La entrada
de esta semana, que sigue con el temario de selectividad como lleva siendo
desde hace un par de semanas, será breve porque son solamente un par de
conceptos cortos: mudéjares y moriscos.
Mudéjares:
musulmanes que viven en territorio cristiano
Moriscos:
musulmanes a los que se les ha obligado a convertirse al cristianismo y viven
en territorio cristiano
Fácil ¿eh?
Bueno,
quizás sí que me ha quedado demasiado corta la entrada.
Mudéjares: pioneros en utilizar culos de botella con fines arquitectónicos
Si, se les
permitió conservar su cultura, religión y costumbres. Si, había una
coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes que duró siglos. Si, cuando
alguien de las capas superiores de la sociedad enfermaba, iba a que lo curaran
médicos musulmanes porque estaban más avanzados. Pero cuando se pasaba por un
momento malo, los primeros en pagar el pato eran los musulmanes y judíos.
Socialmente
se articularon en aljamas (distritos para la población musulmana) y teóricamente
gozaban de la protección del Rey, por la que pagaban sustanciosas sumas de
dinero en forma de impuestos especiales. En la práctica eran ciudadanos de
segunda que pagaban a los cristianos para que no les pegaran y que sufrían una
relativa segregación social.
No te fíes de ellos: colaboran con el islamismo turco en una impresionante conspiración medieval internacional
Con la toma
de Granada la unidad religiosa fue una obsesión para los monarcas españoles.
Los buenos tiempos en los que al mudéjar del pueblo se le pegaban un par de
collejas y se le dejaba marchar había acabado. Es cierto que los mudéjares eran
los autores del homónimo estilo arquitectónico que dejaba ejemplos
sobresalientes en la Corona de Aragón (como la Seo o las muchas torres
turolenses) pero según los Reyes Católicos sobraban musulmanes en la Península
Ibérica.
En el siglo
XVI a los mudéjares se les obliga a bautizarse y convertirse al cristianismo. Y
como ahora eran cristianos como cualquiera, se les estigmatizó por haber
abrazado la Fe Verdadera tarde: nacen así los cristianos nuevos, también conocidos como moriscos. El bautismo consiguió que parte
de la población se integrara en la vida diaria, pero nunca se quitaron de
encima la sospecha de colaborar con los turcos y piratas del norte de África
para provocar la caída de la cristiandad. Así, como si un pobre hombre recién
bautizado de la sierra turolense fuera el mayor conspirador del mundo y celebrara
reuniones secretas para matar al Papa con sus propias manos.
Como puede apreciarse, los moriscos eran maestros de la moda. Sus trajes no se parecían en nada a unas cortinas baratas puestas encima del hombro.
Como la cosa no avanzaba y la integración brillaba por
su ausencia (seguían en sus aljamas, en la vida privada seguían practicando
el rito musulmán…) se optó por la vía
fácil: enviarlos fuera del país. En el siglo XVII (en Aragón concretamente en
el año 1610) se decretó la expulsión de los moriscos de España con la excusa de
que eran malos cristianos y amigos de los turcos.
La expulsión afectó especialmente a
Aragón. No porque les tuviéramos especial cariño, sino porque dejó a buena
parte de la Corona de Aragón sin población ya que el Reino de Valencia era el
más habitado por moriscos, seguido por el propio Reino de Aragón. Grandes zonas
de esos reinos quedarían abandonadas y no se volverían a ocupar hasta un siglo
después.
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