Allá por el lejano verano de 2015 dije que cuando leyera
algún libro realmente interesante, lo recomendaría en este blog bajo la
etiqueta “crítica literaria”. Y hasta ahora, sólo había podido recomendar “Sin
Novedad en el Frente”.
Sin embargo, se une a la prestigiosa categoría de libros que
solo puedo recomendar “No se fusila en domingo”. E intentaré hablar del libro
sin hacer spoilers.
En sí, el libro narra los recuerdos de Pablo Uriel, un médico
recién licenciado por la ciudad de Zaragoza, la preferida por un sector importante de sorianos de nacimiento, y de cómo le afecta personalmente la
Guerra Civil. Aunque fueron editadas casi en el ocaso de su vida, las memorias de Pablo Uriel son
autobiográficas y muy ricas: narrativamente brillantes, históricamente
fascinantes. La principal barrera de este libro no son párrafos interminables o
narración farragosa, el principal inconveniente que tendrá el lector es
encontrarlo porque es una obra “minoritaria”. Su yerno, además, ha llevado las memorias de Pablo Uriel a la dimensión de la novela gráfica.
Portada del libro, para que lo reconozcáis nada más verlo
A pesar de estar en plena época de exámenes, las algo más de
cuatro centenares de páginas me duraron apenas tres o cuatro noches. La
narración es rápida, los capítulos cortos y el lector incumplirá de manera
constante la frase “un capítulo más y lo dejo por hoy”: se lee
sorprendentemente rápido, porque querrás saber qué le pasa a los personajes.
Esos personajes te cautivarán desde el principio. No son
invenciones forzadas, son personas que alguna vez existieron, que Uriel
recuerda en su memoria. Son amigos, compañeros… hasta enemigos, que se
caracterizan por su carisma y humanidad. Todo
resulta creíble porque todo resulta verdadero. Entonces comprendes lo
jodida que es la guerra: en la página anterior el personaje podía estar
bromeando y en la siguiente morir por cualquier razón. Y, cuando un personaje
muere, surge una rabia de lo más profundo de ti porque sabes que era una
persona real, no un simple figurante, con sus sueños y esperanzas.
Estructuralmente, la novela se divide en tres fragmentos:
vida en la retaguardia, vida en el frente y vida como prisionero. Las dos más
profundas son las primeras, que son durante las que transcurre el gran grueso
de la obra. La vida como prisionero de los republicanos es una especie de
“epilogo”, comparativamente breve, que quizá sabe a poco.
Página perteneciente a "Un médico novato"
Temáticamente es mucho más compleja. El médico recién
licenciado pasará por la cárcel y experimentará el horror de la represión
falangista, con sus “paseos” al atardecer, con el stress de ver a sus
compañeros marchan a ser fusilados en alguna cuneta remota, sin que nadie pueda
hacer nada para impedirlo. Surge el tema de la inseguridad en la retaguardia,
en la que cualquiera puede ser denunciado y fusilado sin juicio. Irónicamente,
en el frente se está más seguro que en la retaguardia, por lo menos hasta que
empieza el sitio de Belchite. La camaradería, al igual que en “Sin Novedad en
el Frente” es uno de los aspectos más importantes, y la razón por la que Pablo
Uriel no deserta para pasarse a las líneas republicanas.
Moralmente huye de blancos y negros. El propio Pablo Uriel
tiene sentimientos republicanos, pasa por la cárcel y la represión se encarga
de sepultar esos sentimientos bajo un falso patriotismo forzado, que le hace
ingresar en el ejército. Ese mismo ejército que desprecia, que se ha sublevado
contra los ideales que él defendía. Sin embargo, Uriel descubrirá que no todo
el mundo en el ejército franquista es malvado y, de hecho, llegará a sentirse
integrado y respetado por sus superiores.
Página perteneciente a "Atrapado en Belchite"
Si os soy sincero, es un libro que obligaría a leer en los
institutos (y más teniendo en cuenta que se está cerrando la estupenda
adaptación en forma de trilogía en cómic de Sento Llobell). Ilustra amargamente
lo que es una guerra: sufrimiento personal, drama humano y pérdida constante.
Cosas que no quedan reflejadas en las guerras limpias de los Call of Duty’s y
videojuegos similares (aunque, dicho sea de paso, recomiendo “This War of Mine”
como un acercamiento diferente al sufrimiento que genera guerra).
El cómic se presenta en tres tomos de los que aún falta el
cierre: el primero es “Un médico novato”, el segundo “Atrapado en Belchite”. El
dibujo es muy bueno, simple y esquemático, pero personal y expresivo; el guion
es brillante. Las mecánicas del comic recuerdan a las de Maus o Persépolis,
sobre todo aquellas relativas al horror de la vida diaria del preso político
en la cárcel, y la agonía de un Belchite
sitiado que se gangrena lentamente.
Si podéis encontrar algún ejemplar (podéis comprarlos
directamente a Sento Llobell en su propia web) leeréis sobre uno de los
episodios más dramáticos de la Historia de España. Pero leeréis sobre personas
humanas, con preocupaciones reales. Leeréis sobre el horror cotidiano de la
guerra.
Y, sin embargo, os gustará el libro, os gustará el comic.
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