¿Qué nos viene a la mente cuando leemos el
término “Edad Media”? Las respuestas coinciden en su mayoría con el concepto y características
de Edad Media que nos han inculcado durante años: pobreza, barbarie, grisura,
enfermedad, incultura, etc. En general nos hablan de un periodo oscurantista y
atrasado, pero ¿realmente fue así?
Numerosas personas pasan al lado de grandes
monumentos medievales sin identificarlos como tales: hordas de turistas
japoneses -cámara de fotos en mano-fotografían el impresionante Mont
Saint-Michel, por ejemplo, sin pensar en la plenitud medieval. Pero no hay que
irse tan lejos: en Aragón tenemos San Juan de la Peña, la iglesia de Santa Cruz
de la Serós o la ignorada catedral de San Salvador de Zaragoza. La misma
barbaridad se repite en Al-Ándalus con edificios como la Mezquita de Córdoba o
la Alhambra de Granada. La Edad Media es el único periodo histórico en el que a
pesar de su pregonado retraso, se construían preciosas catedrales aún
admiradas.
Claro ejemplo de barbarie románica
El término “Renacimiento” fue acuñado por
primera vez por Giorgio Vasari en el s. XVI. Esa acepción no puede ser más
exacta, ya que en esos tiempos lo único que ocurre es que los cánones de arte
clásicos renacen. Durante el románico -y en menor medida durante el gótico- se
tacha a los artistas de torpes e inhábiles, cuyos trazos son pueriles e
inexactos. Bien, esa época, sin escalas pictóricas ni profundidades, no supone
más que un cambio en la mentalidad de los artistas. Un cambio hacia un arte más
funcionalista y menos perfecto en el que se prima la expresividad ante el
dibujo. ¿Qué dirán dentro de mil años cuando estudien y analicen un Picasso?
¿Acaso tacharán al pintor de “torpe” e “inhábil”? ¿Pensarán que la época en la
que vivimos es acaso una “Edad Media” que supone una vuelta atrás en los
cánones artísticos conseguidos? Sinceramente espero que no. Me gusta el arte
abstracto.
Con cosas como esta comprendes por qué los reyes medievales querían ser la continuación del glorioso Imperio Romano
Cuando por ejemplo veo alguna muestra de arte
románico, no digo “vaya, parece que el
constructor era un patán y por eso no ha sabido hacerlo bien” más bien me
pongo el monóculo de analizar y pienso “la
sobriedad y funcionalidad de este sitio es soberbia”. Del mismo modo, una
fachada barroca no me parece “el súmmum
de la exquisitez arquitectónica” por su abigarramiento de ornamentos y
siempre me pregunto si son necesarias (o por lo menos importantes para la
estructura del edificio) tantas y superficiales decoraciones. No me malinterpretéis,
Bernini y Borromini me parecen excelentes artistas, pero no me veréis
quitándoles méritos para que mi querido románico luzca mejor: cada uno se
merece su mérito y prestigio.
Dejando
atrás el arte (un mundo repleto de controversia perpetua) podríamos centrarnos
ahora en la guerra. Del mismo modo que aunque hayan tenido lugar las dos
grandes Guerras Mundiales, no se puede
decir que el siglo XX haya sido enteramente de guerras -¿ignoraríamos los grandes logros e inventos como internet, la penicilina o la carrera
espacial?- no se puede juzgar ni estereotipar algo mucho más amplio como es la
Edad Media -que dura aproximadamente 1000 años- por conflictos bélicos como las
Cruzadas. Y eso que hay tantas guerras
librándose hoy en día en países remotos de África: no las guerras “limpias” a
las que estamos acostumbrados a ver en televisión, sino auténticas masacres
étnicas perpetuadas a machetazos como en la tristemente célebre Sierra Leona.
Pensemos ahora en los vikingos, a los que todo el mundo tiene conceptuados como
bárbaros sedientos de sangre, y que se convierten en abuelitas que hacen
calceta comparados con algunos monstruos actuales.
Excepto el Caballero Negro, el Caballero Negro es una máquina de matar.
También
podemos encontrar el tópico de que la Edad Media es una época de incultura, en
la que saber leer y escribir era algo reservado a las élites y eso es cierto,
pero si nos remontamos a la España de hace 150 años, seguramente nos
encontraríamos ante un panorama similar en cualquier pueblo: los que supieran
leer y escribir probablemente serían el párroco, el médico si lo hubiese, el
maestro y el cacique de turno. El campesino medio no
tenía ni tiempo ni interés para otras cosas que no fueran su propia
supervivencia y la de su familia.
Otro
aspecto que asociamos con la Edad Media es la suciedad y la carencia de
higiene. Es verdad que las ciudades eran hediondas, como lo puede ser cualquier
hacinamiento de humanos -hoy en día no tenemos basura orgánica en las calles,
la hemos cambiado por algo menos antiestético y más invisible a los ojos, que
no a sus efectos, como es la polución-. Es cierto que la gente se duchaba poco
(aunque probablemente más de lo que nos pensamos, ojo), pero a mí también me
daría pereza tirarme un par de cubos de agua por encima en pleno mes de enero y
sin calefacción. Sin embargo podemos constatar el gusto por los perfumes y
esencias que se aplicaba la gente para oler bien, además de riquísimos objetos
para la higiene personal de los nobles, por lo que el concepto de higiene no
era del todo desconocido para ellos.
Las justas hoy en día ya no son lo que eran
“La Edad Media es un periodo de brujería”,
dice muy a menudo la gente. Magia y hechicería existían, obviamente. Cuando las
personas no pueden concebir respuestas a determinados dilemas, buscan otras
formas de justificarlos: unos recurren a la fe, otros lo intentan por medio de
la ciencia (unas veces se aproximan e incluso lo consiguen), y un tercer grupo
acude a lo paranormal: Pitonisas que son capaces de ver cosas impresionantes en
su bola de cristal, adivinas que leen el futuro en las cartas, o hechiceros capaces de curar con el poder de
su mente. Todos ellos han dejado de habitar cabañas perdidas en el monte llenas
de telarañas, abandonando caldero y escoba para ocupar de madrugada canales
enteros de dudosa utilidad en la televisión actual.
Podría
desgranar uno a uno los tópicos que encontramos en el ciudadano de a pie; eso
sería lo justo para restaurar el honor de todas esas personas que vivieron en el
medievo, sin embargo creo que redundaríamos en una cuestión que ya sabemos: la
Edad Media como tal, según la tiene conceptuada la mayoría de la gente, nunca
existió.
Ah, y dicho sea de paso, Feliz Año Nuevo.
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