domingo, 8 de septiembre de 2013

Fernando VII: el rey falón



Hay cosas que nunca os contarán los profesores de historia. Hay anécdotas sobre temas tabú que provocarían vergüenza tanto al que las cuenta como al que las oye. Sin embargo, esas anécdotas también forman parte de la historia y muchas merecen ser contadas a la luz de una chimenea un día gris del más duro de los inviernos.

Ese es el caso de la entrada de hoy. Por su naturaleza grotescamente escatológica el vocabulario que emplearé podrá ser grueso en muchos casos, por lo que recomiendo a todos aquellos que se indignan/escandalizan con facilidad que abandonen esta entrada. Hasta la semana que viene, lectores míos fácilmente impresionables.

Os voy a hablar de Fernando VII, considerado por generaciones de españoles como el peor rey que hemos tenido nunca. Después de expulsar a los franceses en la Guerra de la Independencia y devolverle el trono porque era el legitimo rey, toda la sociedad española creía que tomaría las medidas necesarias para equiparar la monarquía española a su eterna rival anglosajona. Pero estaba todo el mundo equivocado: Fernando VII rompió todas sus promesas y se dedicó a dar caza a todos los ilustrados españoles. Por ello, es conocido ampliamente como “el Rey Felón”.

Su Majestad en toda su borbónica gloria física. Recordad: la diversidad genética es importante para evitar cosas así.

Sin embargo, hay un rasgo de su vida que compensa todo el mal que puedo hacer a sus súbditos. Para que me entendáis,  el titulo de la entrada no ha sido un fallo puntual al teclear, es que realmente su pene era de un tamaño monstruoso. Es lo que en medicina se llama macrosomía genital y es el resultado de la costumbre matrimonial borbónica de casarse primos con primos para preservar la sangre real. Aunque puede parecer una anécdota más propia de una portera que de un historiador serio, se ha conservado correspondencia entre diferentes miembros de la corte en la que destacan el anormal tamaño del pollón real, que Prosper Mérimée describe como “tan gordo como el puño en su extremidad".


Parece ser que las heridas internas de semejante instrumento pudieron ser la causa de la muerte de sus esposas hasta que, llamados por Su Majestad las mentes más preclaras de la nación fueron convocadas. Como los verdaderos científicos habían emigrado o sido ajusticiados, los que quedaron no es que fueran los más brillantes, razón por la cual la solución a tan incómoda deformidad fue la confección de un cojín con agujero que hiciera de tope en medio del apogeo sexual monárquico.

Aunque el original no se ha conservado, aquí tenemos una reconstrucción de la cumbre en I+D del S. XIX español

El clímax (y nunca mejor dicho) de esta entrada es crearos la imagen de Fernando VII, gordo, gotoso y deforme persiguiendo a su jovencísima y beata mujer María Josefa de Sajonia con un cojín ensartado en un miembro viril de tamaño gargantuesco. Parece que Fernando VII no era "el Deseado" en los círculos femeninos.

Mejor que cualquier foto, pongo el extracto completo de Prosper Mérimée en el que describe la noche de bodas de Fernando VII con  Maria Josefa, que es para mear y no echar gota. En su defensa hay que decir que era una niña de 16 años recién cumplidos, más interesada en rezar que en ser reina y que el Papa tuvo que enviarle una carta para convencerla de que el sexo con el monarca era necesario a los ojos de Dios.

Entra Su Majestad. Figúrese a un hombre gordo con aspecto de sátiro, morenísimo, con el labio inferior colgándole. Según la dama por quien sé la historia, su miembro viril es fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar. Es, por añadidura, el rijoso más grosero y desvergonzado de su reino. Ante esta horrible vista, la Reina creyó desvanecerse, y fue mucho peor cuando Su Majestad Católica comenzó a toquetearla sin miramientos, y es que la Reina no hablaba más que el alemán, del que S.M. no sabía ni una palabra, así que la Reina se escapa de la cama y corre por la habitación dando grandes gritos. El Rey la persigue; pero, como ella era joven y ágil, y el Rey es gordo, pesado y gotoso, el Monarca se caía de narices, tropezaba con los suelos. En resumen, el Rey encontró ese juego muy tonto y montó en espantosa cólera. Llama, pregunta por su cuñada y por la camarera mayor, y las trata de P[utains] y de B[rutes] con una elocuencia muy propia de él, y por último les ordena que preparen a la Reina, dejándoles un cuarto de hora para ese negocio. Luego, se pasea, en camisa y zapatillas, por una galería fumándose un cigarro. No sé qué demonios dijeron esas mujeres a la Reina; lo cierto es que le metieron tanto miedo que su digestión se vio perturbada. Cuando volvió el Rey y quiso reanudar la conversación en el punto en que la había dejado, ya no encontró resistencia; pero, a su primer esfuerzo para abrir una puerta, abrióse con toda naturalidad la de al lado y manchó las sábanas con un color muy distinto al que se espera después de una noche de bodas. Olor espantoso, pues las reinas no gozan de las mismas propiedades que la algalia. ¿Qué habría hecho usted en lugar del Rey? Se fue jurando y estuvo ocho días sin querer tocar a su real esposa y de hecho nunca tuvieron hijos”.

Finalmente, y con el cojín haciendo la función de tope para la que había sido  diseñado, Fernando VII tuvo sucesión con su sobrina María Cristina: Isabel II, reina que será reconocida por su ajetreada vida sexual con cualquier miembro de la corte.

Y es que, como suele decir la sabiduría popular: de casta le viene al galgo

Otra reconstrucción "fidedigna". Gracias a Príapo y a Photoshop por vuestra ayuda

18 comentarios:

  1. Con un lenguaje necesariamente vulgar describe vívidamente una acción real que no por eso deja de ser de una vulgaridad espantosa , no obstante emplea algunas palabras técnicas muy precisas como : Macrosomia y expresiones muy vulgares como mear y no echar gota , y la descripción de Prosper de Merimée

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  2. Bueno, está claro que el tema incita a la mofa y el cachondeo, pero el comentario "sin embargo, hay un rasgo de su vida que compensa todo el mal que puedo hacer a sus súbditos" debe estar haciendo que todos los españoles del sXIX se revuelvan en sus tumbas. Que alguien tenga un pene enorme te "compensa" del mal que te haga??

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  3. Obviamente hay que leer todas las entradas en un tono humorístico pero con un poso científico. Seamos sinceros, lo puramente científico aburre, por lo que son estos chascarrillos y el humor a veces un tanto ácido lo que (por lo menos en mi opinión) da color a la Historia.
    Y de todas formas, Fernando VII tuvo sus amiguitos en la España del XIX (probablemente no se debían al tamaño de su pene): Los Voluntarios Realistas, los cuales debían ser algo digno de ver por lo... llamémoslo "anacrónico" de su pensamiento. Ah, y veían liberales y constitucionalismo por todos sitios como quien veía comunistas en la Guerra Fría.
    Lo dicho, algo digno de verse.

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    1. Me parece estupendo, simpatiquísimo y original este Lord Worsworth-Moriarty III. Me encanta! Si así fuera siempre la cátedra de historia los alumnos la amarían!!

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  4. Hola me gustaría transmitir la observación de que los dos primeros anónimos son un poco soplagaitas. Gracias.

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  5. Hola,

    Me gustaría transmitir la observación de que estoy de acuerdo con el Anónimo anterior y, que tal y como él indica, los dos primeros son unos soplagaitas.

    Mis felicitaciones al autor.

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    1. Yo quería apoyar tu observación y continuar así con la cadena de reafirmar que los dos primeros son unos soplagaitas.

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  6. Apuntar, y nótese la fina ironía, que todos los anónimos que han comentado esta entrada son unos soplagaitas, incluido un servidor.

    El autor, soberbio.

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  7. Estoy de acuerdo con los últimos anónimos.

    P.D. Si Fernando VII levantase cabeza, ordenaría nuestra ejecución.
    P.D2. Una lástima que este país haya sido y siga siendo parcialmente gobernado por retrasados.

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    1. hola, soy del futuro, estas seguro en cuanto a lo de parcialmente?

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  8. Si la historia se puede ver con un cierto grado de humor, pues bienvenida sea!. Los antiguos gobernantes siempre se caracterizaron por sus "extrabagancias" en todo sentido de su vida, y como es lógico muchas veces se les inventó tanto en su físico como en sus hazañas; al final la historia es cruel con muchos de ellos que solo buscaban satisfacer su ego o su necesidad porque el pueblo los admirara muy a su manera y estilo.

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  9. Quisiera comentar, al respecto de lo indicado por el anónimo anterior, la lastima también que no se aboliera la a tiempo la ley sálica, a fin de continuar la tradición con una Reina del nivel de Doña Elena de Borbón y Grecia.
    Vivan las caenas!

    Fdo. otro soplagaitas

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  10. Si no les gusta la Historia con un toque de humor y busca algo más "serio"...
    lean mis entradas históricas en mi blog:

    http://lamiradahistorica.blogspot.com.es/

    (Sí, es una anuncio publicitario jaja)

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  11. Así que " se dedicó a dar caza a todos los ilustrados españoles"...
    Les estuvo bien empleado por haber hecho la 'rendición preventiva ante el hermano de Napoleón, un tal Pepe Botella a quien su 'emperador' puso como rey ilegítimo de España.
    Y esos ilustrados cobardes se rindieron preventivamente ante los deseos de Napoleón.
    Les salió mal, porque el pueblo en masa, los descendientes de los terribles Tercios españoles, apoyado por los ingleses (siempre velando por lo suyo), derrotó a Napoleón, el cual tuvo que reconocer en sus memorias que el mayor error de su vida fué invadir España.
    No me exraña que se dedicara a dar caza a los ilustrados masones, a quienes los franceses e ingleses habían iniciado para tener de mano a conspiradores traidores dentro de la nación.

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  12. El primer anonimo no tiene ni idea de historia o tiene una gran capacidad de tergiversación. Increíble.

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  13. Que haya paz entre los anónimos, por favor. Como bien ha señalado el sexto, todos somos unos soplagaitas.

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