Estoy hasta los cojones de ver por ahí un corta-pega de lo puta mierda que era la Edad Media. Y sí, la Edad Media era una puta mierda, no lo voy a negar. Pero en la Edad Media intentaban no vivir en la puta mierda, porque a nadie le gusta vivir en la puta mierda. Simple y llanamente. No voy a poner imágenes, porque suficiente tocho ha salido esta semana.
La primera frase ya empieza así:
Al visitar el
Palacio de Versalles en París, se observa que el suntuoso palacio no tiene
baños.
Porque el siglo XVII es “Edad Media”, tócate los
cojones. Todo el mundo sabe que la Edad Media dura hasta que empieza el siglo
19. Y leer los siglos en números normales va a ser lo menos incorrecto que va a
ocurrir a lo largo de esta entrada. Porque fíjate, no hay baños en Versalles.
Obviamente no puede ser porque los baños de la época eran baños muebles, sin
fontanerías empotradas ni cosas así. Qué guarros eran en Versalles, que no
tenían duchas con hidromasaje.
En la Edad
Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos
papel higiénico. Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del
palacio.
En la Edad Media los culos no se limpiaban. Era normal
que la gente se cagara encima todo el rato. Una costumbre muy medieval era la
de esperar que un calvo pasara cerca de las ventanas del palacio, para
arrojarle con violencia heces y provocar las risas de los cortesanos cuando se
le acertara en su calva con el material fecal.
En un día de
fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas, sin
la más mínima higiene.
De hecho, eran tan guarros que, de haber existido tal
espacio en la distribución de Versalles, se habría cocinado en el baño.
En las películas
actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse...
La explicación
no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que
fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que
no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi
inexistencia de agua corriente.
Solo los nobles tenían lacayos para
abanicarlos, para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca, además
de ahuyentar a los insectos.
Por supuesto, sin baños en los que ducharse, la
deducción lógica era hacer esas enormes faldas, tan típicas de la Edad Media.
Los lacayos tenían que hacer turnos dobles cuando la gente quería conectar sus pútridos
genitales en un impío ritual de apareamiento blasfemo, ya que primero había que romper la costra para facilitar el acoplamiento.
Los que han
estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese
momento, no solo se contemplaban, sino que se usaban como retrete en las
famosas baladas promovidas por la monarquía, porque no había baños.
Esto era así desde 1184, cuando un montón de nobles cayeron en una letrina al colapsar el suelo que los sostenía, después de ello se estableció la costumbre de defecar sólo al aire libre, en suelo firme. De hecho, los jardines eran tan suntuosos y floridos
porque eran fertilizados cuidadosamente con el abono más caro que conoce el ser
humano: la mierda de aristócrata. Para ello se explotaba horriblemente a los
aristócratas en granjas de engorde, solamente con la intención que aumentar
considerablemente el volumen de sus deposiciones.
En la Edad
Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo
del verano). La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así
que en junio, el olor de la gente todavía era tolerable. Sin embargo, como
algunos olores ya comenzaban a molestar, las novias llevaban ramos de flores
cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor. De ahí la explicación del origen del
ramo de novia.
Las metáforas son para gente que se baña bien,
obviamente, y si tu higiene es lamentable, no hay espacio para el simbolismo. No
puede haber una explicación que relacione belleza de las flores con belleza de
la novia. De hecho, la tradición original era que la novia arrojara un ramo de
heces, para cubrir el hedor de los cuerpos.
Los baños se
tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente. El jefe de la familia
tenía el privilegio del primer baño en agua limpia. Luego, sin cambiar el agua,
llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y,
finalmente, niños. Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su
turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé
adentro.
La última frase es literal. El agua estaba tan turbia
y saturada de mierda que básicamente estabas aplastando al bebé contra
sedimentos de roña ligeramente humedecidos por lo que una vez fue agua. Pero
era 1750, y en la Edad Media era típico hacer esas cosas a los bebés.
Los techos de
las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor
lugar para que los animales: perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran
calientes. Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al
suelo.
Sobre todo en los ambientes de montaña, que el sitio
más calentito es el tejado. ¿Quién no ha perdido a un perro y se lo ha encontrado ahí, subido entre las vigas?
Los que tenían
dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material,
causando que muchas personas mueran por envenenamiento.
Recordemos que
los hábitos higiénicos de la época eran terribles. Los tomates, siendo ácidos,
se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban
para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo
"en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de
bebida alcohólica con óxido de estaño). Alguien que pasara por la calle
pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el
funeral. Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos
días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si
el muerto se despertaba o no. De ahí la que a los muertos se les vela
(velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.
La cerámica no se inventó hasta bien entrado el siglo
XIX, y en la Edad Media se prefería beber en recipientes mucho más difíciles de
fabricar (y por lo tanto, costosos) antes que usar los de barro cocido. Ojalá
nos hubieran llegado más vestigios arqueológicos de esos misteriosos
recipientes de cerámica, apenas encontrados por un par de arqueólogos
afortunados. Recordemos que los hábitos
higiénicos de la época eran terribles, así que también habría sido posible
que bebieran directamente el barro, de lo guarros que eran.
Inglaterra es un
país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos.
Luego se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y
la tumba se usaba para otro cadáver. A veces, al abrir los ataúdes, se notaba
que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre
muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.
En Inglaterra reutilizaban los ataúdes porque no había
espacio suficiente, pero en los países más pequeños que Inglaterra,
sencillamente arrojaban con todas las fuerzas el cadáver hacia arriba y,
durante el tiempo que se mantenía en el aire, tenían el problema resuelto.
Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de
atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el
ataúd y atarla a una campana. Después del entierro, alguien quedaba de servicio
junto a la tumba durante unos días. Si el individuo se despertaba, el
movimiento de su brazo haría sonar la campana. Y sería "salvado por la
campana 🔔" , que es popular expresión utilizada por nosotros
hasta hoy.
El hilo se movía perfectamente a través de los 3
metros de tierra del agujero, sin ningún tipo de fricción con la arena. Si la campaña se movía de manera frenética, era
que el difunto se estaba haciendo una paja, y había que esperar de 5 a 10
minutos para abrir el ataúd y ahorrarle la vergüenza al pobrecillo.
Y hasta aquí las perlas de sabiduría de la semana.
Todas ciertas al 100% y, si tienen duda de alguna, no olviden de sospechar que
los alienígenas han estado trasteando otra vez con las civilizaciones antiguas.
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