El otro día estaba recogiendo el trastero de, bueno, trastos
cuando me topé por casualidad con mis apuntes de selectividad. Llevaban
literalmente años cogiendo polvo en un sótano oscuro al más puro estilo “mazmorra
de castillo” pero sin grilletes en las paredes y con muchos menos esqueletos
humanos.
Así que, en un arrebato de nostalgia, me dije a mi mismo ¿y
si actualizas esos apuntes a algo que no de pena leer? Comencemos por el
principio:
La
repoblación cristiana
La Reconquista, esa controvertida parte de la historia de
España. Unos historiadores dicen que existió y otros no, todos aportan datos
que consideran fundamentales pero no se ponen de acuerdo entre ellos. P’al
caso, patatas; que es lo que se dice comúnmente.
Hay que tener en cuenta que los reinos cristianos que resistieron
al avance musulmán en la Península estaban fragmentados y, hablando claro, eran
cuatro montañeses que se habían retirado la palabra entre ellos. Por eso se tardó tanto en volver a conquistar
el territorio perdido. Las zonas agrestes de montaña eran fáciles de defender,
pero no podían soportar una carga demográfica grande.
Las pocas personas que se podían permitir los reinos
cristianos pasaban a formar parte de las levas de infantería de los ejércitos.
A estos ejércitos se le sumaban muchas veces
mercenarios de más allá de los Pirineos en busca de fama y fortuna que
no siempre estaba de acuerdo con el ideal cristiano de devoción a Dios.
Alto, alto, alto ¿y esto qué tiene que ver con la
demografía?
A donde quiero llegar es que esos pequeños reinos no tenían
la población suficiente para ocupar un territorio y desplazar a los habitantes
de religión islámica. Si hubiera ocurrido así, y los asentamientos ocupados se
hubieran repoblado solamente con cristianos, la reconquista se habría parado en
la tercera aldea que conquistaran.
La opción más fácil y práctica fue, simplemente, sustituir
las élites musulmanas por elites cristianas. A veces ni eso y sólo se pidió a
las elites musulmanas un juramento de lealtad y el abrazar paulatinamente el
cristianismo. No siempre las ciudades se conquistaban mediante la espada, a veces un buen soborno o una rendición generosa era la mejor forma de tomar un territorio. Las transformaciones que supuso la conquista de territorios se
tradujo en una nueva organización social en torno al cristianismo, nueva política
y nueva administración.
Los mapas siempre hacen bonito y parece que dan relevancia intelectual
La repoblación castellana pudo sustituir efectivamente a la
población musulmana y ocupar los fértiles valles de los ríos mesetarios. En
Aragón la fuerza demográfica no fue igual de fuerte y se optó por tolerar a la
población musulmana, que pasarían a denominarse “mudéjares”. A pesar de todo,
en ambos territorios amplias extensiones de terreno fueron otorgadas a órdenes
militares porque con las órdenes militares los reyes cristianos se marcaban un
2x1: defendían los territorios mediante la fuerza militar y al mismo tiempo
predicaban el catolicismo mediante esa misma fuerza militar. Y esa es la razón
por la que las órdenes de templarios y hospitalarios, tan internacionales, se
mezclaran con las tan hispánicas órdenes de Montesa, Calatrava, Santiago o Alcántara.
Gran parte de Castilla la Mancha y de Valencia fueron dadas a órdenes militares
que se comprometían a defender los territorios en el nombre del rey.
Otra sustanciosa parte fue entregada a familias de nobles,
que habían aportado sus soldados a las mesnadas y algún beneficio tenían que
sacar. Otras veces se concedían ventajas
fiscales y otras facilidades mediante cartas puebla y fueros, creándose núcleos
urbanos competentes que defendían sus tierras y derechos ante invasores. En el
peor de los casos, si el rey era especialmente vago o las tierras carentes de
interés para nobles y eclesiásticos, se otorgaban mediante el derecho de
presura; este derecho venía a decir que todas las tierras que pudieras mantener
y defender te las podías quedar, creando en algunas partes de la Península
pequeños núcleos de agricultores propietarios.
Mirad que expresiones de felicidad tienen estos campesinos. Trabajar las tierra: la montaña rusa de las emociones de la Edad Media
En definitiva, la población iba colonizando nuevas tierras
conforme la frontera avanzaba. No era una repoblación “al estilo del Oeste
americano” sino que más bien asimilaban los asentamientos ya fundados. En el
caso de necesitar nuevos asentamientos, se emitían fueros y otros documentos en
los que se fijaban las normas básicas de vida municipal y otorgaban ventajas
para hacer atractivas esas nuevas tierras.
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