La
gente cuando piensa en las cruzadas piensa en los templarios, Saladino, Ricardo
Corazón de León y todo ese tipo de tópicos. Pues bien, todo ese espíritu
caballeresco es hasta la Tercera Cruzada.
La
Primera Cruzada fue una manifestación de fervor religioso interestamental. La
Segunda Cruzada fue una estupenda campaña de lavado de cara para las grandes aristocracias
de la cristiandad. La Tercera Cruzada fue… ¿la más llevada al cine? Bueno, que
tenía templarios. Pero la Cuarta Cruzada fue el máximo exponente de hipocresía
de la Historia.
Con la
presencia cristiana en Tierra Santa relegada a una pequeña tira costera en el
Mediterráneo. Los enclaves sagrados para la cristiandad estaban en manos de
infieles, cosa que no podía tolerar el Papa Inocencio III, por lo que se
declara una nueva cruzada. El principal problema es que se había perdido el
tirón novedoso (¡la cuarta ya!) y el espíritu cruzado se estaba disipando.
Enrico Dandolo, Dux de Venecia, intentando poner su mejor cara de "yo-no-he-hecho-nada-jijiji"
Porque
los estados cristianos estaban más deseosos de partirse la cara entre ellos que
de recuperar los Santos Lugares: el Sacro Imperio Germánico estaba enfadado con
el Papado, Inglaterra y Francia se estaban haciendo la guerra los unos a los
otros, los reyes ibéricos suficiente tenían con Al-Ándalus y de los estados
italianos mejor no hablar.
Bueno,
Inocencio III termina convenciendo a un grupo de señores para que lleven a sus
soldados por Tierra Santa, Venecia sería la encargada del crucero por el
Mediterráneo. Pero resulta que cuando los cruzados llegaron a la ciudad de Venecia,
no traían dinero para pagar su pasaje en los barcos venecianos (iban a ganarse
el perdón divino, no a comprar souvenirs y por ende no traían mucho dinero). Se
quedaron acampados en los pantanosos terrenos venecianos mientras reunían la
exorbitada suma que pedían los venecianos (y algunas epidemias, ya de paso).
Los
venecianos, comerciantes como ellos solos, lograron poner salida a la encrucijada
en la que estaban: el ejército cruzado tomaría la ciudad de Zara para Venecia y
a cambio les aplazaban el pago del viajecito. El Papa, cuando oyó los planes de
los venecianos se llevó las manos a la cabeza: un ejército que tenía el elevado
cometido de peregrinar y reconquistar los lugares sagrados para la religión
católica iba a conquistar una ciudad en manos de cristianos católicos (en este
caso, húngaros).
Recorrido de "Venecia Cruceros" (disponibles descuentos para grupos de cruzados) en la Cuarta cruzada
De nada
sirvió que Inocencio excomulgara a aquellos que tomaran parte en la conquista
de Zara, nadie le prestaba atención ya. Era como el delegado de clase
intentando imponer orden entre una multitud ruidosa. La cruzada había perdido
el norte.
Un
emisario llegó a Zara con una ambiciosa proposición para los cruzados:
conquistar Constantinopla. Para el siglo XIII el Imperio Bizantino no era lo
que había sido anteriormente, era una especie de vieja gloria que recordaba los
tiempos en los que no había sido un don nadie. Las luchas internas entre Alejos
(porque si eras de la nobleza bizantina tenías un 90% de posibilidades de
llamarte Alejo) eran el pan de cada día.
Los
cruzados dejaron de ser cruzados y se convirtieron en mercenarios al servicio
de un aspirante al trono bizantino. Y los venecianos, que olían el dinero,
estuvieron de acuerdo ante las promesas de botín que les ofrecía el futuro
Alejo IV. Los mercenarios-cruzados
desembarcaron en Gálata y el emperador Alejo III (Alejos hasta en la sopa) huyó
de la ciudad con el rabo entre las piernas. Alejo (IV) sustituyó a Alejo (III)
pero no pudo cumplir lo que había prometido a venecianos y cruzados a pesar de
que se subieron los impuestos.
Según Delacroix la entrada de los cruzados en Constantinopla fue así. En mi imaginación sólo son un grupo de tíos en cota de malla corriendo de un lado a otro con grandes sacos.
La
avaricia de los cruzados hizo que la situación se convirtiera en insostenible.
Estalló una revuelta entre partidarios y detractores de los cruzados occidentales
que ganaron los detractores. Se coronó a Alejo V (vais pillando lo que he dicho
acerca de que todo quedaba entre Alejos ¿no?) como emperador y los cruzados
abandonaron la ciudad para quedarse agitando el puño amenazadoramente ante sus
murallas. Entretanto el bueno de Alejo IV era estrangulado en una oscura
mazmorra.
Inocencio
III se tiraba de los pelos en Roma mientras los venecianos, a las puertas de
Constantinopla, decidían que querían su botín. Los cruzados atacaron y
saquearon durante días la ciudad, poniendo en el trono a un emperador latino, y
volvieron s sus diferentes procedencias con el botín. Los venecianos se ganaron
la excomunión papal, pero consiguieron llenarse bien los bolsillos y expandir
sus fronteras.
La
Cuarta Cruzada empezó con buena voluntad y aspiraciones gloriosas, pero quedó
desmembrada por la avaricia y la ambición. La Cuarta Cruzada sería la última de
las grandes Cruzadas. La Cuarta Cruzada será la que deslegitime las
aspiraciones en Tierra Santa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario