Todo el mundo conoce la historia de Atila el Huno. Ese
muchachote recio que conquistó media Europa a lomos de su caballo, que lo
conocían con el pintoresco mote de “El
azote de Dios” y del que se decía que por donde pisaba no volvía a crecer la hierba.
Pues era un pagafantas.
Atila había nacido a finales del siglo IV en algún punto de
las llanuras del Danubio. Es difícil saberlo con exactitud porque los pueblos
bárbaros no se caracterizan por una minuciosa burocracia. Para facilitar las
cosas, pongamos que nació en el año 400. El lugar de nacimiento puede ser
cualquier villorrio.
Para 434 Atila ya era rey y compartía la corona con su
hermano Bleda. Que tampoco es para tirar cohetes porque los hunos eran de “coger
sin pedir permiso” y no de “compartir es vivir” pero oye, eso que se lleva. Los
hunos mantenían unas tensas relaciones con los romanos orientales: les gustaba
su oro, pero no les gustaban los propios romanos.
No sabía que una página tan prestigiosa como "desmotivaciones.es" fuera tan pro-Atila. ¿Sabéis qué es eso? PARTIDISMO.
Básicamente los hunos aparecían por el Danubio, saqueaban
unas cuantas poblaciones hasta que el emperador de turno se hartaba y enviaba
una delegación para negociar el cese de las hostilidades. Se les daba cientos
de kilos de oro a los hunos y a cambio se retiraban durante una temporada.
Hasta que se aburrían y todo volvía a empezar.
Llegados a este punto, Bleda muere en misteriosas
circunstancias (leed el tercer párrafo otra vez). Atila era joven e inseguro, aún
no había protagonizado su propia campaña en el Age of Empires II, y una tarde
especialmente aburrida Atila recibió una carta. Cartas de papel, el Tinder de
la época.
En la carta era de la hija del Emperador Romano de Occidente
Constancio III y le pedía ayuda: iban a casarla contra su voluntad. Y para
redondear el trato, la carta llevaba un anillo. Atila interpretó eso como una
pedida de mano oficial. “Esta tía pide guerra” probablemente pensó antes de
enviarle un dibujo de su pene como contestación.
A ver, que si yo tuviera esas pintas también tendría serios problemas de autoestima y me lanzaría a la conquista y el saqueo para compensar la falta de seguridad en mi mismo.
A cambio de casarse con Honoria, Atila decidió
unilateralmente que el justo pago sería la mitad del Imperio Romano de
Occidente. No todo, pues Atila era un pagafantas inseguro, sólo la mitad. Los
padres de Honoria negaron todo y la enviaron a un caro internado de recta
moral, pero ya era tarde: Atila no se quería convencer. Honoria le dijo algo así
como “a ver, Atila, que creo que me has malinterpretado. Yo te quiero mucho,
pero sólo como amigo. De casarnos nada ¿eh?”.
Y Atila hizo lo que hubiera hecho cualquier hombre. Se
apuntó al gym y se lanzó a saquear la Galia, que en la zona del Danubio había ya
poco que saquear. Bélgica en general, Metz, Orleans, Châlons… todos esos
territorios conocieron la enorme tristeza de un caudillo huno al que habían dejado
en la friendzone.
Pero le faltaba algo. Le faltaba Honoria.
Barbie Honoria se vende por separado.
Así que después de estar intentando llenar, con matanzas y
saqueos indiscriminados, el vacío que dejó en su corazón, volvió a Italia. Arrasó
Aquilea para ver si eso volvía a encender la llama en la relación, pero nada. Llegó
hasta el río Po y después de recibir a la embajada romana, se retiró. Unos
dicen que tenía a su ejército muy debilitado tras hambrunas y epidemias. Otros
dicen que Atila, supersticioso él, no quería el mismo destino que Alarico
después del saqueo de Roma. Hay quien dice que el Papa León le convenció para
que se retirara.
Yo quiero pensar que a orillas del Po se enteró de que Honoria
estaba con otro, por lo que se retiró cabizbajo a su Danubio natal. Tiempo
después se casaría con una goda que se llamaba Hildico. En la noche de bodas,
Atila moriría patéticamente de una hemorragia nasal.
Historiadores con amplia cultura nipona se atreven a
formular la hipótesis de que esa hemorragia nasal fue producida por la visión
de una mujer desnuda por primera vez en su vida.
DEP Atila.
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