Corría la mitad del siglo XIX en Italia y la idea de la
unificación era cada vez más cercana. El plan era una Italia que unía los
anteriores reinos disgregados de la Península Italiana y los ponía bajo la
potestad de Víctor Manuel II. Todo eso ya lo traté en su momento en esta entrada, por si queréis refrescar las cosas.
Si se os han olvidado cosas, os diré que Austria controlaba
la zona de la Lombardía (lo que quiere decir que Austria controlaba un buen
cacho del norte de Italia, incluyendo ciudades como Venecia). Obviamente, a
Austria no le gustaba eso de que territorios en los que mandaban ellos empezara
a mandar el Manu y se opusieron a la unificación, presentando batalla. Son los
años 1859 al 1861.
¡FLASH BACK!
El compositor italiano Giuseppe Verdi estrenaba en 1842 la
ópera Nabucco. Si os pongo un enlace, seguro que os suena.
Hola chavales, ¿os apetece un poco de Rigoletto? Lo tengo sin cortar.
Y los italianos, cuando oyeron esa frase pronto se
identificaron rápidamente con el oprimido pueblo judío. Y los malos eran los
austriacos, que hacían peligrar la idea de unidad nacional que muchos tenían en
mente.
¡FLASH FOWARD!
Los austriacos odiaban a Víctor Manuel y su plan para
unificar unos territorios en los que ellos mandaban, así que no se podía hablar en público de ese tema. El Manu era
el-que-no-debe-ser-nombrado. Sin embargo, no tenían nada en contra de la música
clásica. Y por eso no se preocuparon cuando empezaron a aparecer pintadas en
las que ponía “VIVA VERDI”. “Serán muy fans de la ópera” pensaron los
austriacos, y siguieron haciendo cosas de austriacos.
ERROR.
- No hay nada como un poco de vandalismo, Enrico
- En efecto, Lucca, sólo los más chungos de los chungos escuchamos ópera.
- Jajajaja, vamos a pegar a alguno que le guste la música barroca.
- Vamos.
VERDI era, en realidad, el acrónimo de “Vittorio Emmanuele
Re d´Italia”. Astutos italianos con sus acrónimos para burlar la censura
austriaca. Pero si me habéis hecho caso al principio y habéis ojeado la entrada
que ya escribí sobre la Unificación Italiana, sabréis que Víctor Manuel II
triunfaría y se podría permitir el lujo de abandonar acrónimos para empezar una
vida de italiana opulencia.
¡FLASH FOWARD OTRA VEZ!
España, 1931. Un régimen republicano se instaura en el país
y la estética monárquica empieza a estar pasada de moda. Las fotos del Rey y eso
de publicitar la monarquía no tenía precisamente el beneplácito del nuevo
régimen republicano. Y ¿os acordáis de lo que hicieron los italianos con Verdi?
Pues los españoles les hicieron “un sentido homenaje”, eufemismo que significa
“plagiar la idea sin ningún tipo de vergüenza”.
Pero, claro, no era plan el ir pidiendo crípticamente al rey
Víctor Manuel para España, así que aquí en vez de “VERDI” decíamos “VERDE”. Las
iniciales de “Viva El Rey De España”, para aquellos que quieran saber por qué
los monárquicos tenían ese gusto cromático en particular. Como si de un club
secreto se tratase, los monárquicos españoles empezaron a llevar pañuelos
verdes, corbatas verdes (y me atrevo a pensar que también calzoncillos verdes)
para identificarse entre ellos.
En efecto, la cosa se estaba poniendo un poco VERDE en el balcón.
Pero no se vayan, aún hay más.
Los falangistas españoles no eran de color verde y les
molaba más el color azul, por lo que tenían que buscarse otro críptico mensaje
para identificarse. Que muchos de ellos no les gustaba la monarquía y preferían
a Mussolini. Había que buscar una forma discreta de ensalzar el fascismo sin
acabar en la cárcel. Normalmente solían reunirse en los cafés a comentar
jugadas políticas, asi que… y si…
No podía ser VERDI, no podía ser VERDE, así que iba a ser CAFÉ
(Camaradas, Arriba Falange Española).
Los acrónimos lo habían vuelto a hacer.
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