domingo, 15 de julio de 2018

14 de Julio: calor y banderas blancas.





¡Saboreen sus baguettes, descorchen su mejor champán y ondeen sus banderas blancas! ¡Ha llegado el momento de hablar del 14 de julio!

Todo país tiene su día especial para sentirse importante y tener una excusa para cogerse puente y no acudir al trabajo. Porque las fiestas nacionales son para no dar un palo al agua, eso es así. Nosotros celebramos el descubrimiento de América, los franceses celebran la Toma de la Bastilla y los alemanes… bueno, estoy seguro que los alemanes tienen un lapsus mental de  1939 a 1945.

Vaya, ya os he adelantado un poco lo que celebran estos franceses el 14 de julio ¿eh?

Allons enfants de la Baguette,
Le jour du croissant est arrivé!

lunes, 9 de julio de 2018

Historiadores vs. el mundo




Ha llegado esa época del año en la que empiezo a escribir sudado y en calzoncillos. Lejos de poder considerarse “sexy”, esa imagen mental ha sido vetada en 57 países por la OMS. Y en este estado voy a verter mi ciega ira.

Cuando dije que quería estudiar historia, un amigo de mis padres me dijo que, si me gustaba la Historia, estudiara esa carrera. Pero que si REALMENTE me gustaba la Historia, estudiara una ingeniería. En su momento no le hice caso, porque a mi REALMENTE me gustaba la Historia y quería saber más. Qué razón tenía aquel hombre.

Cuando eres historiador, a veces te expones al escarnio público. No me estoy refiriendo solamente a cuando algún estudiante de ciencias altivo te pregunta “¿Y la Historia para qué sirve?” o cuando alguien te empieza a preguntar cosas puntuales (y tan minuciosas que son absurdas) para concluir, cuando respondes con un “no sé”, que “tanta Historia no sabrás, entonces”  incapaces de distinguir un historiador de una enciclopedia. Y que la pregunta “a ver ¿Qué ocurrió el martes 20 de febrero de 1923?” es simple y llanamente para tocar las pelotas.

- A ver, Eric Hobsbawm: si tan buen historiador eres, recítame la lista de los Reyes Godos.
- ...
- Pues tan buen historiador NO SERÁS.

domingo, 1 de julio de 2018

Zambia Space Program





Las autoridades sanitarias advierten que nada de lo relatado esta semana está inventado o exagerado con el humor cuya finalidad, todo es dolorosamente real. No ha hecho falta inventar nada.



Desde el principio de los tiempos el ser humano ha mirado al cielo, unas veces con temiendo lo desconocido, otras soñando con lugares lejanos. Una vez terminada de explorar la porción de universo que llamamos Planeta Tierra, el ser humano se preguntó en un soliloquio qué le faltaba por pisar. Y en ese momento miró lentamente hacia arriba.

Las estrellas. El espacio. Las rocas esas que flotan en la nada y están llenas de hombrecillos grises de ojos enormes.

Estados Unidos y la Unión Soviética estaban enfrascados en mitad de la Guerra Fría y luchaban por ver quién de los dos conquistaría el espacio y humillaría a su contrincante. Se habían lanzado los primeros satélites en los años 50. Habían sacado a pasear a Laika por el espacio y Yuri Gagarin se había podido beber un vaso de vodka en gravedad cero.

Aquí iba una broma sobre la carrera espacial española y Carrero Blanco, pero no quiero tentar a la suerte.