domingo, 14 de abril de 2013

El domingo de Bouvines




Hoy es domingo así que… ¿Por qué no hablaros de un domingo que cambió la historia del panorama europeo?

Remontémonos a la Plena Edad Media, con las relaciones feudovasalláticas en pleno esplendor y como colofón de una serie de conflictos que construyeron la Baja Edad Media: las Navas de Tolosa (1212), Muret (1213) y, finalmente, Bouvines (1214). En primer lugar tenemos a una batalla entre musulmanes y cristianos pro el dominio de la Península Ibérica; en la segunda una batalla entre cátaros (muy herejes pero con un buen cristiano Pedro II defendiéndoles) y Bouvines, que ahora explicaré.

Están dormiditos, no muertos, ¿no veís que están a la sombra de unos arbolicos?

Si, aunque no me creáis las tres batallas tienen un fuerte componente religioso. En la primera es la lucha contra los infieles, en la segunda contra los herejes y la tercera es la lucha por ver si manda el Emperador Germanico o el tradicional Papa de toda la vida.

El Papa Inocencio III había coronado emperador a Otón IV a cambio de que renunciase a sus aspiraciones en Sicilia, sin embargo, Otón infringirá el acuerdo y a continuación será excomulgado. Las relaciones entre el Papado y el Imperio comenzaran a ponerse feas por esta pataleta.

Otón IV: qué porte, qué barba. qué de oros...

Por otra parte también existían tensiones entre Inglaterra y el Papado ya que Juan sin Tierra había embargado bienes eclesiásticos para venderlos a subasta, hecho que le granjearía la enemistad papal y la excomunión. Al estar excomulgado, el rey inglés se posicionaría en la órbita de Otón IV formando una especie de club de renegados religiosos que habían cabreado al Papa.

Además, las posesiones que tenía Inglaterra en el continente (en Aquitania y Normandía) le hacían vasalla del rey de Francia. Esta situación curiosa y artificial en la que un rey es vasallo de otro era fruto de las retorcidas redes feudovasalláticas que se habían creado en los siglos anteriores. Los reyes ingleses no habían llevado muy bien eso de la obediencia y así se habían ganado la enemistad de la monarquía francesa.

Caballeros rindiéndose a Felipe II de Francia mientras hacen malabares con espadas, o algo así.


Por todo ello, Bouvines es el desenlace de tensiones que llevaban tiempo gestándose por la culpa de la decadencia del sistema feudal: en el momento de la batalla muchos señores incumplieron sus deberes feudales y cambiaron a las filas del enemigo en busca de más beneficios, así, a la rastrera.

Felipe II: Cabeza barbada, ahora eres mi prisionera.
Cabeza barbada: Faltaría más, me has vencido en ese concurso de pulsos, pero iré en litera.
Felipe II:  Que así sea, pero compartida con la otra cabeza menos barbada a la que he ganado en una carrera.

La batalla de Bouvines es una parte del plan diseñado por Otón IV para acabar con el poder de Francia y a continuación, como quién no quiere la cosa, del Papado. Inicialmente los ingleses de Juan sin Tierra tenían que vencer a los franceses en el oeste, manteniendo a parte del ejército francés entretenido, para que Otón pudiera atacar por el este a un ejército francés dividido en dos frentes. Sin embargo Juan fue derrotado y las fuerzas francesas pudieron unirse al mando del rey Luis de Francia para hacer frente a Otón en Bouvines. Guerra de dos frentes, Alemania, Francia… todo esto me resulta retorcidamente divertido desde la óptica de una persona del siglo XXI.

¿Idealización? para una batalla que ganan los franceses contra los alemanes, déjalos que disfruten.

Bouvines marca un antes y un después para la historia. Triunfan la dinastía francesa de los Capetos, se derrota a la amenaza germánica, se eliminan los intentos ingleses en de consolidarse en el continente y comienza la hegemonía de Francia en Europa. El mundo feudal llegaba a su fin y la monarquía dinástica iba cobrando protagonismo.

Bonus: imagen ochentera (como mínimo) para ver con esas deplorables gafas de 3D rojo/azul.


Las tres batallas que configuraron Europa:


No hay comentarios:

Publicar un comentario