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Hubo un tiempo en el que los niños jugaban en las calles
despreocupados, los ancianos salían de sus casas sin cerrar la puerta, la fruta
era mucho más sabrosa y los prados eran mucho más verdes. Os estoy hablando de
la Segunda Guerra Mundial.
Vale, puede que la tenga un poco idealizada y que no fuera
realmente así. Nunca lo sabremos.
Después de la Guerra Civil, Francia tenía numerosos
españoles hacinados en campos de refugiados. El trato no era el mejor (el
servicio de habitaciones dejaba mucho que desear) y las letrinas no eran lo que
se dice “cinco estrellas”, pero oye, por lo menos no te deportaban a países
fascistas. Por ahora.
En el momento en el que la Línea Maginot se vio que no
servía para nada, los franceses se hicieron caca encima. Se crea la Francia de
Vichy y todas esas movidas francesas fascistas y la Francia Libre descubre que
no puede luchar solamente con la población de las colonias. Más que nada porque
estamos en los años 40 y se empieza dando fusiles a los negros y se les termina
dando la ciudadanía completa.
Cuando por fin vi una foto del semioruga "España Cañi", me decepcionó bastante por su carencia de sevillanas y toreros pintados en el chasis.
Sin embargo, los españoles de los campos de refugiados eran
del tono de piel correcto y no tenían nada que perder. Carne de cañón perfecta.
La Francia de Vichy dio a los españoles la capacidad de elección: podían elegir
entre trabajos forzados en la Francia Metropolitana, unirse a la Legión
Extranjera o ser deportados voluntariamente a España.
“Espera” – te estarás diciendo – “¿Cómo es que la Francia de
Vichy deja marchar a los españoles a la Legión Extranjera? Si las colonias
estaban en manos de la Francia Libre ¿no?”. Bueno, no es TAN fácil. Había unas
colonias que sí y había otras colonias (la zona de Argelia, principalmente) que
estaban en manos de la Francia Mala. Y obviamente allí es donde descargaron a
los españoles.
Pero en 1942 los Aliados entran en escena, se da un golpe de
mano a los planes del Eje en el Norte de África y, para simplificar, diremos
que las unidades españolas desertan y se unen a las filas Aliadas. No os quiero
enredar con geopolítica colonial, así que simplemente os diré que los
republicanos españoles pasaron a luchar bajo las órdenes del General Leclerc
con mucho gusto, formando lo que pasaría a llamarse coloquialmente “La Nueve”.
¿Notáis la ironía? ¿LA NOTÁIS FUERTE?
Francia les dotó de armamento que les habían dado los
americanos (ya sabéis: tanques Sherman, semiorugas M3, jeeps… todas esas cosas
que aparecen en las películas americanas de la Segunda Guerra Mundial). Como premio,
se les dejó lucir la bandera republicana en uniformes y blindados y poner
nombres a los vehículos, que pasaron atener nombres como “Madrid”, “Guernica”, “Guadalajara”,
“Teruel”, “España cañi” o “Ebro”. Nombres totalmente franceses, desde luego.
El caso es que tenemos a soldados españoles, armados por
americanos luchando por los franceses. La Nueve entró en Europa a través de
Inglaterra, pisando Francia un mes después del famoso Día-D. Los Aliados se
sorprendieron de la experiencia bélica de la división de españoles, pero es que
muchos de ellos eran veteranos de la Guerra Civil, militantes del POUM,
anarquistas o socialistas.
Pero el papel fundamental de La Nueve vino apenas dos
semanas después de haber desembarcado: el 20 de agosto entrarían en el Paris
ocupado por los nazis. Como unidad de reconocimiento, los españoles entraron en
la ciudad al anochecer y llegaron hasta el Ayuntamiento. Los parisinos que
salieron a recibirlos se dieron cuenta que sus libertadores hablaban español.
Yo pagaría por viajar en el tiempo solamente para ver sus caras.
Para evitar movidas gordas con los molinos de viento holandeses, la tripulación del Don Quijote fue destinada al Frente de Alsacia.
La Nueve aún pudo tomar edificios clave como la Cámara de
los Diputados, la Plaza de la Concordia o la Comandancia Alemana (ubicada en el
Hôtel Majestic) antes de que las fuerzas
de ocupación se rindieran. Este movimiento privó a los americanos de entrar
triunfantes en París, como Eisenhower quería.
El 26 de agosto las tropas de liberación desfilaron triunfantes
por los Campos Elíseos. La escolta del general Charles de Gaulle fueron los
españoles de La Nueve, que ondearon la bandera republicana (e hicieron que el
consulado franquista agarrara una pataleta). Pero la guerra continuaba y los soldados con veteranía
escaseaban. La campaña europea continuó y La Nueve participó en la toma de
varias ciudades importantes, como Estrasburgo. Las peripecias de estos
españoles apátridas acabó en la mismísima residencia de verano de Hitler en
Berchtesgaden en mayo del 45.
El 20 de abril estaban todavía en el Reino Unido.
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