domingo, 14 de julio de 2019

Simón Bolívar



Pequeñito aviso para lectores latinoamericanos: No os toméis en serio mi blog. Soy un imbécil que se dedica a hacer bromas de ínfima calidad que muchas veces pueden considerarse de mal gusto. Vamos, que el nombre es “Diario de un vago histórico” no “Diario de un catedrático superserio” y eso debería ponerte un poco sobre la pista.

Simón Bolívar ("el Boli para los amigos"), el magno político y militar Venezolano. El liberador de Virreinatos. El semidios de metro sesenta y ocho.

Como mucha gente influyente de los siglos pasados, Simón Bolívar fue algo porque nació en una familia aristocrática con dineros que, como toda persona políticamente influyente de la época, era de ascendencia española. Si muchos de los países de Sudamérica aún tienen trazas de pigmentocracia en pleno siglo XXI, imaginaos como sería en el siglo XVIII.

El Simón Bolívar del siglo XXI. Sí, ese es el nivel.

Bolívar creció siendo un niño anodino sin nada especial y cuando fue mayor lo mandaron a España a que aprendiera algo. Y en vez de eso se casó con diecinueve años, iniciando la bella costumbre de follar mucho en el Erasmus. ¿Cuánto duró el frenesí pasional de la luna de miel? Pues no demasiado, porque se casaron en mayo de 1802 y para enero de 1803 su mujer ya había pasado a mejor vida al contagiarse de paludismo al viajar a Venezuela para presentarle a la familia. Morir de unas fiebres, otra bonita costumbre del siglo XIX.

La muerte de su mujer le dejó muy afectado, y para olvidarla se dedicó a viajar. Dejarse el dinero en viajes para encontrarse en paz con uno mismo, qué tópico ¿no? Pero el caso es que viaja a Europa y en París tiene una revelación: tiene que liberar a su patria de la tiranía española. “Bolívar el niño pijo” se transmuta en “Bolívar el libertador”.

Simón Bolívar cuando trabaja de doble del actor Santiago Rodríguez Ramiro.

Paralelamente a la historia de superación personal de Bolívar, España estaba teniendo una invasión napoleónica de nada. Los territorios del otro lado del Atlántico veían ilusionados la Constitución de Cádiz y, hablando pronto, empezaron a fantasear mucho con la idea de una confederación española en la que no dependían de la monarquía hispánica.

Y aquí entra Bolívar y su visión mesiánica. No os voy a aburrir con fechas y lugares, simplemente os voy a decir que Bolívar convirtió a Venezuela en una república, los realistas españoles reconquistaron mucho territorio y el que no pudieron conquistar se fragmentó en pequeños señores de la guerra, se exilió en Jamaica y luego en Haití y llegó a la conclusión de que si quería una independencia total había que ser más ambicioso.

Porque de nada servía independizar Venezuela si los españoles partidarios del monarca entraban por los países vecinos, te mataban a las personas que estaban al mando y se marchaban dejando caos y manchas de sangre (que se van muy mal de la ropa). Y de esta forma surge la idea de la Gran Colombia. Para los poco puestos en ese periodo, la Gran Colombia era una especie de unión de lo que ahora son los países de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela que, spoilers aparte, apenas duró diez años por las enormes tensiones políticas y culturales internas.

Un montón de gente admirando las impresionantes erecciones matutinas de Simón Bolívar.

El caso es que Simón Bolívar lo consiguió, y se declaró a sí mismo dictador de la Gran Colombia el 27 de agosto de 1828. A algunas personas no les sentó bien que monopolizara tanto poder e intentaron asesinarle. No lo consiguieron, pero el ambiente no volvió a ser el mismo porque no hay nada como un intento de asesinato para empezar a pensar “puede que la gente no me vea todo lo bien que creía”.

Además la Gran Colombia declaró la guerra a Perú para liberar los territorios de Bolivia. Venezuela dio la espalda a Bolívar y se declaró independiente. Además de numerosos opositores de pequeña relevancia que le disputaban el poder a escala local. En un contexto así es normal que Bolívar mandara todo a la mierda y dimitiera de la presidencia de la Gran Colombia el 20 de enero de 1830.

Y poco más, literalmente. Bolívar no llegaría a 1831 porque moriría de tuberculosis el 17 de diciembre de 1830, una enfermedad muy de moda del siglo XIX. Aunque, después de hacerle análisis científicos a los restos del pobre Bolívar se ha empezado a cuestionar esa versión y empezado a hablar de un supuesto envenenamiento.

Pero por ahora es sólo una teoría, y liarme la manta a la cabeza ya es pisarle el terreno al Canal de Historia y sus fantasías conspiranoicas.





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