domingo, 19 de octubre de 2014

Historia de mi historia



Últimamente he hablado mucho sobre historia y muy poco sobre mí. Así que vamos a romper un poco esa inercia que habíamos cogido, pero sin salirnos de la temática.

Empecé este blog sin saber muy bien lo que quería hacer, como un simple pasatiempo con el que aliviar el, cómo calificaría Baudelaire, spleen veraniego. Escribir nunca se me ha dado mal y, aunque los blogs habían sido desbancados por Twitter, Tumbrl y una horda de niños-rata campaba a sus anchas por Youtube, hice lo que sabía hacer.

Una de las constantes en mi vida ha sido la Historia, así que era cuestión de tiempo que el blog se enfocara hacia ese camino. 2012 fue el año en que el blog empezó a gatear y a escorarse hacia mi carrera estudiantil de forma discreta, como esos carros de los supermercados que nunca tienen las cuatro ruedas correctamente funcionales.

El blog me lo tomé (y tomo) como un ejercicio intelectual en el que me demuestro a mí mismo que soy capaz de hablar de cosas que he aprendido. Y no solo eso, sino que soy capaz de hacer bromas con cosas serias y temas aparentemente aburridos. Si, probablemente en un libro te hablarán de las cosas de las que yo te hablo con más solemnidad, pero esos estirados no te contarán nunca que Alcibíades se cogió una borrachera de campeonato y se dedicó a castrar estatuas en plena euforia etílica. Que se queden ellos con su seriedad académica que yo me siento cómodo en mi irreverencia.

El caso es que Historia siempre me había acompañado. Mientras  mis compañeros de primaria soñaban con ser jugadores de fútbol famosos y ricos mis aspiraciones eran mucho más quijotescas y soñaba con ser un caballero de brillante armadura. Sí, siempre he sido un especialico. Mientras mis compañeros jugaban al GTA y a Los Sims yo me echaba unas buenas viciadas al Age of Empires II y al Empire Earth. Y porque en aquella época no existía el Canal de Historia, que entonces me habría tragado hasta los documentales en los que dicen que las Pirámides las han construido marcianos.

Age of Empires II, detonante lejano de la mayoría de las tesis que se están leyendo ahora mismo.

Mi familia tampoco es que hiciera mucho por cambiar la vena historiadora que me salía. Parecían cómodos con los estrambóticos gustos de su hijo, por lo menos hasta que en un cumpleaños les pidió una espada como regalo. ¿Pero cómo iba a ser si cuando era niño mis padres me regalaron libros sobre castillos, de fotos espectaculares y desplegables impresionantes? La semilla ya estaba planta y ellos no hacían más que regarla.

Digo esto porque en materia de libros tampoco mejoró la cosa. Conocí la colección “Esa horrible Historia” de la extinta editorial Molino y mi afición por la historia se agigantó. Empezó a gustarme “lo viejo” a todos los niveles y comencé a coleccionar todo aquello que pareciera que tuviera más de 50 años de antigüedad. En rastrillos benéficos y lugares similares compraba libros infumables pero que tenían un carismático olor a tiempo que los hacía de incalculable valor para mí (aunque me costaran dos euros, porque por aquel entonces veía papel moneda muy de vez en cuando).

Y todas esas cosas que he ido atesorando las sigo teniendo bien guardadas porque, aunque está mal que lo diga, soy muy materialista. Por eso creo que me gusta la arqueología tanto.

En el instituto todos los profesores de Historia me conocían y saludaban, sus asignaturas siempre me parecieron fáciles, aunque a mis amigos les parecían aburridas. La pregunta que hacían siempre era la misma ¿Para qué quiero estudiar historia, profesor? Yo no la comprendía porque veía con fascinación los hechos del pasado y conocerlos saciaba la enorme curiosidad que siempre he tenido. Pero no les culpo, a mi también me resulta un coñazo la forma de ver la Historia como una sucesión de fechas y nombres de grandes personas. Mi máxima es "puestos a quedarnos con el hecho singular, quedémonos con los hechos que nos hagan reír". 

Si vas a explicar a un puñado de adolescentes fáciles de aburrir algo de historia medieval, abre  tu clase enseñándoles esta imagen y tendrás su atención para el resto de la hora. [se encuentra en una copia del siglo XIV del Romancero de la Rosa y en teoría sirve para ilustrar la lujuria desmedida de las mujeres retratándolas recogiendo una buena cosecha de penes recién recogidos. No, el árbol no se ha extinguido porque nunca ha existido]

Cuando terminé el instituto llegó la selectividad, en la que saqué buena nota y podía haber elegido una carrera con mejor proyección laboral como Derecho. Pero para desgracia de mis padres (que por aquel entonces dudaban de si habían hecho bien) elegí la carrera de Historia. Y además de forma rotunda: en un acto de chulería fue mi única solicitud. El mensaje era contundente: o entraba Historia o no entraría en la Universidad.

Y ya durante la carrera todo se desmadró. Me enseñaron una forma de ver la Historia que poco tenía que ver con la de grandes personajes, así es como me enamoré de la vida de gente humilde de todas las épocas. Me enseñaron que frente a las tablas y tablas de precios del trigo estaba el estudio de la cultura y de las mentalidades. Me enseñaron mil cosas más que hicieron explotar mi cerebro en miles de trozos y lo reconstruyeron de una forma que nunca había imaginado antes.

"Hola, vengo a pormenorizaros el cultivo del trigo durante los años 1834 a 1835 en la parte septentrional de la cuenca oscense". Felicidades, has logrado dormir a la audiencia sólo con leer el título de tu ponencia, campeón.

Y el blog ocurre más o menos igual. Frente a la forma de hablar de Historia, con semblante adusto, una corbata en el cuello y un botellín de agua enfrente para dar pequeños y nerviosos sorbitos, frente a todas esas cosas yo ofrezco una Historia con la única aspiración de hacer reír.

Porque, quien sabe, a lo mejor alguien está leyendo este blog y gracias a ello le pica el gusanillo de la Historia como me picó a mi hace muchos años.


1 comentario:

  1. Ayer por la noche recordé de repente aquella ocasión en la que mi profesor de Historia de 4º nos contó que Fernando VII tenía un miembro descomunal. No estaba completamente segura de que fuera Fernando VII así que busqué en google "fernando vii cojin" y de esta forma encontré tu blog.

    Y dirás "ah, vale, lo apuntaré en mi libretita de cosas irrelevantes para mi día a día" pero quería darte la enhorabuena, porque has sido la primera persona que despierta en mí un verdadero interés por la historia. Y además haciéndome reír.

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