los
nazis sacaron los tanques a la calle en una demostración de fuerza.
En un intento de imponer disciplina entre los soldados
italianos que dudaban entre no inmiscuirse en los asuntos del Reich u oponerse
a la invasión, los alemanes ejecutaron como represalia a la insurrección a tres
pilotos italianos en el aeropuerto de Capodichino. La teoría era obvia: sembrar
el miedo entre los italianos. Pero lo único que consiguió es que la guarnición italiana
entrara en furia como si hubieran visto a los alemanes pisando una estupenda
pizza recién horneada. La muerte de los pilotos radicalizó aún más el odio que sentían
los napolitanos por los alemanes.
Para el día 30 los alemanes ya estaban evacuando la
ciudad mientras los Aliados se habían acercado fácilmente porque los alemanes
estaban demasiado entretenidos sofocando la revuelta napolitana. Tras la marcha
de los nazis (no sin antes bombardear un poco la ciudad para desquitarse) Antonio
Tarsia in Curia se proclamó líder de la ciudad.
Y esa es la primera vez en la historia en la que un
profesor de instituto tuvo algún tipo de autoridad.
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