domingo, 18 de noviembre de 2018

Larga vida a la Kampuchea Democrática




Esta semana os voy a hablar del maravilloso país de Camboya durante el entrañable gobierno de Pol Pot. Hablaremos hoy de la Kampuchea Democrática y sus magníficas reformas para conseguir un país próspero y avanzado. Y como todas las buenas historias, comienza con la Primera Guerra Mundial la descolonización.

Francia se había ido de sus dominios en el continente asiático y había dicho “ahí os dejo el marrón” a débiles gobiernos locales. El país inició su independencia en 1953 y parece que no les fue mal hasta 1970. El futuro parecía prometedor para Camboya (nada de rimas fáciles): en el contexto de la Guerra Fría, el príncipe Norodom Sihanuk anunció la voluntad de mantenerse neutral. Que se mataran otros.

Entonces Estados Unidos señaló a Camboya y dijo “Camboya está dando cobijo al vietcong” y, en 1970, organizó uno de esos golpes de estado (de esos que tanto le gustaba dar a Estados Unidos) para cambiar al neutral príncipe Norodom Sihanuk por el mariscal Lon Nol, mucho más proclive a ser una buena marioneta. Lon Nol empezaría una política marcadamente anticomunista, persiguió a los propios camboyanos comunistas y apoyó a Vietnam del Sur contra los malvados vietnamitas comunistas. Para asegurarse de ello asumió el papel de dictador de Camboya en 1972.

Miles de disléxicos del mundo creyeron durante unos años que Camboya estaba regida por un sistema dictatorial de una ciudad inglesa.

Estalla, de esta forma tan tonta, una guerra civil entre Lon Nol y los Jemeres Rojos, que por si había alguna duda, son los camboyanos comunistas. El gobierno pro-americano fue tan chapucero e inútil que un montón de guerrillas de campesinos de las montañas llegaron a tomar la capital del país. El resto cayó como un castillo de naipes y se consolidó, en 1975, el país con el nombre de “Kampuchea Democrática”.

Y no hay una nación con historia que merezca el adjetivo de “respetable” sin su buena ración de genocidio. O en el caso de Camboya, autogenocidio.

Uno de los primeros movimientos de los Jemeres Rojos fue purgar el ejército republicano del mariscal Lon Nol. “Bueno, nada que no hayan hecho otras revoluciones a lo largo de la Historia” puedes pensar para ti mismo. Y ahí es dónde empieza el primer error, porque Camboya no era un país que tuviera millón y medio de soldados que purgar.

SANGRE PARA EL DIOS DE LA SANGRE CRÁNEOS PARA EL TRONO DE CRÁNEOS.

Pol Pot empezó un plan de ruralización de Camboya, porque consideraba que la vida en el campo era la “vida auténtica”, enfrentada a las ciudades, que eran fotos de decadencia burguesa. De igual forma se suprimieron la moneda, los mercados y la religión, que también eran costumbres burguesas. En la práctica, muchas profesiones intelectuales fueron forzadas a dejarse la vida construyendo diques par arrozales. Porque todo el mundo sabe que, en una sociedad avanzada, un granjero es mucho más útil que un médico.

La baja productividad hizo que escasearan los alimentos más básicos. La escasez de alimentos trajo importantes hambrunas. Las hambrunas llevaron a un debilitamiento del sistema inmunológico y esto último, enfermedades y epidemias. Por no hablar del mortal un gusto por las ejecuciones que desarrolló la Kampuchea Democrática, que hizo el resto.

Irónicamente, en la bandera de la Kampuchea Democrática hay una fábrica. Probablemente la única tolerada en todo el país.

Además hay que tener en cuenta que etnias y religiones concretas eran vistas con malos ojos en la Kampuchea Democrática. A los católicos se les veía como espías extranjeros, y a los vietnamitas como invasores indeseables. De hecho, pese a que en teoría eran los dos países comunistas, la Kampuchea Democrática odiaba con todas sus fuerzas a Vietnam del Norte.

Las áreas fronterizas de los dos países eran el terreno perfecto para pequeñas incursiones de castigo y asesinato. Las relaciones diplomáticas eran frías (en el mejor de los casos) y los Jemeres Rojos tenían unas ambiciones expansionistas respecto a las fronteras norvietnamitas que no sentaban demasiado bien a estos últimos. Es más, pese a que la población  estaba muriendo a pasos agigantados, la Kampuchea Democrática inició conflictos fronterizos con Tailandia y Laos, porque tener conflictos fronterizos solamente con Vietnam era de parguelas.

Al final, en 1979, ocurrió lo que era normal. Que Vietnam del Norte se cansó de su hermano siamés hambriento y tonto y le dio un par de tollinas bien dadas para quitarle la tontería. Después de la invasión de Camboya por parte de los norvietnamitas, se instauraba de esta forma la República Popular de Kampuchea, que nada tenía que ver con la Kampuchea Democrática.

Para nada.

1 comentario:

  1. Amigo disculpa levantar entrada tan antigua pero que barbaridad de post. De lo mejor que he visto por internet. Que grande

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