domingo, 19 de abril de 2015

Napoleón Bonaparte


La semana pasada acabé mencionando a un tío que seguro que os sonará: Napoleón Bonaparte. Y si no te suena es probablemente porque no sabes leer y has entrado aquí solo para ver fotos y seguirás sumido en las tinieblas de la ignorancia porque no podré iluminar tu camino. Y tus padres no te quieren.

Bonaparte viene en dos sabores según seas un afrancesado comeflores o un hereje británico: para los primeros es una especie de superhéroe cortacadenas que lucha contra la injusticia y el Antiguo Régimen; para los otros es un megalómano bajito con ganas de tener bronca. Yo, personalmente, no me creería ni una ni otra versión.

Don Napoleón nace en Córcega con el sospechoso nombre de Napoleone, que cambia luego para resultar más francés, en una familia noble de segunda fila de provincias. Sus orígenes italianos hicieron que tuviera que aprender francés y que se trasladara a la Francia continental a iniciar su carrera militar. Tras entrar en la École Militaire, se especializó en artillería.

La Revolución Francesa lo pilló en Córcega, por lo que Napoleón volvió a la capital francesa a tomar parte activamente en el lado jacobino, porque era amiguete de Robespierre. Así que cuando cae Robespierre parece que la carrera de Napoleón acabará de la misma forma… pero no, consiguió disipar las dudas de su lealtad. Y no solo eso, sino que un año después logró hacerse famoso tras defender el Palacio de las Tullerías de una insurrección realista.

Soy historiador, ocurrió así, créanme
Desde entonces, la fama cosechada entre los miembros del Directorio hizo que tuviera al mando el ejército francés que invadiría Italia en 1796. Bonaparte carga contra los austriacos, bandera en mano, en la batalla del puente de Arcole (y casi se lo cargan de forma tonta por liderar la carga a pecho descubierto). De esta forma los franceses se partieron la cara contra austriacos y soldados de los Estados Pontificios, y siendo un militar tremendamente influyente para Francia.

Consolidada su posición en Italia y habiéndose aburrido de pizza, puso los ojos en el otro lado del Mediterráneo. En 1798 comanda una expedición contra los otomanos en Egipto. Hizo unas cuantas travesuras por el Nilo con algunos científicos, que estaba muy de moda eso de ir a un país exótico y hacer algunas investigaciones (cosas de la Ilustración, yo que se), y se volvió a Francia. La mentalidad de la época hizo que la campaña en Egipto fuera más cruel que las europeas porque estaban batallando a un enemigo “inferior” y “salvaje”. Lo cual significa que a los prisioneros había que matarlos a bayonetazos y abandonar a los heridos.
Napoleón de resaca

Pero, bueno, llegamos ya al Primer Imperio Francés, que es básicamente cuando Napoleón asume el consulado vitalicio en un imperio hereditario gracias a su fama y sus influencias. Vamos, que se instaura como rey pero sin serlo y de buen rollo.Y con Napoleón Bonaparte en el trono de Francia se inicia el pifostio de las Guerras Napoleónicas, que es la internacionalización de los ideales Revolución Francesa a base de bayonetazos, cargas de caballería y cañones de campaña.

Empezó una expansión hacia el este, una ocupación de Centroeuropa y una guerra contra Inglaterra. ¿Por qué? Porque todo buen hombre que se precie de serlo tiene que mear hacia Londres. Y también porque las dos potencias tenían una rivalidad ideológica y comercial bastante desproporcionada.

Tras la batalla de Austerlitz las tropas francesas hicieron añicos a los opositores europeos, apoyados por los rusos, pero un par de hostias no impidieron que se cimentara una amistad entre el zar Alejandro I y Napoleón. Y es el Tratado de Tilsit (1807) se parecía a una especie de luna de miel de emperadores.  Pero ese noviazgo  duró poco porque en 1812, tras el enfriamiento de las relaciones diplomáticas pero no de la amistad, Napoleón invadió suelo Ruso. Y es que Rusia estaba cumpliendo los acuerdos que tenía con Francia poco entusiasmo y poniéndole los cuernos con los ingleses.

Napoleón y Alejandro I ¿Soy yo o de aquí puede salir una buena fanfiction yaoi? 
Vale, no digo nada, que se me han adelantado

Y, como todo el mundo sabe, la invasión de Rusia fue un error. Una orgia de vodka y tripas francesas para los rusos, una ración gratuita de frigopolos para los franceses. A las pérdidas de la campaña rusa había que sumarles la de la campaña española, haciendo un sándwich interesante y entrando las tropas de la Coalición (el club de anti-fans de Napoleón) en París el 31 de marzo de 1814.

Con el tratado de Fontainebleau se desterraba a Bonaparte a la isla de Elba. Los realistas instalaron en el poder a Luis XVIII como monarca de Francia, lo que hizo que Napoleón se cabreara y huyera de su isla apenas un año después, en 1815. El rey fue tan inútil de enviar a detenerlo a un regimiento que había comandado (el Quinto Regimiento de Línea) y estos se unieron a Napoleón y marcharon sobre Paris. Luis XVIII manchó sus calzones de manera poco regia.

Puede que Napoleón nunca fuera rey, pero pintas de reina no le faltaban

Napoleón duro al mando de París unos cien días, en los que decretó reformas bastante avanzadas para su época, pero sus afanes expansionistas fueron acabados de una vez por todas en Waterloo. Como castigo, fue desterrado a Santa Elena, en medio del Océano Atlántico para que le fuera muy difícil volver a Francia aunque se lo propusiera. Napoleón Bonaparte moriría siete años después de haber llegado a la isla, en 1821.


El verdadero ganador de las Guerras Napoleónicas fue El Congreso de Viena, que pudo hacer y deshacer a voluntad en Europa. El nuevo orden que imperaría sería el dictado por la contrarrevolución, pero los ideales de la Revolución Francesa habían calado en muchas personas. 

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