viernes, 5 de septiembre de 2014

He creído necesario escribir esto



Me desperté ayer, un cuatro de septiembre caluroso como sólo puede ser un verano en el interior de la Península, con las sabanas pegadas. Lo de la sábanas pegadas no es una metáfora por levantarme tarde, que también, sino más bien una realidad a la que el sudor veraniego me condena.

El caso es  que había pasado ya el mediodía y,  al consultar el correo, vi que tenía un par de comentarios en cierta entrada sobre cierto miembro de la familia real española del siglo XIX. “Ya está algún amigo troleándome el blog esta mañana de verano porque se aburrirá” pensé ayer, y no le di más importancia.

Pero después de comer ahí seguían los comentarios. Y puede que a alguien normal siete comentarios le parecerán pocos, pero para mí (que tengo que encorrer a mis amigos para que se lean lo que escribo) siete comentarios en siete horas me parecían una barbaridad sospechosa. Sin embargo, seguí sin darle importancia y se me olvidó completamente a lo largo de la tarde.

Al ver esta imagen lo primero que pensaba es que se habían borrado los datos anteriores y sólo mostraba los del día actual. Iluso de mi.

Por la noche el asunto no volvió a mi mente y cualquier intento de recordarlo termino acallado por un puñado de horas de videojuegos, cosa que suele ocurrir todas las noches después de un día de actividad y causa del 90% de los  retrasos en la fecha de entrega que sufre la gente a mi alrededor.

Sin embargo, esta mañana nada más levantarme ha llegado a mi cerebro como un zumbido de mosquito: tienes que comprobar qué amigo te estuvo comentando ayer el blog (y sacándote alguna sonrisa respecto a los soplagaitas de pura irreverencia).

Pero, mi sorpresa llega cuando me meto en las estadísticas y veo un enorme pico. Donde antes estaba una media de 23 visitas al día me encuentro un pico de 9.177 visitantes, rompiendo totalmente mi diagrama de barras y haciendo que los días anteriores sean poco menos que un trazo un poco grueso. Ningún amigo se había tomado su tiempo para visitar 9.177 veces y tomarme el pelo.

Desde ahora creo que voy a establecer el 4 de septiembre como el día internacional de mi blog.

¿Y de dónde venía ese flujo de visitas? De Menéame, donde alguien que le hizo gracia lo que escribí hace tiempo quiso compartirlo con la red. Espero que os hayáis reído porque esa era la finalidad de la entrada, es más, esa es finalidad del blog entero: que las miserias y bondades de la historia (a veces mías y todo) lleguen a dibujar una sonrisa en la cara de alguien a quien le han estado toda la vida contando una Historia de fechas aburridas.

A todos vosotros, gracias por haber dedicado un tiempo a leeros el blog. El chivato de las estadísticas me informa de un aumento de gente que ha estado más de una hora leyendo entradas ¡más de una hora leyendo chistes malos y pies de foto absurdos, por Dios! Bien podría llamarse El día de las visitas largas.


A todos vosotros, me quito el sombrero para deciros: gracias, damas y caballeros.

3 comentarios:

  1. La de la hora cotilleando debí ser yo. Y ahora estás en mis favoritos. Enhorabuena por tu blog, sigue así.

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  2. Lo que te faltaba para que se te suba aún mas el ego

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