domingo, 30 de enero de 2022

Lo que está pasando en Ucrania

 



Si no nos afectaran las leyes del espacio-tiempo, este fin de semana nos podríamos ir a dar una vuelta a la zona de Ucrania en el siglo XI, y seguramente habría el mismo follón montado que hay ahora. Porque Ucrania ha sido el patio de atrás (atrás no tenemos más que un patio, en cuál de atrás) de Europa.

Cuando existía el Imperio Romano de Oriente, toda la gente de los Países Bálticos y terruños similares, se bajaba para abajo para poder disfrutar de las soleadas playas del mediterráneo y sus adinerados reinos costeros. Los Varegos acudían a Constantinopla y sitios así para ofrecerse como mercenarios y ganar buen dinero. También existían rutas comerciales en las que se intercambiaban sedas y especias por pieles, ámbar y cosillas así.

El caso es que, entre cada uno de los extremos de la ruta comercial, estaba Kiev ahí en medio, controlando la enorme llanura que es esa parte del mundo hasta que se ve rota por los Urales y el Cáucaso. Desde Kiev se dominaba Bulgaria y las planicies de los jázaros, reinos a los que el Rus de Kiev dio fuerte y flojo de una forma que hasta el Imperio Bizantino empezó a tomarlos en serio y decidir que era mejor llevarse bien con ellos, antes de cabrearlos y darles razones para crear un impuesto de aduanas consistente en amenazar con una espada a todo comerciante que pasara por allí.

Ruskievs enfurruñados, potencia comercial.

domingo, 23 de enero de 2022

La burbuja de los tulipanes.

 


Mira, tendría que haber vuelto hace un par de semanas, pero estaba demasiado ocupado sobreviviendo a informes y burocracias y no tenía tiempo para sentarme, hacerme un té y ponerme a escribir de forma relajada una tarde entera. Y así ha pasado la navidad. Que, por cierto, no me han regalado lo que más quería: un buen NFT, con su blockchain y todo eso.

El caso es que después de esa osadía, nadie me ha regalado nada que me permita introducirme en el selecto club de gente al que le parecen interesantes los tuits de Willyrex. No soy uno de los elegidos. Otro año será.

Pero uno, que tiene el vicio de establecer paralelismos, se ha acordado de los Países Bajos. Porque, como se suele decir, “la historia se repite”. Y los historiadores tenemos la maldición de ver como se repite sin que nadie a nuestro alrededor nos haga caso, mientras nos quedamos calvos de tirarnos de los pelos. Que van a venir unos nuevos Pueblos del Mar y se nos van a comer, y nadie está viendo las EVIDENCIAS.

El caso, que los monos feos son los nuevos tulipanes holandeses.

Me siento sucio solo teniéndolo ocupando espacio aquí.