domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Existió realmente la Edad Media?



¿Qué nos viene a la mente cuando leemos el término “Edad Media”? Las respuestas coinciden en su mayoría con el concepto y características de Edad Media que nos han inculcado durante años: pobreza, barbarie, grisura, enfermedad, incultura, etc. En general nos hablan de un periodo oscurantista y atrasado, pero ¿realmente fue así?

Numerosas personas pasan al lado de grandes monumentos medievales sin identificarlos como tales: hordas de turistas japoneses -cámara de fotos en mano-fotografían el impresionante Mont Saint-Michel, por ejemplo, sin pensar en la plenitud medieval. Pero no hay que irse tan lejos: en Aragón tenemos San Juan de la Peña, la iglesia de Santa Cruz de la Serós o la ignorada catedral de San Salvador de Zaragoza. La misma barbaridad se repite en Al-Ándalus con edificios como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada. La Edad Media es el único periodo histórico en el que a pesar de su pregonado retraso, se construían preciosas catedrales aún admiradas.

Claro ejemplo de barbarie románica


El término “Renacimiento” fue acuñado por primera vez por Giorgio Vasari en el s. XVI. Esa acepción no puede ser más exacta, ya que en esos tiempos lo único que ocurre es que los cánones de arte clásicos renacen. Durante el románico -y en menor medida durante el gótico- se tacha a los artistas de torpes e inhábiles, cuyos trazos son pueriles e inexactos. Bien, esa época, sin escalas pictóricas ni profundidades, no supone más que un cambio en la mentalidad de los artistas. Un cambio hacia un arte más funcionalista y menos perfecto en el que se prima la expresividad ante el dibujo. ¿Qué dirán dentro de mil años cuando estudien y analicen un Picasso? ¿Acaso tacharán al pintor de “torpe” e “inhábil”? ¿Pensarán que la época en la que vivimos es acaso una “Edad Media” que supone una vuelta atrás en los cánones artísticos conseguidos? Sinceramente espero que no. Me gusta el arte abstracto.

Con cosas como esta comprendes por qué los reyes medievales querían ser la continuación del glorioso Imperio Romano

Cuando por ejemplo veo alguna muestra de arte románico, no digo “vaya, parece que el constructor era un patán y por eso no ha sabido hacerlo bien” más bien me pongo el monóculo de analizar y pienso “la sobriedad y funcionalidad de este sitio es soberbia”. Del mismo modo, una fachada barroca no me parece “el súmmum de la exquisitez arquitectónica” por su abigarramiento de ornamentos y siempre me pregunto si son necesarias (o por lo menos importantes para la estructura del edificio) tantas y superficiales decoraciones. No me malinterpretéis, Bernini y Borromini me parecen excelentes artistas, pero no me veréis quitándoles méritos para que mi querido románico luzca mejor: cada uno se merece su mérito y prestigio.

Dejando atrás el arte (un mundo repleto de controversia perpetua) podríamos centrarnos ahora en la guerra. Del mismo modo que aunque hayan tenido lugar las dos grandes Guerras Mundiales,  no se puede decir que el siglo XX haya sido enteramente de guerras -¿ignoraríamos  los grandes logros e inventos  como internet, la penicilina o la carrera espacial?- no se puede juzgar ni estereotipar algo mucho más amplio como es la Edad Media -que dura aproximadamente 1000 años- por conflictos bélicos como las Cruzadas. Y eso que hay  tantas guerras librándose hoy en día en países remotos de África: no las guerras “limpias” a las que estamos acostumbrados a ver en televisión, sino auténticas masacres étnicas perpetuadas a machetazos como en la tristemente célebre Sierra Leona. Pensemos ahora en los vikingos, a los que todo el mundo tiene conceptuados como bárbaros sedientos de sangre, y que se convierten en abuelitas que hacen calceta comparados con algunos monstruos actuales.

Excepto el Caballero Negro, el Caballero Negro es una máquina de matar.

También podemos encontrar el tópico de que la Edad Media es una época de incultura, en la que saber leer y escribir era algo reservado a las élites y eso es cierto, pero si nos remontamos a la España de hace 150 años, seguramente nos encontraríamos ante un panorama similar en cualquier pueblo: los que supieran leer y escribir probablemente serían el párroco, el médico si lo hubiese, el maestro y el cacique de turno. El campesino medio no tenía ni tiempo ni interés para otras cosas que no fueran su propia supervivencia y la de su familia.

Otro aspecto que asociamos con la Edad Media es la suciedad y la carencia de higiene. Es verdad que las ciudades eran hediondas, como lo puede ser cualquier hacinamiento de humanos -hoy en día no tenemos basura orgánica en las calles, la hemos cambiado por algo menos antiestético y más invisible a los ojos, que no a sus efectos, como es la polución-. Es cierto que la gente se duchaba poco (aunque probablemente más de lo que nos pensamos, ojo), pero a mí también me daría pereza tirarme un par de cubos de agua por encima en pleno mes de enero y sin calefacción. Sin embargo podemos constatar el gusto por los perfumes y esencias que se aplicaba la gente para oler bien, además de riquísimos objetos para la higiene personal de los nobles, por lo que el concepto de higiene no era del todo desconocido para ellos.

Las justas hoy en día ya no son lo que eran

La Edad Media es un periodo de brujería”, dice muy a menudo la gente. Magia y hechicería existían, obviamente. Cuando las personas no pueden concebir respuestas a determinados dilemas, buscan otras formas de justificarlos: unos recurren a la fe, otros lo intentan por medio de la ciencia (unas veces se aproximan e incluso lo consiguen), y un tercer grupo acude a lo paranormal: Pitonisas que son capaces de ver cosas impresionantes en su bola de cristal, adivinas que leen el futuro en las cartas,  o hechiceros capaces de curar con el poder de su mente. Todos ellos han dejado de habitar cabañas perdidas en el monte llenas de telarañas, abandonando caldero y escoba para ocupar de madrugada canales enteros de dudosa utilidad en la televisión actual.

Podría desgranar uno a uno los tópicos que encontramos en el ciudadano de a pie; eso sería lo justo para restaurar el honor de todas esas personas que vivieron en el medievo, sin embargo creo que redundaríamos en una cuestión que ya sabemos: la Edad Media como tal, según la tiene conceptuada la mayoría de la gente, nunca existió.

 Ah, y dicho sea de paso, Feliz Año Nuevo.



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