Se acabó la tregua. Toca hablar de Ucrania.
El tema de Ucrania, sí. El tema de Ucrania nació con
mucha gracia, además, en un momento de arte, de... de gracia. Porque estábamos entrando
a la OTAN esos amigos que habitualmente nos juntábamos todas las tardes, nos contábamos
nuestras cosas, tomábamos nuestras copitas... y en ese momento que estábamos
jugando la partida, pues entró Putin y empezó a… a liar un porro. “Venga
chavales, a la calle, de Ucrania nada eh, no me perjudiquéis, a la calle por
favor que no me interesa a mí eso”.
Cuando estéis leyendo esto, la guerra en Ucrania
llevará ya dos semanas y media de conflicto. Puede no parecer mucho, pero hay
que tener en cuenta que Rusia, un país ENORME con poder militar ENORME, está
invadiendo un país notablemente más pequeño. Que luego sí que es verdad que el
equipamiento que está enviando Rusia a sus tropas no es el mejor, pero ahí está
la cosa.
La guerra en Ucrania se había planeado como una blitzkrieg
rápida. Entrar por la frontera, controlar los puntos importantes, asegurar la
costa y poner a un presidente pro-ruso en el poder para joder a la OTAN. Fácil
y sencillo sobre el papel, y el fin de semana a beber vodka en casa para
celebrarlo. Pero la realidad desafía a la teoría, y los planes no siempre salen
bien.
El caso es que Putin quería usar Ucrania como una
advertencia, como una muestra de fuerza hacia la OTAN, un “cuidado conmigo, que
estoy muy loco”. Pero lo cierto es que ha quedado bastante en evidencia porque
Ucrania le ha resistido bastante bien el ataque. Es cierto que Rusia no ha
enviado el mejor material de guerra al conflicto, porque lo considera un frente
secundario, y que la OTAN está básicamente regalando armas a las milicias
ucranianas sin hacer ninguna pregunta excepto “eh, chavalote, ¿quieres un arma?”,
pero el conflicto se está alargando, para vergüenza de Rusia.
La guerra en Ucrania empezó como una exhibición de
fuerza por parte de Rusia. Una especie de aviso de que, pese a que ya no era la
Unión Soviética, era alguien a quien tener en cuenta. Pero también era
consciente de que no podía enseñar todas sus cartas y utilizar el armamento más
nuevo. Total, que la ofensiva empezó con armamento obsoleto, pensando que sería
un paseo, pero se ha demostrado todo lo contrario. El ejército ruso no era el
ejército poderoso que proyectaban, sino que ha sido evidente que tiene sus
problemas de suministro, material y corrupción.
Luego, está ocurriendo una cosa que creo que nadie se
esperaba. Cuando empezó todo esto, la gente se lo tomó a coña, y empezaron los
memes sobre la Tercera Guerra Mundial. Y otro sector de la gente se enfadó
muchísimo porque las redes sociales no se estaban tomando en serio el drama de
la guerra, y que a ver con qué autoridad estábamos bromeando con el sufrimiento
de un país.
Y llegaron los propios protagonistas del conflicto haciendo memes sobre el conflicto. Paracaidistas rusos subiendo vídeos de su salto en tiktok. Tractores remolcando tanques rusos abandonados. Una banda de música, con el uniforme completo de las milicias ucranianas, tocando el "Don't worry be happy" detrás de una barricada en Kiev. Propaganda y contrapropaganda basada en los memes, porque saben que atrás ha quedado el banner de un niño llorando y pidiendo tu ayuda, lo que se comparte ahora son las risas.
Y finalmente están los forofos de la guerra, que se
toman todo esto como si de un partido de fútbol se tratase, y se les llena la
boca de retórica bélica épica, como si fuera un campeonato de ver quien mea más
lejos. Que se merecen que les hagan un Mortadelo mientras duermen.
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