Interludio bélico I: ¿Por qué nunca habrá un videojuego realista de la
Primera Guerra Mundial?
Imagina un juego en el que tu misión es
capturar una ciudad enemiga en el plazo de cuatro años y que resulte imposible.
Ningún videojuego puede recrear la impresión de ver un tanque por primera vez, ni la mortalidad de un ataque de gas
Imagina un juego en el que no puede mover
tropas sin que sean brutalmente eliminadas por las tropas enemigas.
Un juego de la Gran Guerra sería imposible de
crear, en el que el único recurso sean los propios soldados y que derroches
miles y miles de recursos en cada asalto. Imagina un juego en el que el
objetivo es esperar sentado a que se abra otro frente y se debilite la posición
de tus enemigos mientras ellos esperan lo mismo.
Y por supuesto manteniendo un
costoso ejercito que amenace con arruinar el país.
Imagina un juego que es imposible ganar
Interludio bélico II: El caballero de los mares
Os hablare de Heinrich von Nostitz und
Jánckendorff es una de las personas a las que más admiro. De verdad, sin
ironías.
Heinrich von Nostitz und Jánckendorff, para que le pongáis cara.
Es la prueba de que la guerra no solo puede
sacar lo peor del ser humano. Comandante de submarino, capitaneaba un U-Kreuzer (una bestia parda con muchísima
autonomía) ¿y qué hizo este buen hombre para ganarse mi respeto personal? Pues
avisar a os barcos que iban a torpedear y cuando la tripulación estaba a salvo
dentro del submarino como “prisioneros” hundirlo. Luego podían “liberar” a los
“prisioneros en la costa más cercana o avisar por radio a sus compatriotas para
que los fueran a recoger.
El sistema era el mismo: cañonazos al aire
como intimidación, subía un grupo de marineros alemanes a parlamentar, hacían a
todos los tripulante enemigos prisioneros y se los subían al submarino (o los
ponían en las barcas de salvamento) y posteriormente hundían el barco aliado.
El oficial alemán subió al puente y extendió la mano. Ciertamente era una forma peculiar de capturar un barco, pero parecía amigable y yo se la estreché. Aunque aun me aguardaban algunas sorpresas cuando comentó en un excelente inglés "siento hacerle esto, capitán, pero asi es la guerra. Saque a sus hombres lo mas rápidamente que sea posible. Vamos a hundir su barco". Parecía disculparse por capturarme y me dió la impresión de que estaba avergonzado de haber tomado solo un carguero pequeño en vez de un transporte.
Heinrich vos Nostitz es la prueba que se puede
llegar a infundir el pánico entre los enemigos sin dejar de ser caballeroso. En
todos casos los marineros capturados entablaban amistad con los alemanes,
compartiendo su comida, bebida y ocio como iguales.
Interludio bélico III: Farina
No me refiero a la farina que se suele ver en
Callejeros, me refiero al culmen de la ingeniería italiana.
Los italianos son famosos en el mundo entero
por tener un sentido del estilo más que correcto. Sin embargo las armaduras Farina
(llamada así porque estaba fabricada en el taller del ingeniero Ferruccio
Farina) eran, en el mejor de los casos, insoportables para el portador.
Os propongo que antes de mirar más abajo,
hagáis el esfuerzo imaginativo: Un soldado con un cubo en la cabeza y una
plancha de metal que le cubre las costillas y que encima lleva hombreras de
metal a juego. Las imágenes os dejaran sin palabras, de verdad.
Como podéis ver era una especie de equipamiento de rugby con un cubo para la cabeza. Todo en un práctico y ligero acero de hasta medio centímetro de grosor.
Insuperable este volumen cinco
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