Hubo una época en la que
Andalucía debió ser el caldo de cultivo de una civilización extraordinaria, una
época anterior a la PAC y los Fondos de Cohesión. Estamos hablando de la mítica
civilización de los Tartesos.
Pero, desgraciadamente, en buena
medida el pueblo tarteso es un mito historiográfico. Se identifica el “Tartessos”
de las fuentes grecolatinas con la Tarsis bíblica por eso de dar rimbombancia a
las raíces culturales españolas (ya sabes, si no apareces en la Biblia, no eres
nadie). Schulten creía que Tartessos eran una ciudad fundada por los tirsenos,
uno de los Pueblos del Mar que dieron mal a los egipcios por el 1200 a.C. y se
obsesionó de mala manera con la civilización tartésica.
La obsesión por encontrar una
civilización mítica no era nueva para el pueblo germano: Schliemann ya había
hecho lo mismo buscando la Troya de las leyendas, excavando con dinamita cuando
a veces se le acababa la paciencia. Otra cosa no, pero los germanos son un
pueblo obstinado y Schulten no quería quedarse detrás de su antecesor (llámalo
envidia, llámalo admiración) y quería encontrar algo por lo que hacerse famoso.
Adivina qué alemán murió sin encontrar lo que buscaba, pero completamente
seguro de que lo que había encontrado era la Tarsis bíblica.
¿Quién se va a tomar en serio una civilización cuyo idioma escrito es sospechosamente parecido al juego de la oca?
Sin embargo, las fuentes bíblicas
vinculan Tarsis con el Mar Rojo y a menos que mis conocimientos básicos de
geografía me induzcan a error, el Mar Rojo queda lejos de Andalucía. Algunos
investigadores han planteado la hipótesis de que “Tarsis” era una dominación
genérica para tierras ricas o desconocidas, por lo que Tarsis podría estar tanto
en España como en la India, sin ser localizaciones excluyentes. En la
actualidad, y para decepción del difunto Schulten, la identificación Tarsis =
Tarteso carece de validez.
Lo que hoy se piensa
mayoritariamente es que Tarteso era una cultura indígena pobre y atrasada. Los
colonizadores iniciaron contactos con ella en el siglo VIII a. C. el “periodo
orientalizante” de la cultura tartésica. Este cambio se apreciaría en el
desarrollo de la cerámica y la metalurgia avanzadas en cuestión de años en la zona
minera de Aznalcollar y Rio Tinto.
El eje fundamental de la
relaciones entre indígenas y fenicios fue la minería, sin conflictos armados
destacables. Los indígenas suministrarían metales preciosos a los fenicios,
quienes se asentarían en poco número para trabajar de intermediarios
comerciales. Esos mismos indígenas adoptarían rasgos de la cultura con la que
comerciaban, mucho más avanzada intelectualmente, creando la enigmática mezcla
cultural tartésica.
Argantonio, rey de los tartesos según las fuentes, luciendo un bikini de oro a juego con brazaletes y faja
Al desaparecer los fenicios de la
zona, los tartesos entraron en decadencia y la escritura que introdujeron los
fenicios sufrirá un retroceso provocando un vacio en las fuentes. O por lo
menos hasta que los romanos hablen de un pueblo en la misma zona denominado
“turdetanos” ¿coincidencia?
Por supuesto, si ves el Canal de
Historia o derivados, te dirán que el pueblo Tartesso era descendiente de los
atlantes o cosas peores. Pero es que si te dicen que eran descendientes de
colonizadores fenicios, puede que aunque sea históricamente correcto, no tiene
el tirón que tienen los marcianos o la mitología.
Y, desde luego, si eran
extranjeros venidos de la otra punta del Mediterráneo, todo el discurso del glorioso
esplendor español desde la noche de los tiempos queda destruido. Chupaos esa,
tergiversadores de la Historia.
¿Culturas avanzadas? Seguro que son ALIENS
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