Hay una cosa que se me quedó en el tintero el otro
día que hablamos de los vikingos.
De la misma forma que ahora se recrean vikingos,
dentro de mil años se recrearan a las bandas de albanokosovares que se dedican a
robar en verano. Unos saquean las costas del Atlántico, otros tu segunda
residencia en la playa. Si ven resistencia unos te venden esclavos y cosas que
hayan saqueado y otros son el que viene a
mirarte el contador del gas pero tiene un acento algo extraño. Lo mismo
son.
Pero hay que reconocerles que sabían joder a la
gente. No es un incordio como una invasión de toda la vida, que sabes que si la
rechazas tus contendientes van a estar lamiéndose las heridas un buen tiempo
y/o mirándote mal desde el otro lado de la frontera de tu reino. No, los vikingos
llamaban varias veces a la puerta de tu casa. Muy fuerte. Con un hacha.
Daba igual el mes que fuera, siempre había excusa
para hacer una incursión en las islas británicas. Puede que fuera invierno y
los vikingos se aburrieran de helarse el culo en un país que alterna frío y oscuridad con aun más frío y oscuridad. Puede que fuera época de cosecha
y al estar todo el mundo en el campo fuera más fácil de saquear y robarles a las mujeres. Puede que, por
el contrario, se hubiera pasado la cosecha y los graneros estuvieran repletos
de comida saqueable. Puede que simplemente los vikingos tuvieran ganas de
bronca y tu tuvieras pinta de pringao.
Me he permitido hacer esta pequeña infografía de la función de las distintas zonas de un castillo durante un ataque vikingo