Esta semana,
siguiendo con el temario de selectividad, tocaría hablar de la dictadura de Primo
de Rivera. Después de haber hecho un TFG sobre el periodo, puede que me quede
demasiado larga o densa, pero es lo que tiene haberme leído mil libros sobre el
periodo. Pero que no se diga que no lo intento. Es más, lo que escriba aquí
estará avalado por el ocho que saqué ante tribunal en dicho trabajo, y tendré
algo de credibilidad.
Partimos
del hecho de que ya he hablado de los antecedentes del periodo y lo he bocetado
con anterioridad, lo cual es bueno, porque así tendréis “un resumen” y un
contexto disponible. Así que al tajo.
El pronunciamiento
militar era una forma de acceder al poder muy normal en la España del siglo
XIX, y en España no éramos muy de abandonarlo culturalmente hasta 1930, aunque cronológicamente
ya nos encontráramos en el siglo XX. Por eso nadie puso el grito en el cielo
cuando ocurrió el golpe de estado: tanto Alfonso XIII como la opinión se
encogieron de hombros y ante la noticia de que se acababa casi un siglo de
democracia española (con altibajos) dijeron “pues que pase la dictadura ¿no?”. La
dictadura empezaba su andadura el 13 septiembre de 1923.
Y el
nuevo régimen que se creaba para España coqueteaba con el recién instaurado fascismo
italiano, pero eran coqueteos que no llevaban a ninguna parte. Eran como esas
escenas de las comedias románticas en las que los dos protagonistas se van a
besar pero ocurre algo que les interrumpe: en el momento en el que Primo de Rivera
realmente podía tomar una decisión “fascista” ocurría algo y no se tomaba, pero
la tensión sexual seguía latente.
Miguel Primo de Rivera: buen dictador y mejor sello postal.
El
contexto internacional tampoco era el mejor para una democracia, que conste. La
salida dictatorial en el periodo de entreguerras es algo común en los
siguientes países: Hungría (1919), Portugal (1926), Polonia (1926), Yugoslavia
(1928), Albania (1928), Letonia (1934), Estonia (1934), Bulgaria (1935), Grecia
(1936), Rumanía (1938); aunque si nos damos cuenta, España (1923) es uno de los
primeros países de apuntarse al carro del autoritarismo. Es comprensible que ante
la incapacidad del sistema liberal de armonizar las nuevas ambiciones políticas
y económicas de los países, se fue gestando un corporativismo que
contrarrestara al parlamentarismo democrático.
La
Dictadura será hábil al presentarse como la respuesta a esas ansias de
regeneración y de modernizar el país, ofreciéndose como la solución a la crisis
del liberalismo oligárquico. En principio, la dictadura se planteó como una
dictadura a la romana, como un periodo corto pero intenso de reformismo.
No soy crítico de moda pero... sin comentarios. Manda huevos. Toda indumentaria de la foto. Sin excepción.
La
Corona, siempre reacia a la democratización de las clases bajas y consciente de
que el sistema de la Restauración no podía durar mucho más, mostró su temprana
adhesión al golpe de estado. La Iglesia también apoyó al dictador, resentida
por la pérdida de hegemonía que había tenido en cuanto a temas de educación y
moral. Los grandes financieros y la burguesía catalana mostraron su compromiso
con el golpe de estado por temor a una revolución. Todos esos sectores estaban
cagados de miedo ante la posibilidad de que España se convirtiera en una “nueva
Rusia”, así que vieron encantados una intervención militar que defendiera el
orden tradicional de las cosas y tuviera mano dura con esos molestos
sindicalistas que montaban huelgas por casi todo.
En este primer momento es cuando se acentúa el nacionalismo
español hasta límites que rozaban el folklorismo más casposo (trajes de faralaes
por todas partes, sevillanas en todos los teatros… exaltación del espíritu
español idealizado, vamos). La declaración del “Estado de guerra” permitía
partirle la cara libremente a quien diera un poco de mal públicamente, en
especial a los anarquistas. Se fundaba el Somatén español, una organización
para los “hombres de bien” pero que en realidad era una asociación de paramilitares
pintorescos con más armas que sentido común (y eso que su armamento más
avanzado eran palos grandes).
Se disolvieron los ayuntamientos para disolver a la élite
vieja y repartir los cargos entre los nuevos adeptos de Unión Patriótica. Unión
Patriótica, constituida ya en abril de 1924, será el instrumento que utilizará
la dictadura para dar una pátina de legalidad a su poder. Pero como partido
creado desde el poder, se llenó de arribistas y oportunistas que buscaban conseguir
algún chollete guapo al calor de papá Estado.
Somatenistas posando con sus armas. Distingo a tres premios Nobel, tres doctores en Filosofía, dos mecenas de las altas artes y un gordo de bigote al que le debe costar hasta respirar. Y eso tirando a lo bajo.
Paralelamente a Unión Patriótica se creó el Somatén como
forma de integrar transversalmente a la sociedad, independientemente de su
extracción social. El somatén se presentaba a sí mismo como una institución
garante del orden moral y de la higiene social, vinculada con el orden y la
armonía colectivos, objetivos tremendamente grandilocuentes, pero ya he dicho
que eran unos paramilitares pueriles y exaltados, reaccionarios e incompetentes
como ellos solos. Una especie de caricatura de los grupos paramilitares serios
de esos que dan miedo.
En 1925 se acababa la primer parte de la dictadura, el
Directorio Militar, y comenzaba la segunda, el Directorio civil, que duraría
hasta 1930.
Pero como me está quedando muy larga la cosa, os cuento como
termina la semana que viene.
Menudo cliffhanger ¿eh?
Soberbio... Como siempre.
ResponderEliminarGracias por estos ratos educativos.
la tercera fotografía a que momento exacto corresponde? Es que tengo que hacer un comentario de esa foto pero no la diferencio. Ayuda??
ResponderEliminarSi te refieres a la fotografía en la que está con los reyes, es un discurso dado el 17 de mayo de 1927 con motivo del 25 aniversario de Alfonso XIII como rey.
ResponderEliminarSi te refieres a la última foto, son los somatenistas de El Toboso (Toledo).